Probablemente nunca antes hayas escuchado hablar de la disciplina positiva o desconozcas su significado real. En este post vamos a explicar en qué consiste, cuáles son sus principios básicos y cuáles son los beneficios que reportan en la educación de los niños. Así que sigue leyendo y descubre todo lo que necesitas saber sobre la disciplina positiva en las aulas.
¿Qué es la disciplina positiva?
La disciplina positiva es el método educativo que se basa en estrategias de interacción positiva con los niños. Pone el foco en el educador evitando educar a los menores con elementos como los gritos y los castigos, sino a través a de herramientas como la responsabilidad, la actitud colaborativa y un mayor autoconocimiento de ellos mismos. De esta forma son capaces de aplicar autodisciplina en su comportamiento.
Padres, madres y educadores toman conciencia, gracias a la disciplina positiva, del porqué de ciertas actitudes, conductas y emociones de los niños y aprenden a actuar en consecuencia de forma que se favorezcan cambios en el comportamiento que sean perdurables en el tiempo y que utilice para gestionar sus emociones el resto de su vida. Además, puedes encontrar todo sobre la disciplina positiva en este enlace si necesitas más información.
Principios en los que se basa la disciplina positiva
La disciplina positiva se basa en principios como son:
Trato con amor
Trasladar a los niños que se les quiere por quien son independientemente de su comportamiento porque son piezas clave en sus familias.
Asertividad con amabilidad
El educador debe ser firme y asertivo cuando sea necesario sin caer en el autoritarismo ni en los castigos. Debe tener la capacidad de limitar conductas de forma amable y agradable.
Empatizar desde el respeto
El educador debe empatizar con el menor para entender sus dudas, miedos e inseguridades sin juzgar su comportamiento. Solo así entenderemos por qué se bloquea en ocasiones o porque se enfada en algunos momentos.
Descubrir al niño
Hay que conocer a cada niño conectando con él y descubriendo que es lo que les gusta, lo que les apasiona, aquello que le preocupa o lo que llega a aburrirle. Así el educador se gana su confianza.
Libertad, con rutinas y orden
El niño debe sentirse en libertad para poder desarrollarse como ser humano y como parte de su comunidad. Pero esto no implica que no se pauten ciertas rutinas en su día a día, ya que les aportan seguridad y calma frente a la inseguridad y la confusión del libre albedrío.
Aprender de los errores
Los niños se equivocan y aprenden de sus errores en su proceso de aprendizaje. Errando se avanza y se aprende y no se debe castigar en respuesta a un error, puesto que estaremos limitando su capacidad de experimentación con el mundo que le rodea.
Vigilar su autoestima
El educador debe lograr que el niño disfrute de una autoestima saludable, que se quieran y que se gusten tal y como son. Es algo que le acompañará el resto de su vida y debe ser uno de los mayores esfuerzos a realizar dentro de la disciplina positiva.
Evitar la sobreprotección
Es importante no sobreproteger a los niños para que tengan la capacidad de encontrar soluciones con sus propios recursos.
Fomentar la participación
Los niños deben implicarse, cooperar entre ellos y participar activamente en sus tareas. Es la mejor forma de fomentar la participación y el aprendizaje sin que ellos mismos se den cuenta.
Beneficios de la disciplina positiva
La disciplina positiva trae consigo beneficios como una educación sin castigos y sin gritos en los centros educativos y ya hemos visto que esto impacta en su autoestima y en la confianza que tienen en sí mismos. Pero además debemos destacar otros beneficios, como el hecho de que el niño se sienta valorado, que se sienta importante y que se capaz de ejercer un autocontrol sobre su comportamiento.
La disciplina positiva es la mejor forma de que aprendan normas y habilidades sin castigos de por medio a la vez que asimilan valores positivos que utilizarán el resto de sus vidas.