El evento Motores del Cambio, organizado por Educaria, destacó en su cuarta edición titulada «Sentipensar», la interrelación entre emoción y aprendizaje. Una jornada que inspiró a los representantes de más de 500 instituciones educativas, patronales, medios de comunicación y empresas del sector asistentes a reimaginar el sistema educativo.
Luces apagadas y auditorio expectante ante la vibrante actuación de la Escuela de Danza del Colegio Zola de Villafranca, dirigida por Esther Racero. Un comienzo que ya avanzaba la esencia de «sentipensar»: pensar con el corazón y sentir con la mente.
“Sentipensar” abordó diversos desafíos que enfrenta la comunidad educativa, tales como los cambios legislativos, los resultados en evaluaciones del sistema (como PISA), la baja natalidad, y la salud mental de los jóvenes en la era post-COVID. También se trataron los retos tecnológicos y sociales, incluyendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Se enfatizó la importancia de que las escuelas sean capaces de innovar y ofrecer soluciones creativas, incluso en contextos complejos. Antonella Broglia, reconocida por su experiencia en innovación social, fue la encargada de conducir del encuentro. “En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente, es esencial no perder de vista la importancia del bienestar emocional y la convivencia positiva en las escuelas”, subrayó Broglia.
Desde París, representantes de la UNESCO destacaron la relevancia de la educación holística y presentaron su iniciativa Escuelas Felices. «Los alumnos felices aprenden mejor –y siguen aprendiendo– y los profesores felices enseñan mejor –y siguen enseñando», afirmó Juliette Norrmén-Smith. Esta filosofía, promovida por la UNESCO, resuena con la necesidad de crear entornos escolares que fomenten tanto la felicidad como el logro académico.
Escuelas sentipensantes
“Alameda Convive y sus alumnos ayudantes” es el programa estrella del Colegio Alameda International School, un centro con varios premios en este campo que cuenta con otros múltiples programas para el bienestar emocional, como el Observatorio de la Convivencia o el Banco de la Amistad, y que ha transformado los servicios de orientación en espacios abiertos y accesibles. “Lo que pasa en mi colegio no es normal”, así comenzaba explicando Esther Herranz, coordinadora de Bienestar de Alameda, la enorme implicación de alumnado y profesorado en ese cuidado emocional de toda la comunidad educativa. En concreto, en el programa “Alameda convive” son los alumnos ayudantes los que, elegidos por sus compañeros y previamente formados en gestión de conflictos, habilidades emocionales, capacidades de ayuda, etc. observan y ayudan a detectar situaciones de riesgo y prevenirlas. “Nos encanta ver cómo lo hacen, su ilusión, alegría y voluntad” contó Esther.
Otra institución educativa enormemente implicada con el cuidado emocional son los Colegios Zola. Pioneros en la gestión socioemocional, llevan más de 15 años de evolución hacia el desarrollo del pensamiento emocional como base del aprendizaje. En este tiempo han enfrentado retos como la resistencia al cambio y el miedo al autoconocimiento, que, en palabras de Patricia Barranco, Directora del Colegio Zola Las Rozas, «es fundamental superar para crear entornos educativos más humanos y comprensivos». Con su programa de pensamiento emocional han contribuido a crear un ambiente propicio para el crecimiento personal y académico de cada individuo. “Ser educadores para la vida solo es posible si se trabaja ese pensamiento emocional que nos hace diferentes, únicos y especiales” afirmaba Barranco. Y así han conseguido formar alumnos comprometidos y respetuosos con el entorno, pero sobre todo con ellos mismos.
Para recorrer este camino ha sido fundamental que todos los miembros de la comunidad educativa aprendan a entender sus propias emociones, ser capaces de gestionarlas y expresarlas. Y es que, para ayudar al alumnado a un desarrollo pleno, es necesario que familias y profesorado sientan también ese equilibrio. Esta idea está muy presente en el programa de la Federación de Ikastolas. “Como educador yo soy modelo” destacó Zigor Ibarzabal, Director de Educación de la Federación.
Partiendo de esta reflexión, la Federación de Ikastolas ha evolucionado del “Perfil de salida del alumno” hacia el «Modelo de Persona». Un modelo que es común a todos los miembros de la comunidad educativa y que se centra en el autoconocimiento y las habilidades sociales. «Están cambiando las relaciones profesor-alumno, yendo desde el territorio académico al territorio humano», subrayó Ibarzabal. Con 114 centros en el País Vasco, Navarra y Francia, la Federación de Ikastolas promueven una nueva mirada más allá de lo académico, destacando la importancia de aprender a ser uno mismo y a vivir con los demás.
Y es que “los docentes pueden decidir también cosas en los coles”, afirmaba Ignacio Loyola del Torán, de la comisión Nacional de Salesianas, Hijas de María Auxiliadora. A través del trabajo con Metodologías Ágiles (Agile) durante las horas no lectivas, en esta institución educativa han transformado la mentalidad docente hacia un modelo más flexible, mejorando el clima y el bienestar escolar. “Agile habla de personas que sienten, de personas con personas y de personas proactivas para el cambio del mundo”, responde Ignacio ante la pregunta de por qué Agile es Sentipensar. Actualmente están aplicando esta metodología en 2 de los 50 centros educativos que componen la red de Salesianas en España.
«Escuelas que Cuidan» es el modelo al que se dirige Escuela Excelente y que presentó su Presidente Emilio Fernández: «Las escuelas deben ser lugares donde se cultiven tanto el intelecto como el corazón, promoviendo una educación integral que abarque todas las dimensiones del ser humano». Esta asociación con 33 centros educativos promueve proyectos la calidad y excelencia en la enseñanza. “Escuelas que cuidan” busca irradiar los valores que se cultivan a la sociedad, y está vertebrado por tres áreas: sostenibilidad, cuidado e impacto. “Queremos que la escuela sea agente transformador del cambio” comentó Emilio, destacando además que es muy importante que los ayuntamientos se impliquen con las escuelas en esa transformación del barrio.
Pero no sólo las personas pueden sentipensar. También la arquitectura. Y así lo confirmó el Colegio Reggio, demostrando que el diseño del espacio educativo influye en el bienestar y el aprendizaje de los estudiantes. “La experiencia, la relación y el asombro constituyen los pilares de nuestro proyecto pedagógico y son la base del proyecto arquitectónico” explicó Carola Di Marco, Coordinadora de formación. “El espacio educa y provoca que pasen cosas”. El bosque, el entorno natural, la biblioteca como lugar de paso, el ágora, la transparencia o la distribución vertical son algunos de los elementos del edificio que acompañan a su pedagogía. Pero en Reggio también buscan que el espacio ayude al profesorado a preguntarse cosas “Es un espacio de formación continua y transformación constante” apuntó Beatriz Ituero, que también explicó cómo realizan un trabajo en triángulo: familia-equipo-alumnado para cuidar la parte social y emocional.
Innovar para mejorar la escuela
La jornada cerró con una reflexión conjunta sobre la necesidad de una educación más humana y empática, que prepare a los estudiantes no solo para el éxito académico, sino para ser ciudadanos responsables y emocionalmente inteligentes. La iniciativa de Educaria demuestra que, aunque la tecnología es una herramienta poderosa, el verdadero motor del cambio en la educación reside en las personas y en su capacidad para sentir y pensar de manera conjunta. Una inspiración para animar a todos los educadores a continuar buscando formas de innovar y mejorar el entorno educativo.
La iniciativa Motores del Cambio tiene como objetivo generar espacios donde se conversa hacia dónde va la educación bajo el prisma de la innovación, que sirvan de inspiración a la comunidad educativa en general, y donde se genere conocimiento compartido.
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