Ya hace tiempo, pero es el origen de este texto, los resultados del informe PISA generaron una avalancha de valoraciones un poquito exageradas y en muchas ocasiones desconcertantes. Se quiso buscar el culpable o la causa de los bajos rendimientos del alumnado en matemáticas y lengua. Es cierto que cada vez que aparece un informe suele pasar una cosa parecida, pero en esta ocasión, en la búsqueda de culpables, emergieron valoraciones que parecen responder a una oposición a modelos pedagógicos o didácticos desplazados con las ultimes leyes educativas o con las frecuentes tendencias innovadores en la educación. En esta ocasión se dijo que la causa es la proliferación de los proyectos, la focalización de la actividad del aula en la educación emocional, la excesiva atención a la diversidad de todo tipo, los trabajos cooperativos, la falta de disciplina al aula, y un etcétera muy largo.
No negaremos que los cambios continuos de leyes educativas y las continuas innovaciones y propuestas de todo tipo, trasladadas a los centros, favorece esta dispersión en la hora de buscar las causas. Es cierto que, aproximadamente en la última década, parece haberse dado un sesgo en la priorización de metodologías o dinámicas pedagógicas centradas en la diversidad, la conflictividad, las emociones, las interrelaciones, la participación, etc., que los y las docentes sabemos que son inherentes a la actividad de aula interactuando con los aprendizajes curriculares. Digamos que por imperativo de los contextos. La experiencia nos demuestra que lo que aprende y como aprende el alumnado depende de muchas variables, entre ellas las anteriores, y que no solo depende del tipo de metodología que se use como se ha insinuado muchas veces. Aunque, también es sabido que con algunas metodologías se aprenden más que con otras sin que esto quiera decir que sean excluyentes. Trabajar por proyectos, aprender haciendo, no supone que no se pueda impartir una clase magistral o se realicen actividades individuales de aprendizaje.
Además de la metodología o del enfoque educativo del centro, sin olvidar su posible divergencia con las pruebas estandarizadas de medición de niveles, el rendimiento o resultados en las pruebas tiene que ver con múltiples factores. Desde las políticas educativas, los currículums, los proyectos priorizados, la organización de los centros, los recursos disponibles, las ratios alumnado/profesorado o la formación y adecuación del profesorado, hasta el nivel socioeconómico de las familias y de sus contextos o la diversidad cultural y lingüística del alumnado y de sus familias, entre otras. Es decir, múltiples factores y variables que responden a una concepción sistémica de la educación más allá de los resultados relativos en algunas materias. Solo comentaremos algunos de ellos.
Decía que los contextos condicionan en gran medida los aprendizajes. Los diferentes elementos que conforman los contextos intervienen en la definición de los proyectos del centro educativo y en el aprendizaje del alumnado. La diversidad cultural y lingüística de las comunidades de pertenencia, con sus tradiciones y valores. El entorno familiar y su estructura, su nivel socioeconómico y la disponibilidad de recursos o las expectativas y aspiraciones respecto a la educación de los hijos, todo esto condiciona en gran medida su aprendizaje. No menos importante son los recursos y apoyos de la comunidad y de la administración local que también puede facilitar el aprendizaje y el éxito educativo.
Los proyectos educativos, en los cuales se definen las señales de identidad del centro, los objetivos, las prioridades, las líneas metodológicas y la concreción en el desarrollo del currículum tendrán que recoger en muchos de los ámbitos educativos las características o elementos apuntados del contexto del centro. En su desarrollo se perfilarán aspectos como la estructura organizativa, su flexibilidad, la asignación de responsabilidades y el liderazgo vertical u horizontal por competencias, el clima escolar y el sentido de comunidad y la gestión de recursos económicos y educativos. O concreciones de tipo más pedagógico como la participación real del profesorado en todos los ámbitos, los proyectos pedagógicos a desarrollar, el trabajo en equipo, la colaboración e intercambio de experiencias entre el profesorado, la formación permanente del profesorado, o la participación de la comunidad escolar. Todo esto tendrá una gran influencia en los niveles y calidades del aprendizaje del alumnado.
Otros aspectos apuntados como causantes y de gran relevancia en los procesos de aprendizaje y en los resultados podrían ser la atención a la motivación, los procesos para construir conocimiento critico a partir de la información, o la gestión de las emociones. Todo el alumnado no tiene los mismos intereses ni aprende de la misma forma. Estamos de acuerdo que la motivación, fundamental y también multifactorial, puede venir por diferentes factores como la proximidad o actualidad de los temas, los conocimientos previos, la percepción de su dificultad, la metodología y actividades de aprendizaje previstas, las técnicas y los materiales a utilizar o por la posible utilidad y aplicación del aprendido. También por el nivel de participación e implicación del alumnado en el proceso de aprendizaje y esto tiene mucho que ver con la metodología que se utilice.
Las emociones siempre están interactuando en el centro y en cualquier actividad educativa. Pueden influir y condicionar a nivel personal la atención, la motivación, el procesamiento de información y la predisposición al aprendizaje, además de determinar las relaciones interpersonales y dinámicas en las aulas que sabemos pueden ser bastante concluyentes. Por eso es necesario reconocer y valorar su incidencia e intervenir para crear entornos y condiciones educativas que fomenten el bienestar emocional.
A veces, con el acceso fácil a infinidad de fuentes y volúmenes ingentes de información que nos permite la tecnología, se suele equiparar la obtención y acumulación de información con la consolidación de aprendizajes y de conocimientos. Actualmente el reto es gestionar toda la información a la cual tenemos acceso. El conocimiento supone, a grandes rasgos, que la información se tiene que entender, relacionar, contextualizar, contrastar con otras perspectivas, seleccionarla y validarla y darle significado relacionando con los conocimientos previos, seleccionarla, validarla, reelaborarla, debatirla argumentalmente y aplicarla en diferentes situaciones. Es decir, seguir un proceso de construcción crítica de conocimiento que va más allá de la obtención, memorización y reproducción de la información obtenida por varios canales.
Cómo se ha comentado no hay una metodología única y excluyente y los resultados en los niveles de aprendizaje dependen de muchos más factores, algunos con mayor determinación como pueden ser los contextos, los recursos o la formación. Está comprobado que el alumnado, y en general todos como aprendices permanentes, solemos aprender con mayor motivación y satisfacción, y con mayor consolidación de conocimientos, cuando hay reelaboración de la información y cuando hay interacción, cooperación, práctica, experimentación, comunicación y aplicación del aprendido. Por eso las metodologías de aprendizaje/enseñanza activas y cooperativas, las que fomentan la reflexión, la experimentación, la argumentación; las metodologías de aprendizaje basado en proyectos o en la resolución de problemas o situaciones contextualizadas, facilitan la construcción y consolidación de aprendizajes y conocimientos mejor que las transmisivas, sin que esto quite que estas últimas puedan ser complementarias o formen parte del desarrollo de las anteriores.
Y podemos afirmar que, por todos los dinamismos que comporta, las metodologías activas son las más adecuadas para la educación o construcción de valores, digamos universales. Valores que se tienen que construir para formar ciudadanos que ayuden a transformar y construir una sociedad más justa, igualitaria y respetuosa con el planeta, porque esta es la alternativa a la cual siempre se recorre ante los problemas e injusticias que el mismo sistema va generando. La educación es la base, la solución de todo.