Con el aprendizaje servicio todos los participantes salen ganando. La educación siempre produce resultados positivos, pero en el caso del aprendizaje servicio todos los actores implicados obtienen abundantes beneficios formativos, institucionales y sociales.
El aprendizaje servicio es una metodología educativa que combina aprendizajes curriculares –y también vitales– con actividades de servicio a la comunidad. Recordemos un par de ejemplos. Atendiendo a una llamada del Banco de Sangre, un grupo clase prepara una campaña de promoción de la donación de sangre que lanzarán en su barrio. Para desarrollarla aprenderán elementos de comunicación publicitaria, recibirán información adecuada a su edad sobre la sangre y las transfusiones, y se darán cuenta del componente altruista con el que trabajan los bancos de sangre.
Durante una excursión, un grupo scout detecta el mal estado en el que se encuentra un refugio de montaña y deciden dedicar buena parte de la actividad del año a su recuperación. Se informan sobre su origen y características, planifican técnicamente la intervención, piden los permisos necesarios y, paso a paso, van realizando las mejoras previstas.
Dos ejemplos entre muchos otros. En todos ellos las personas e instituciones participantes obtienen beneficios que a simple vista no son del todo perceptibles. Ganan los receptores del servicio y también los jóvenes que lo ofrecen, ganan los centros educativos y las entidades sociales que abren espacios de actividad, y ganan las administraciones locales y el conjunto de la sociedad. Como decíamos, todos salen ganando.
Veamos la primera pareja: los receptores y los donantes del servicio. Los receptores directos de la intervención de los jóvenes reciben una ayuda que les beneficia y que les servirá para mejorar su situación. Pero también tienen la oportunidad de agradecer a los jóvenes la acción de ayuda, de reconocer su esfuerzo y de darles las gracias. Contribuyen también a la formación de los chicos y chicas en la medida en que refuerzan positivamente su comportamiento. Los receptores del servicio se convierten en formadores ocasionales de los jóvenes.
Por su parte, los donantes del servicio tienen en sus manos la posibilidad de transformar el mundo, en un espacio limitado y a pequeña escala, pero pueden vivir la experiencia de cambiar las cosas. Una vivencia que les puede llenar de legítimo orgullo y les puede trazar un camino que oriente su futuro. Los prepara para ser ciudadanos participativos. Por otra parte, quien aporta algo a su comunidad se convierte en miembro, se integra y se siente parte de ella con todas sus consecuencias. Quien aporta a la comunidad queda incluido, aprende a convivir, se socializa y además configura su identidad. Y, por último, quien participa en la acción de servicio adquiere multitud de competencias. No podemos olvidar que el aprendizaje servicio es una metodología con un fuerte componente curricular.
La segunda pareja de actores protagonistas en una actividad de aprendizaje servicio está formada por las instituciones: los centros educativos y las entidades sociales. Ambas realizarán mejor su misión si participan de una experiencia de aprendizaje servicio. La escuela ofrece una actividad curricular que contribuye decisivamente al desarrollo personal y a la formación como ciudadanos de su alumnado. Por su parte, las entidades sociales reciben una cantidad de trabajo voluntario de los jóvenes que también les permitirá realizar mejor su misión cívica, paliar una necesidad de la sociedad que no está suficientemente satisfecha.
Pero, además, los centros educativos se abren a la influencia de la sociedad, se dejan enriquecer por las ideas y los problemas que les llegan desde el exterior y se convierten así en centros con una mejor calidad educativa. Y, por tanto, es fácil que sean más valorados y reconocidos desde su entorno social. Por su parte, las entidades también ganan en la medida que entran en los centros educativos aportando una propuesta de gran utilidad formativa, ganan en capilaridad e impregnan con sus objetivos y preocupaciones a una parte de la sociedad. Promueven sus ideales y contribuyen a educar a los jóvenes en los temas que preocupan a la entidad. Por último, algunos chicos y chicas que han probado la labor que se realiza en las entidades y asociaciones acaban incorporándose como voluntarios.
La última pareja de actores involucrados en el aprendizaje servicio es la formada por la administración local y el conjunto de la sociedad. Sin la implicación de la administración y de sus profesionales, es complicado conseguir que el aprendizaje servicio se multiplique y arraigue en un pueblo, una ciudad o un barrio. Pero también hemos visto que promover el aprendizaje servicio activa las fuerzas de la comunidad, las conecta, provoca sinergias y multiplica las experiencias. Es decir, construye una red local de centros, entidades, organizaciones y servicios municipales que juntos movilizan al alumnado y crean comunidad. Una administración que consigue vincular a la ciudadanía en torno a proyectos compartidos tiene más posibilidades de ser valorada de manera positiva.
Por su parte, una comunidad capaz de movilizar recursos para comprometer a los jóvenes en retos significativos, se fortalece, se hace más cívica, más altruista y gana capital social. Pero también incrementa sus posibilidades de cambiar e inventar nuevas formas de organizarse. Activar la creatividad de los jóvenes aumenta las posibilidades de encontrar formas de vida más justas, más convivenciales y más sostenibles.
Estas ventajas para todos los participantes no se consiguen sin dedicación, pero vale la pena esforzarse porque se gana mucho, pero por encima de todo porque se gana haciendo lo que se debe hacer.