Gratificante y esperanzador es ver que el nuevo currículum de la Lomloe (LO 3/2020) (RD 157/2022 del 1 de marzo y RD217/2022 del 29 de marzo) hace mención expresa a ejes o temas transversales como contenidos obligatorios y orienta su desarrollo de forma transversal. Los borradores del currículum de la Generalitat de Cataluña también lo hacen. Estos ejes transversales ya aparecían recogidos en la Logse (LO/1/1990 del 3 de octubre de 1990) como contenidos curriculares obligatorios.
Los ejes transversales se definieron en su momento como temas determinados por situaciones problemáticas o de relevancia social generadas por el modelo de desarrollo actual, que atraviesan y/o globalizan el análisis de la sociedad y del currículum en el ámbito educativo, en toda su complejidad conceptual y desde una dimensión y reinterpretación ética (MEC, 1992; J. Palos, 1996). Nos referimos, entre otros, a la educación ambiental, para la salud, para la paz, para el consumo, para la interculturalidad, para la sexualidad, para la igualdad, etc.. Temas que no eran propios de una sola área o disciplina curricular y que su desarrollo suponía un enfoque interdisciplinario.
Se hicieron intentos serios para que se desarrollaran en los centros y aulas. Se hizo formación específica, se editaron materiales, se crearon grupos de trabajo de investigación y reflexión y ciertamente se llevaron a cabo muchas experiencias sobre ejes concretos tanto en centros de E. Primaria como de E. Secundaria. Pero diríamos que la carencia de voluntad política, de orientaciones oficiales, de apoyo y entusiasmo por parte de las administraciones responsables y la implantación posterior, hasta la actual Lomloe, de tres nuevas leyes de educación (LOCE, 2002; LOE, 2006; Lomce, 2013), con sus prioridades y nuevos enfoques, enfriaron y atomizaron las experiencias en estas temáticas de relevancia social permanente. Formalmente todas las administraciones educativas han expresado la necesidad de trabajar en las aulas estas temáticas, pero los nuevos enfoques emergentes u orientaciones ideológicas de cada nueva ley hacían que quedasen solo en pinceladas e iniciativas voluntaristas.
Convertir en nuevas asignaturas cada uno de estos temas, que además son interdisciplinarios, era y es todo un reto. En este sentido se insistió en la idea y la necesidad de un enfoque ético de los currículums y en una impregnación de sus contenidos con los contenidos y objetivos de los ejes transversales sobre los cuales había y hay propuestas concretas. Durante este periodo de más de 30 años y ante la evidente necesidad de trabajar educativamente estas temáticas se han continuado aportando propuestas, algunas específicas y otras con un cariz globalizador como, por ejemplo, Educación para el desarrollo sostenible, Educación para los DDHH, Educación para una ciudadanía global, Educación para una justicia global, etc..
En su momento, ya decíamos que no era una moda, sino que eran temas de actualidad permanente y que por sus consecuencias en nuestra sociedad era urgente trabajarlos en los centros educativos, tanto en sus contenidos conceptuales como desde los valores que los sustentan. Actualmente podemos comprobar la vigencia y la actualidad en las problemáticas ambientales, en la interculturalidad, la violencia de género, la salud, la sexualidad, la paz y conflictos bélicos, la convivencia, el consumo, etc.., así como en otros temas emergentes que van apareciendo. Confiamos en que el hecho de mantenerlos como contenidos obligatorios responda a una voluntad real de tratarlos como contenidos educativos fundamentales, que tengan el apoyo necesario desde la administración educativa en todos los sentidos y que no vuelva a quedar en una declaración de principios.
Se podría pensar que ya hemos pasado esta pantalla como se dice ahora, que ahora los centros educativos tienen en la palestra otras prioridades o urgencias como, por ejemplo, un currículum competencial, cambios metodológicos y organizativos o proyectos para la inclusividad. El desarrollo curricular de estos temas o ejes no es incompatible con el enfoque competencial de los nuevos currículos. La transversalidad y globalización son características y condiciones propias de las competencias clave y de las específicas del currículum y el objetivo competencial de los aprendizajes es conseguir que el alumnado aplique los aprendizajes de forma globalizada para resolver situaciones en diferentes contextos. Esto es perfectamente compatible con aprender contenidos de temáticas socialmente relevantes (muchos recogidos de forma fragmentada al currículum) y con un enfoque e interpretación ética de las competencias que por definición son globales. Con este enfoque ético aún podríamos afirmar que el alumnado sería más competencial socialmente.
Metodológicamente podemos decir que también es compatible con algunas de las innovaciones metodológicas como, por ejemplo, uso de las tecnologías digitales en el aula, flexibilización de espacios educativos, aula invertida, trabajo cooperativo, agrupamientos flexibles, trabajo por proyectos, proyectos de ApS. En este sentido podemos afirmar que estos últimos son los que se adaptan mejor a los objetivos que persigue el desarrollo de los temas transversales que, a grandes rasgos, podríamos resumir como el desarrollo de las competencias y la construcción de un sistema de valores necesarios para la convivencia y para un nuevo modelo de desarrollo, fundamentado en evidencias, en conocimientos y en la intervención para la mejora de los contextos sociales.
Tenemos que recoger esta nueva oportunidad institucional para continuar trabajando los ejes transversales, desde la transversalidad y desde un enfoque ético de los contenidos curriculares. O apostando y poniendo en valor la capacidad globalizadora de las propuestas como las apuntadas anteriormente. O incluso recuperando propuestas de currículums estructurados alrededor de núcleos globalizadores de estos temas relevantes. Porque los temas o ejes transversales responden principalmente al para qué educar y aprender, al sentido del aprendizaje, a dar respuesta a los problemas que la sociedad está generando y avanzarnos o paliarlos con la formación de ciudadanos con principios y valores diferentes. No son una moda, es una necesidad educativa permanente desde el análisis y la acción en el presente y pensando en el futuro.