1. Abrazo
La imagen del abrazo entre una chica blanca y un chico negro se ha hecho viral estos días y ha generado numerosos comentarios alabando la actitud humanitaria de la joven. A pesar de la buena acogida de la foto, esta no deja de ser una imagen fija de una secuencia de acciones. En el vídeo vemos un chico alto, delgado y negro al que le cuesta mantenerse en pie. Una chica blanca más baja que él, le coge por la cintura, le ayuda a sentarse y le ofrece una botella de agua que lleva en el bolsillo del chaleco rojo que la identifica como voluntaria de Cruz Roja. La chica sujeta la cabeza del chico mientras él, aturdido, bebe. El joven estalla a llorar de manera convulsa, mira a la chica, hace un gesto tímido para acercarse, ella se adelanta y él apoya la cabeza en su hombro mientras continúa llorando. Y se abrazan.
La escena tiene lugar en la playa del Tarajal donde esta semana miles de inmigrantes han llegado a la costa. Sería una escena anónima si no hubiera sido inmortalizada por un medio de comunicación. En la playa se ven otros jóvenes con chalecos rojos y mascarillas acogiendo, auxiliando, sosteniendo, consolando y protegiendo a quien llega agotado. Cada uno de los jóvenes, todos voluntarios, sabe qué tiene que hacer en todo momento. Se han formado para poder atender y cuidar a las personas -bebés, niños, adolescentes, jóvenes y adultos- que huyendo de la miseria, y en un intento desesperado por llegar a Europa, ponen en riesgo sus vidas echándose al mar. El buen hacer y la «profesionalidad» de estos voluntarios han sido reconocidos por movimientos de ayuda humanitaria de distintos lugares.
2. Fraternidad
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos firmada en 1948
Son muchas las veces que hemos leído este artículo, pero menos las que nos hemos detenido a pensar qué significa «comportarse fraternalmente los unos con los otros». Empezamos por el final: «Los unos con los otros» al referirse a «todos los seres humanos» incluye el conjunto de personas que no están unidas por vínculos familiares. La fraternidad se abre a los hombres y mujeres con los que compartimos ciudadanía.
Comportarse fraternalmente supone tratar a los demás –a todos los seres humanos– como si fueran (buenos) hermanos. Sin entrar a desarrollar el tema, vamos a hacer dos apuntes sobre la relación fraterna, acentuando el respeto igualitario y los sentimientos de estima.
- Los hermanos se tratan entre sí como iguales. La fraternidad liga poco y mal con la asimetría y las relaciones de poder. Entre los hermanos las diferencias no justifican que uno sea más que otro o que tenga más derechos o menos deberes. En el trato fraternal, elementos que a menudo condicionan las relaciones sociales –como el prestigio, el poder adquisitivo, el talante personal, o las preferencias ideológicas– se desvanecen. El respeto igualitario se impone por encima de cualquier otra consideración.
- Las relaciones fraternas están impregnadas por sentimientos de estima, de comprensión y de afecto, y por el deseo de que al otro le vaya bien, que disfrute y sea feliz. También por la inquietud y la preocupación cuando sufre y no consigue lo que anhela. Sentimientos que mueven a la acción y que invitan a hacer lo posible para que la felicidad del frater acontezca.
Respecto igualitario, comprensión y desear el bien del otro definen el comportamiento fraternal que exige la Declaración de Derechos humanos.
Con todo, la fraternidad no es un valor relegado al ámbito de las relaciones. Tiene también una dimensión emancipadora que reconoce y exige la libertad e igualdad en dignidad y derechos de cada individuo, un significado revolucionario que modifica no sólo el trato entre personas sino también las condiciones y estructuras en las que se dan las relaciones.
«Libertad, igualdad, fraternidad», el lema de la Revolución francesa reclamaba que nadie estuviera bajo el dominio de nadie y que toda persona fuera considerada sujeto de derechos políticos y sociales. Como sabemos, sólo uno de estos valores ha quedado en desuso con el tiempo: la fraternidad.
3. Aprendizaje servicio
El aprendizaje servicio es una práctica educativa que pone a los niños, adolescentes y jóvenes en contacto con la realidad, invitándoles a captar necesidades reales de la comunidad y problemas en el entorno, que puedan ayudar a mejorar. Para que su acción sea útil se preparan y se forman desarrollando competencias o adquiriendo los valores y conocimientos necesarios para la intervención.
Lejos de actitudes paternalistas, el aprendizaje servicio insiste en la reciprocidad entre quien da y quien recibe, en la importancia de las relaciones horizontales y en el hecho de dignificar cada persona, especialmente aquellas que sus derechos han sido vulnerados sistemáticamente. Crítica social, voluntad transformadora y acción son algunos de sus rasgos identitarios. Todo ello permite referirnos al aprendizaje servicio como una escuela de valores.
Ilustramos esta afirmación con tres experiencias.
- Las campañas por el derecho a la vivienda con las que se denuncia con contundencia las dificultades de la juventud para independizarse y de muchas familias para vivir en condiciones dignas son un ejercicio de espíritu crítico y de defensa de la justicia social.
- Los jóvenes universitarios de las facultades de educación que durante la pandemia se ofrecieron para cuidar y ayudar en tareas escolares a los niños y niñas que estaban en casa mientras sus padres y madres trabajaban, ejercitaron la gratuidad y generosidad.
- El servicio de un grupo de adolescentes que semanalmente se dirige a una residencia de ancianos para ayudarles a hacer ejercicio físico que mejore su movilidad y los anime a no abandonarse, es una muestra de cuidado y de empatía.
En los tres casos identificamos valores comunes como son el compromiso, el altruismo y la solidaridad. Pero ¿y la fraternidad? ¿No está presente en ninguna de estas experiencias? ¿Por qué sólo excepcionalmente la evocamos al referirnos al aprendizaje servicio? No tenemos una respuesta elaborada pero seguro que las connotaciones religiosas con las que se asocia el término, así como su vinculación a actividades asistenciales, no ayudan a identificarlo. Sorprende, sin embargo, su invisibilidad en una metodología que mantiene un vínculo estrecho con las dos concepciones del término fraternidad: la igualdad en las relaciones, y el compromiso con la transformación social.
Para finalizar, evidenciar que ha sido la imagen de una joven voluntaria, Luna Reyes, abrazando sin prejuicios un joven senegalés, Abdou, el origen de esta reflexión sobre fraternidad y aprendizaje servicio.