Expresada de manera sintética, la idea dice que el aprendizaje servicio es una metodología pedagógica que se aplica a contenidos muy variados –en realidad a cualquier contenido– porque lo que aporta no es una temática propia, sino un procedimiento de trabajo. Lo dicho, el aprendizaje servicio es un método que todos pueden aplicar y adoptar, sea cual sea su ámbito de intervención. Es un método que lleva algo más lejos la idea clásica de la pedagogía activa: aprender haciendo, pero haciendo sobre problemas actuales de la sociedad con el fin de mejorarla. Una actividad contextualizada y totalmente real. Volviendo a nuestro tema, lo que decimos es que desde cualquier preocupación formativa es posible apropiarse de la metodología del aprendizaje servicio y aplicarla a la propia temática o espacio de trabajo educativo.
Veamos algunos ejemplos. Las actividades de refuerzo de la lectura, como las del programa LECXIT, son propuestas de voluntariado que aplican la metodología del aprendizaje servicio cuando van dirigidas a jóvenes en formación y les proporcionan aprendizajes y reflexiones sobre lo que viven como docentes ocasionales. La ciencia ciudadana es una propuesta de participación de ciudadanos no expertos en la planificación de investigaciones científicas, la recolección de datos y la interpretación de los resultados. Cuando los participantes son personas en formación y su contribución se vincula al currículum, estamos haciendo ciencia ciudadana con aprendizaje servicio. En el caso de las propuestas de justicia global, nos encontramos en una situación similar: en cada uno de sus ámbitos temáticos se trabaja la toma de conciencia crítica a través de la participación en proyectos de aprendizaje servicio. De modo que podemos hablar de educación en Derechos Humanos con aprendizaje servicio o de educación para la justicia climática o de género usando la metodología del aprendizaje servicio. Lo mismo ocurre con experiencias como las intergeneracionales o las mentorías, entre otras. Estas actividades pueden realizarse como voluntariado o participación cívica, pero también pueden añadir la calidad de aprendizaje servicio si van dirigidas a personas en situación educativa y se les ofrece una formación vinculada al currículo escolar.
Hoy una educación significativa debe ser una educación en la que los jóvenes piensen y hagan su futuro
Sean del ámbito temático que sean, todas las propuestas formativas plantean, primero, un problema real que requiere una acción de mejora; luego solicitan un trabajo voluntario a los jóvenes en formación y, por último, se realiza una intensa actividad formativa y reflexiva con los participantes. En todos los casos considerados estamos ante una experiencia educativa de contenido temático diverso, pero que siempre aplica la metodología del aprendizaje servicio. Por lo tanto, hablamos de una suma de cualidades: las propias de la temática tratada y las que derivan de la metodología del aprendizaje servicio.
Empecé afirmando que la idea que quería explicar es conocida. De hecho, desde siempre las bases de datos de actividades de aprendizaje servicio las han clasificado por ámbitos temáticos. La idea es casi banal, pero quizás nos pueda aportar alguna ayuda. Creo, en primer lugar, que entender así el papel del aprendizaje servicio evita cualquier tentación de competir o de sentirse obligado a decidir sobre la identidad de la experiencia pedagógica que se esté desarrollando. No se trata de elegir entre la identidad material o la metodológica, sino de construir una identidad pedagógica compleja: una identidad que resulte de la suma del contenido y la metodología. Por eso hemos hablado de ciencia ciudadana con aprendizaje servicio o experiencias de mentoría con aprendizaje servicio.
En segundo lugar, para desarrollar este proyecto de suma de contenido y metodología habrá que buscar caminos de colaboración entre las diferentes tradiciones de contenido y el aprendizaje servicio. Los seminarios formativos que han reunido personas de los dos ámbitos –implicadas en el contenido e implicadas en la metodología– han alcanzado éxitos importantes en cuanto al diseño de nuevas experiencias formativas y su aplicación.
Finalmente, en tercer lugar, pienso que se trata de crear en unos y otros la conciencia de ser parte de una transformación educativa que está cuajando cada día con más fuerza. Una transformación que pone a los jóvenes en el centro de una educación abierta al futuro; una educación de ciudadanos que aprenden enfrentándose juntos a los problemas que hoy tiene planteados la sociedad, y que lo hacen colaborando en el estudio y en el servicio a la comunidad para hacer un mundo mejor para todos. Hoy una educación significativa debe ser una educación en la que los jóvenes piensen y hagan su futuro.