Apetecía dedicar este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, para reflexionar sobre él, aunque este año deberíamos haber hablado de plásticos, que es el cometido al que se dedica. Pero ya ha habido varias entradas sobre el tema en este blog. Vamos a mirar el medioambiente en general, como un todo, aunque se hable más de la lucha climática, la madre de todas las iniciativas.
Suponemos que el aprendizaje se construye en la interacción de muchas escuelas, unas regladas y otras intercaladas en la vida. Un proyecto educativo multiescolar comenzaría compartiendo que la sociedad entera es, en mayor o menor grado, parte integrante del cambio climático (en adelante CC). Por lo inducido o acelerado con sus prácticas, estruendosas desde hace 5 o 6 décadas; por las ignoradas incertidumbres que tiene delante. Tal situación ya no es desconocida para casi nadie; sobre todo por sus efectos. Nada es sencillo en la vida. Pero pocas cosas son tan complejas como el clima y sus crisis ecosociales asociadas. Para hacer frente a esa complejidad necesitamos liderazgos fuertes, que sean capaces de unir a mucha gente en una aventura común: salvarnos y de paso dejar más tranquilo al planeta. Anotemos este orden, será la primera lección a llevar a las diversas aulas, con paredes o no. La segunda enseñanza es que la ciencia sabe mucho y puede aconsejar a la educación (formal, no formal e informal), a los gobiernos, entidades sociales, empresas y demás.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en su reciente 6º Informe del IPCC insiste en, tercera lección, es imprescindible acometer entre toda la sociedad lo necesariamente educativo para entender las bases físicas del CC, comprender su repercusión en los océanos, criosfera, en determinados usos del suelo. Además avisa de que la temperatura media del aire próximo a la Tierra se ha incrementado ya 1,5ºC, que era el máximo idealizado para 2030. También asegura que la intervención humana acarrea graves repercusiones en otros aspectos. Se pregunta quiénes están más obligados a ejercer el liderazgo mundial reclimatizador. El epílogo de estas tres primeras lecciones se podría resumir en que las conciencias se deberían encaminar hacia posiciones concretas, que afectan mucho a todos los individuos. Añadimos nosotros que servirán mucho más al alumnado que ahora transita por nuestras aulas, a la biodiversidad que le acompaña. Es tiempo de transiciones culturales, de sociedades responsables y de escuelas soñadoras; una lección vital.
Imaginamos una acción formativa para entrar de lleno en materia con actuaciones de comprensión y utilidad; la evidencia de la emergencia climática no admite paliativos, luego… Una visita a Global Climate Change o el sitio del IPCC demuestra la fragilidad del conocimiento ciudadano. Sin embargo, suponemos que la ciudadanía entera, el alumnado también, está al tanto de muchos eventos globales ligados al CC: episodios atmosféricos anormales en distintas estaciones, creciente desertificación, alteración de la biodiversidad o de las aguas, la presencia tóxica de los residuos, aumento de las hambrunas, etc. Hablémoslo en clase o en grupo social. Si se provoca el debate aparecerá enseguida que habremos de aminorar los efectos del CC y adaptarnos a las nuevas situaciones. Con una nueva interpretación: el cambio climático no conoce fronteras de países y continentes, aunque determinadas poblaciones sufran más. Traspasa los muros de la enseñanza reglada para impregnar la vida de cada día.
Siguiente incógnita para esas actividades: si nos atenemos a lo que recoge el último Eurobarómetro de la Unión Europea parece que la ciudadanía es consciente del deterioro ambiental autogenerado y al planeta. Por su parte, el Ministerio de Transición Ecológica señala en La sociedad española ante el cambio climático. Percepción y comportamientos de la población que el cambio climático va a afectar mucho a las generaciones futuras, también a la alimentación y a la salud. Es más, decía que las emociones dominantes que despierta son el interés, la impotencia, el disgusto, la indignación y el enfado; sexta lección trascendente que ahora se tipifica como ecoansiedad. A pesar de esto falta el compromiso continuado; sería la séptima lección.
Visto lo expuesto, no estamos seguros de que la percepción del CC esté consolidada en España; ¿qué decir en el ámbito de la educación? Una pregunta sin mala intención: ¿alguien sabe de la existencia y función de la Oficina Española del Cambio Climático? Conclusión de esta primera parte: hay que conocer lo que se sabe y, si no se sabe, acudir a que la ciencia nos lo explique; lección de repaso. Si no se hace, faltará el espíritu crítico que se suponía había detrás de las anteriores enseñanzas-aprendizajes. La sociedad es una escuela casi cerrada con muchas escuelas abiertas interactuando, a veces contradiciéndose.
En general, cuando tenemos delante un problema de semejante envergadura confiamos en que se resuelva con los esfuerzos de los otros. Pero el escapismo individual es costumbre social; octava lección. Se nos antoja permanente en la sociedad y en la escuela. De otro modo, ¿cómo se explica que en casi todas las encuestas que se hacen sobre el CC se asigna un importante papel reclimatizador a los gobiernos, empresas y demás y otro mínimo al esfuerzo propio? “Vivimos en una era de irresponsabilidad organizada” escribieron el profesor Otto Scharmer, del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y Katrin Kaufer. Como es que el 80 % de la población española se siente copartícipe para retardar/atajar la emergencia climática, a la vez que apenas un 24 % está acometiendo cambios radicalesv.
Porque, por más que la gente sepa y sienta, se preocupe, le cuesta mucho reaccionar. Esta extendida incongruencia ambiental es lo que algunos denominan disonancia cognitiva. Por eso, si se percibe una tensión climática, parece que nos las arreglamos para encajarla en nuestras coherencia y tranquilidad interna, o meterla en el desván de las cosas no favorables, para que no nos desestabilice demasiado. Hay que elevar la ecodependencia a la categoría del símbolo de los tiempos. Lección básica, la novena, para las reuniones de departamento y claustros, para los entornos gubernativos y sociales, para los consejos de dirección de las empresas.
Centrémonos más en la escuela. El argumentario de la Lomloe puede ayudar pero la norma no cambia por sí sola aquello que se enseña/aprende en las clases. Los equipos directivos y el profesorado ven lógico tratar estos temas en las aulas, ambientalizar el centro educativo. Poco a poco van enterándose de la emergencia climática, tienen cierto interés e incluso se comprometen en la dinamización de iniciativas para mitigar el CC o adaptarse a él. Van asumiendo su liderazgo; de hecho se incorpora a los proyectos educativos. Pero todavía no han acertado a concretar los cómo y cuándo convertir los pensamientos en compromisos. Deben resaltar el valor de la ciencia y llevarlo a las aulas. Existen ya muchos materiales para los centros educativos elaborados desde la administración educativa, proyectos en la Red donde mirar, formación on line, documentos para el alumnado, etc. Pero falta una adecuada formación del profesorado. Aquí entrarían en acción actividades de desarrollo como las que proponen la Cátedra Unesco para la Educación Ambiental y el Desarrollo Sostenible o el Ministerio de Educación y Formación Profesional.
Entraríamos en la fase de síntesis y aplicación de lo aprendido. Para la autoformación y animar el debate sobre el liderazgo escolar o de la vida corriente serviría la propuesta ACE (Acción para el Empoderamiento Climático). Una iniciativa transversal sobre capacidades en Acción por el Empoderamiento Climático del Programa Euroclima+ de la Unión Europea. Todo para convertir a los proyectos ecosociales en los verdaderos protagonistas escolares, en donde prime lo colectivo.
La pertenencia a redes de acción ambiental reporta a los centros muchas ventajas: pautas de pensamiento comprometidas, posibilidades de compartir experiencias, desarrollo de proyectos conjuntos, intercambios de profesorado y alumnado, etc. Por ejemplo la Conferencia Infanto Juvenil Confint en la que el alumnado lidera las propuestas de acción y las comparte con escuelas de su país o de otros. Hay que rescatar el papel de los jóvenes. En algunos centros de enseñanza obligatoria, también en la universidad, emergieron iniciativas como Extinction Rebellioni, Jóvenes por el clima y otras más minoritarias.
El número 17 de los ODS -por ahora la utopía global más motivadora- explicita la necesidad de establecer alianzas multiperspectiva e intereducacionales. Décima lección importante: necesitamos una ética socioambiental que nos convierta en hacedores de la ciudadanía del futuro. Para ello hay que tender lazos con las ONG ecosociales independientes como Greenpeace, Oxfam, Save the Children, etc. y agencias de la ONU como Unicef, el Pnuma o la FAO.
Aquí el pos data resumen de todo lo anterior, con una tarea doble. Primero hay que actuar ya, de lo contrario los problemas se agrandan. Segundo y punto final: se trata de consolidar una justicia ambiental que sea el núcleo del liderazgo comprometido y compartido permanentemente en la acción educativa crítica. En el ámbito escolar es lo que intenta ESenRED, toda una apuesta para facilitar el tránsito hacia una vida ecosocial, más amigable con el medioambiente, y viceversa. Su generalización se puede apoyar en proyectos como Greencomp. Marco Europeo de Competencias para la Sostenibilidad. Y muchas más lecciones propuestas en este artículo de Luis González Reyes.
El Día Mundial del Medio Ambiente no es solo una fecha del calendario; es una alerta social y una invitación al compromiso, que debería ser permanente. En especial para nosotros; el Planeta ya se las arreglará para ser el mismo y a la vez otro. No nos confundamos de espejo. Repitamos en voz alta esa frase tan comentada que al parecer dijo en alguna ocasión la científica ambiental y coautora de Los límites del crecimiento Donella Meadows: puede que consigas engañar a los votantes, pero no a la atmósfera. Apliquémosla a España de ahora, también al ancho y amplio mundo. No queríamos terminar sin volver a traer una lección suya que ya hemos incluido en este blog: nos sometemos a una economía depredadora que pretende expandirse indefinidamente, creando necesidades, vendiendo deseos, ignorando la complejidad y evitando reconocer los límites del planeta.