Lo ambiental suena cada día
La escuela, la educación reglada es un reflejo de la sociedad que la mantiene. Por eso, cualquier lectura que se haga de sus rasgos formativos debe fijarse en esta consideración. En el caso que nos ocupa, la cuestión ambiental, no escapa a esta premisa. Está de actualidad en el lenguaje cotidiano. Por otra parte, los medios de comunicación social la recogen en sus informativos. Así pues se supone que ejercen un papel importante en la vida. Bien que la mayor parte de las ocasiones nos la presentan ligada a hechos concretos, casi siempre catástrofes. Es probable que su caracterización global esté distorsionada. Necesitaría mostrar las interacciones vitales entre diversas variables.
Esta carencia hace que la ciudadanía en general muestre una escasa comprensión y una generalizada huída de la cuestión ambiental como conjunto complejo. Se la define como mala, cual si fuera un castigo de los dioses. Tras ser evaluados los efectos de un hecho puntual (ola de calor, incendios, inundaciones, etc.) toca reparar los desperfectos, excepto las vidas perdidas. Entonces se justifica que se necesiten grandes sumas de dinero en volver a lo de antes. Estas maniobras gubernamentales y personales acaban muchas veces en una restitución sin más de lo material perdido, cuando llega.
Así ha sido casi siempre pero ahora el asunto ha crecido exponencialmente. Pocas veces se estudian y explican los porqués. Menos aún cómo anticiparse a las catástrofes. Así, en la próxima ocasión en que los vectores que interaccionan en la naturaleza se aparten de un funcionamiento conocido volverán a causar destrozos más o menos similares. Y vuelta a empezar. Se podría decir que la percepción y acción ambiental todavía no cimientan cultura social. Así es difícil que se consolide cultura ambiental educativa.
Visión cortoplacista de la vida. Parece que el futuro no se quiere adivinar
Las administraciones actúan a impulsos electorales. También empresas e individuos hacen bueno aquello que se decía de que el cerebro animal –entra ahí el de la especie humana– reacciona ante grandes eventos puntuales de la naturaleza, del medioambiente (en adelante MA). Pero no sabe distinguir cambios paulatinos que proceden en su mayor parte de la interacción entre sociedades y territorios. Sean estos en tierra, mar o aire. Todos conocemos el ejemplo de la rana cocida lentamente que no aprecia la catástrofe que se le viene encima.
Vivimos unos tiempos en los que los episodios mundiales emergen al minuto en los medios de comunicación. Si cada día buscásemos en varias fuentes nos encontraríamos ejemplos más o menos evidentes. Se diría que nos hemos acostumbrado a ellos. En poco tiempo son sepultados por otros. Y vuelta a empezar. Así es muy difícil una percepción social acorde con las posibles consecuencias de tal o cual acción, ya sea personal o social. No se entienden las consecuencias de una acción negativa acumulada, de un incremento de las interacciones entre los distintos efectos. Además lo global –espacio etéreo sin límites que se nombra hasta en la Educación Ambiental- es una nebulosa de la que siempre estamos lejanos. Acaso sucede esto porque el individualismo existencial es un referente en nuestro contacto con el MA.
Mucha gente, demasiados gobiernos, empresas o ciudadanos son inmunes a lo que no perciban que les afecta personalmente o gravemente, aunque sí lo sea. Pongamos el caso de contaminación del aire urbano y la salud. La relación progresiva es alarmante, como testifican ISGlobal de Barcelona o el Instituto Carlos III, dos centros de investigación de merecida influencia mundial por el rigor de sus investigaciones científicas. Por eso, ante los reiterados llamamientos de las ONG ambientalistas, los gobernantes del dinero, de la empresa o de la banca reaccionan con el verdeo promocional o la inacción disimulada. Argumentan que no es conveniente generar más ansiedad ambiental, que la vida ya trae bastante, de diversas intensidades. Aducen que la sobreinformación negativa o acusatoria tiene un efecto contraproducente en la generación de cambios del comportamiento.
Los jóvenes interactúan con la sociedad a la que pertenecen
Supuestamente son los gestores y personas adultas quienes más capacidad de reacción tienen ante estas situaciones problemáticas. Inicialmente lo damos por válido. Debería ser objeto de un análisis más profundo. Pero debe ser tenido en cuenta cuando se trata de apreciar la percepción y la acción ambiental en la educación obligatoria, en este caso en la acumulada hasta los 15 años. Aquí vamos a comentar brevemente los resultados de unas pruebas PISA realizadas en todos países OCDE en 2018. Recordemos que la COVID trastocó el pensamiento individual y colectivo en todo el mundo. Por tanto, no sabemos cómo habrá cambiado o no las percepciones. Tenemos solamente resultados de diversas investigaciones sobre aspectos concretos que no viene al caso comentar.
Todos vivimos en el contexto dibujado anteriormente, también los jóvenes. La sociedad es tan compleja que merece lecturas globales, aunque aquí las vayamos a realizar parciales. En primer lugar nos preguntamos qué significa estar preparados, como dice el título de las pruebas PISA, ¿Están preparados los alumnos para hacer frente a los retos relacionados con el medio ambiente?. Seguramente estas pruebas se asientan en la creencia de que los jóvenes, cuando sean adultos y tengan más obligaciones y poder de decisión, actuarán con más rigor ambiental si están bien formados. Además, como nos recuerdan Thiery et al. (2021) en la revista Science, “los jóvenes sufrirán las consecuencias del cambio climático y medioambiental más directamente durante su vida que cualquier otra generación anterior de la historia reciente. En resumen, se intenta comprobar si “muás formación genera mejor acción”, lo cual podría ser determinante. Las pruebas PISA también buscarán conocer el punto de partida de cada país en la percepción de los jóvenes para ajustar los programas educativos.
Supongamos que vamos a elaborar un plan global de la actuación destinada a los jóvenes, para que al menos estén más preparados para lo que con casi total seguridad les vendrá después. La experiencia nos dice que para saber lo mejor es preguntar. Para leer directamente y posteriormente cruzar resultados parciales. La imagen que presentamos aquí hay que tomarla con cautela, como todas que implican pensamiento con compromiso. Además evidencian tendencias globales, apreciables o no a escala más local. Aun así proporcionan una imagen, indican una posible trayectoria formativa. Imaginamos que esa es la intención de cada una de las pruebas realizadas cada cierto tiempo por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). No es un examen evaluativo a la cantidad de cosas que saben o acciones que puede emprender el alumnado. Además, es una primera lectura del resumen editado. Empecemos por recordar que según PISA in Focus 2015 los resultados del alumnado de 15 años en los ítems de ciencias relacionados con el MA no mejoraron a escala OCDE con respecto a PISA 2006.
Lo que dicen las pruebas PISA in Focus 120
Vayamos con alguna de las conclusiones del Pisa in Focus 2018 editado en español en 2023. Se puede consultar en https://sede.educacion.gob.es/publiventa/d/26829/19/0. Aquí intentaremos entender algunos rasgos y aventurar las consecuencias formativas que pueden tener.
- En la mayoría de los países, 20 de 26, el alumnado identifica con más dificultad las posibles respuestas a corto plazo para “el aumento del nivel del mar” causado por el calentamiento global que una respuesta a largo plazo.
- De media, la mitad del alumnado se ve como amante del MA (vive un determinado ecologismo, tiene conciencia ecológica, creer poseer capacidades para mejorar el medio ambiente). Solo un 6 % declara no poseer ninguna. El resto se considera apto solo en alguna.
- El alumnado que muestra mayor conciencia ecológica obtuvo de promedio 80 puntos más en ciencias, después de tener en cuenta su situación socioeconómica.
- Parece más probable que el alumnado tome medidas que reduzcan problemáticas ambientales cuando presenta una actitud a favor del MA. Sin embargo, la actitud positiva no lleva a una acción global. De hecho, la participación en acciones relacionadas con el medio ambiente oscila entre el 22 % y el 70 %, según el tipo de acción de que se trate.
La encuesta utiliza una muestra del alumnado de 15 años de varios países. España se encuentra entre los que una mayoría del alumnado supo responder correctamente a un conjunto de preguntas que tenían que ver con la sostenibilidad medioambiental. Este porcentaje subió ligeramente el porcentaje de este alumnado en las cuestiones de ciencias ambientales frente a las de ciencias no ambientales.
Ya se ha dicho que asignan a la reducción de los gases de efecto invernadero la solución a largo plazo para frenar el calentamiento global. Esta variable se enmarca dentro de la evaluación opcional de Competencia Global. No parecen evidentes algunas de las respuestas sobre si entienden acciones inmediatas concretas. En este cuestionario se planteaban defensas en playas. Lo cual parece indicar, según el informe, que hay que dedicar bastantes esfuerzos a fortalecer la capacidad del alumnado para diferenciar de forma más compleja y matizada la lucha contra el cambio climático y la adaptación a sus efectos.
Sorprende, según el PISA in Focus 2018, una conclusión global. Siendo que la mitad del alumnado se confiesa “amante del MA”, una parte –más del 30 % en algunos países– declaraba que proteger el MA no era importante. Es más, un 40 % aseguraba que sabía muy poco o no había oído hablar nunca del cambio climático ni del calentamiento global (en especial en Argentina, Indonesia, Líbano, Marruecos y Arabia Saudita). Nos dejó tan perplejos este dato que no sabemos cómo interpretarlo.
Incluye el informe aquí referenciado el porcentaje de estudiantes que muestran diferentes combinaciones de actitudes a favor del MA. Es interesante este apartado pues separa el tipo de actitudes. Va desde ninguna hasta la entusiasta en la protección del medio ambiente (muestra conciencia, dedicación personal y es objetivo vital). Pasa por niveles intermedios muy precisos como: con conciencia ambiental, pero sin objetivo vital ni dedicación personal; sin conciencia ambiental ni objetivo vital pero muestra dedicación personal; sin conciencia ambiental ni dedicación personal pero con objetivo vital; con conciencia ambiental y dedicación personal, pero sin objetivo vital; con conciencia ambiental y objetivo vital pero sin dedicación personal y sin conciencia ambiental pero muestra dedicación personal y sentido vital (ver pág. 5 del informe en español aquí referenciado). Digamos que el alumnado de España casi alcanza el 50 % que se puede considerar entusiasta y supera este porcentaje si añadimos aquel que muestra dedicación personal y sentido vital aun sin tener conciencia ambiental. Este capítulo del informe puede ser de mucha utilidad a la hora de programar actuaciones globales en los centros educativos.
Una transición social que acompañe es clave
Siempre se ha dicho que el acompañamiento social en educación es importante. La probabilidad de ser un estudiante con conciencia ambiental para actuar aumenta significativamente (de mayor a menor) en el caso de que: las puntuaciones del alumnado estén por encima del nivel de competencia básico 2 en ciencias; sus familias tengan ventajas socioeconómicas; sus progenitores se preocupan por el MA y ahorran energía en casa para proteger el MA; los progenitores boicotean productos o empresas por razones políticas, éticas o ambientales; son chicas; el centro educativo incluye el cambio climático en el plan de estudios.
Un resumen incompleto que invita a una interpretación colectiva de los resultados de las pruebas
El informe, en su dimensión global, muestra un fenómeno preocupante que identifica con el término “desajuste medioambiental”. Se refiere a aquella parte del alumnado que manifiesta una gran conciencia por los problemas medioambientales, pero no toma medidas para proteger el MA.
La última parte del informe hace alusión a la participación de estudiantes en acciones relacionadas con el MA, con actitudes de respeto por el MA y la relación con la competencia en ciencias. Puede ser debido a que la enseñanza se realice en su mayor parte en materias como Ciencias de la Naturaleza o afines. También a que las creencias científicas formuladas tras investigaciones sobre MA tengan más valor/relación con la percepción y acción ambiental. Estas dimensiones habrán de tenerse en cuenta cuando se diseñen proyectos socioambientales en los centros. Habrá que ayudar a que el MA traspase su matiz de enseñanza en ciencias e impregne toda la dimensión educativa dentro del Proyecto Educativo y Curricular del centro.
Para dimensionar todo el informe –siempre parcial- se diferencian 5 acciones. La acción 1 se refiere a la reducción de la energía que utilizan en casa con el fin de proteger el MA. La número 2 muestra la elección de determinados productos por razones éticas o medioambientales, aunque sean más caros. La 3 repara en si firman peticiones relacionadas con el MA o por motivos sociales en línea. La 4 señala si boicotean productos o empresas por razones políticas, éticas o medioambientales. Finalmente, la acción 5 se preocupa de ver si participan en acciones a favor de la protección del MA. Las desglosa en conciencia, autoeficacia, si es objetivo vital, la puntuación media obtenida y la mejor puntuación. Las dimensiones de estas intenciones se pueden consultar en la página 7 del documento antes aludido. Aquí vamos a subrayar una por cada acción:
- En la acción 1, reducción de la energía que utilizan en casa para proteger el MA. Identifican los mayores valores cuando el alumnado que tiene un objetivo vital relacionado con el MA es casi dos veces más propenso a ahorrar energía en casa que el alumnado sin ese objetivo vital.
- En la acción 2, eligen determinados productos por razones éticas o medioambientales, aunque sean más caros. La razón de posibilidades es mucho mayor si el hecho constituye un objetivo vital.
- En la acción 3, firman peticiones relacionadas con el medio ambiente o por motivos sociales en línea. El alumnado que obtiene mejores puntuaciones tiene casi un 60 % menos de probabilidades de firmar peticiones relacionadas con el MA o ámbito social en línea que el alumnado con menor puntuación.
- En la acción 4, Boicotean productos o empresas por razones políticas, éticas o medioambientales. El alumnado que siente la autoeficacia o para el que es objetivo vital supera un poco al resto. Sin embargo, la acción tiene menos posibilidades en aquel alumnado que se acerca a la puntuación media o tiene mejor puntuación. En el último caso aumentan las posibilidades después de tener en cuenta la situación socioeconómica y el género.
- En la acción 5, participan en acciones a favor de la protección del medio ambiente. Es muy importante si es un objetivo vital, pero decae mucho en el alumnado que alcanza la mejor puntuación.
Por lo que parece tras la lectura de estos datos es que si lográsemos consolidar la percepción y acción del MA como objetivo vital se mejoraría mucho el papel de la juventud en la mitigación de las situaciones problemáticas y en la adaptación a las nuevas dimensiones. Nunca se debe olvidar que estos resultados suponen una especie de holograma del presente y el futuro. No son una caracterización fija de lo que debemos o podemos hacer. No resta importancia al gran papel de la percepción ambiental del profesorado. Tanto referido a sus conciencias como al carácter de objetivo vital que se le dé por parte de cada persona y en el conjunto del centro educativo. Aun así, reproducimos textualmente la parte final del resumen del informe:
Es mucho menos probable que se dé un desajuste medioambiental cuando el alumnado está en contacto próximo con compañeros del centro educativo o familias implicadas en acciones relacionadas con el medio ambiente. Esto sugiere que las iniciativas relacionadas con la educación medioambiental dirigidas a las comunidades escolares en su conjunto y no solo a individuos particulares son importantes y prometen dar sus frutos. Es más, el hecho de que los centros educativos ayuden al alumnado a encontrar una razón vital para proteger el medio ambiente puede movilizar su conocimiento e impulsarlo a pasar a la acción.
Así pues, solamente no queda recordar el gran papel que los centros, sus proyectos, pueden ejercer en el desempeño ambiental de las generadores futuras. Siempre en el contexto de actuaciones colectivas que congenien con las que la sociedad realice. Así pues, cobra gran valor la existencia de alianzas educativas entre escuela, familias, administración y el conjunto de entidades sociales.