Han transcurrido varios años desde que los colegios e institutos comenzaron a tratar cuestiones ambientales. En algunos casos se limitaron a pequeñas intervenciones en el contexto de actividades complementarias o extraescolares. En otros supusieron una transformación pedagógica y una apuesta colectiva para transformar la escuela. Ahí están, sin citar a todos, los proyectos de redes que siguen vivos (Fuhem, ESenRED, Escuelas andaluzas por el Clima, Profes por el futuro y sus 28.000 por el clima, la continuación de las Escuelas Verdes en Cataluña, Programa Aldea en Andalucía, Centres Sostenibles de la Comunitat Valenciana; acciones diversas en Extremadura, Cantabria, Baleares, Galicia, etc.). Lo que es indudable es que la escuela se mueve, y mucho, dentro de sus posibilidades.
Sin embargo, no siempre cuenta con el reconocimiento social. No quiere aplausos pero le gustaría una corresponsabilidad creciente en su misión transformadora. Varias veces hemos comentado en este blog que estas efervescencias o proyectos de cambio social necesitan el apoyo de la comunidad educativa al completo. Tanto en lo que se refiere a las administraciones (demasiado preocupadas por la gestión de recursos y menos atentas a las revoluciones pedagógicas contrastadas) como a las familias (empeñadas en las notas y en que sus hijos e hijas aprendan lo mismo que padres y madres, muchas veces a su pesar y teniendo que vencer el aburrimiento). Tampoco le vendría mal una acogida o acompañamiento sociales, que parece que empieza a fraguarse en algunos asuntos.
Si un centro educativo quiere de verdad aportar su parte reformadora en el cambio ecosocial también tiene que vencer las continuas muestras de ecopostureo que imperan en la sociedad. Por desgracia, en este cometido ecosocial, lo que le llega de fuera de la escuela al alumnado sepulta lo que con mucho tiempo y esfuerzo se trabaja dentro; en particular la reflexión crítica sobre nuestros compromisos ambientales. Para superar esa lectura de la separación ambiental entre lo que predomina en la vida y lo que promueven los contenidos/competencias de la Lomloe vamos a proponer la reflexión sobre algunos condicionantes. Más que nada para que el profesorado los utilice como limitadores, algo así como cambiantes extremos que siguen estando presentes, o pueden estarlo, en su acción pedagógica. Pero advertimos que cada pareja de posibles son casos hipotéticos y cuesta mucho afinar las acciones. Se podría resumir como una contraposición de propuestas de avance frente a resistencias de la particular caracterización de las materias o del pensamiento docente sobre algunas de estas. La lectura reposada de la propuesta de la Lomloe en cada CCAA (o el borrador en el caso de aquellas que no hayan divulgado el suyo) es obligada para acertar en los intentos. Así se podrán contrastar las ideas previas personales y profesionales con lo que suponemos que dice el decreto que regula la enseñanza. Será más fácil caminar con paso firme en la configuración del proyecto educativo; hay que aprovechar los ampliados meses de presentación del Proyecto Educativo a la Administración, ¡ya era hora!, que dan la mayoría de las CC.AA.
Si un centro educativo quiere de verdad aportar su parte reformadora en el cambio ecosocial también tiene que vencer las continuas muestras de ecopostureo que imperan en la sociedad
Cabrían, por tanto, varias posibilidades de aclaración del tipo de enseñanza que se desea sobre un tema complejo sobre el cual no hay unanimidades personales ni profesionales. Por eso, es ineludible que en cualquier proyecto de este estilo haya un debate previo, bien preparado y documentado con pros y contras, sobre lo que se entiende por desarrollo, por sostenible y por ciudadanía global (argumentos que aparecen unidos en la Lomloe). Primero de manera aislada pero mejor en algunas de las relaciones que quedan reflejadas en la Ley o no, se escuchan en la vida ciudadana o en los mensajes de administraciones y entidades sociales o empresariales. En las siguientes reuniones de trabajo deben abordarse las distintas dimensiones que la Lomloe pretende introducir en este caso, que tienen también bastantes implicaciones en la caracterización global del centro y su propuesta de modelo educativo.
Se podría hablar/debatir/consensuar sobre algunas cuestiones, entre otras las que afectan a:
- El profesorado formado en la práctica educativa de la sostenibilidad frente a la necesidad de formación específica y generalizada.
- La asunción total sin discusión de los postulados sobre sostenibilidad de la Lomloe versus la concreción del término y su repercusión educativa llevada a cabo en los Equipos Directivos, Claustros y sobre todo en los currículos de los departamentos o programaciones de ciclo.
- Caracterización de una educación competencial que entienda la complejidad y la globalidad de la vida vs la división competencial muy ligada a determinadas materias o los mismos desarrollos curriculares, deudores del sentido global.
- Anclaje en el perfil de salida de los principios de la UE, la Unesco y otras instancias internacionales sobre sostenibilidad vs modelos tradicionales de la elaboración de los Proyectos de centro y los currículos.
- Comprensión y aproximación pedagógica de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) vs creencias personales del profesorado y competencias profesionales del mismo.
- Atención a la sostenibilidad a medio plazo, con su concepto complejo y sus múltiples variables, versus la acción urgente ante la amenaza que supone la multicrisis actual.
- Desarrollo de pequeñas acciones en el entorno (basura, papel, consumos, etc.) vs un proyecto curricular cuyo eje sea la sostenibilidad multiforme como fin principal de la educación.
- Transformación del entorno que promueve la Lomloe (de forma comprometida, responsable y sostenible) vs el aprendizaje/comprensión del complejo ecosistema que puede ser objeto de estudio en cada curso vistos los currículos de las materias.
- Aprendizaje lento de la complejidad competencial en la aproximación a la sostenibilidad vs elaboración rápida de las programaciones anuales y búsqueda del aprendizaje exprés del alumnado.
- Obligación de incluir la sostenibilidad en competencias de por sí muy concretas vs el planteamiento curricular separado y casi epistemológico que es tradición en los desarrollos curriculares.
- Acogimiento de la sostenibilidad como concepto complejo vs dar prioridad curricular al estudio de la naturaleza y la sociedad.
- Reconocimiento de los ecopostureos sociales, cada vez más presentes en la vida cotidiana vs estudio de cómo aborda algunos casos la Lomloe y contraponerlo con el día a día.
- Desarrollo de la competencia clave determinada vs una competencia genérica sobre la dimensión ecosocial de la vida y su trascendencia en un mundo real, próximo o lejano, por ahora competitivo.
- El enfoque interdisciplinar y cooperativo hacia la inclusión vs la epistemología básica de cada materia.
- Acogida de lo propio y cercano como temática educativa frente al reconocimiento y la comprensión lo que sucede en el mundo global.
Podríamos citar muchos más pero por ahora sirven estos. Incluso es posible que bastantes centros estén desarrollando ya una acción combinada con respecto a los extremos formulados y hayan superado sus diferencias. Para quienes quieran avanzar mucho más recomendamos acudir a la librería de la Fuhem (Fundación Hogar del Empleado) y adquirir para el centro, como mínimo Educar con enfoque ecosocial. Análisis y orientaciones en el marco de la Lomloe; Miradas. Un enfoque ecosocial e interdisciplinar en 1º de ESO; Miradas: un enfoque ecosocial e interdisciplinar. 2º ESO; La energía. Una mirada ecosocial en 3º de ESO; El mundo actual: una mirada ecosocial e interdisciplinar. 4º ESO. No son las únicas propuestas que merece la pena utilizar como anclaje y contrastación del proyecto propio; unas serán útiles este año mientras que otras necesitarán más tiempo de lectura. Seguro que si miramos bien y adaptamos nuestra primera iniciativa a las capacidades colectivas del grupo concreto y sus intereses razonados vamos dejando atrás algunas intervenciones escolares cercanas al ecopostureo, tan extendido en la vida corriente y sus aledaños. Esta tendencia nos alivia momentáneamente pero no satisface casi nunca; menos aún cuando hacemos balance del proceso. Por eso, no estaría de más consultar Educación ecosocial prefigurativa (frente al colapso medioambiental y civilizacional) de Alberto Estrella.
En fin, no se disgusten ni desfallezcan si algo no sale como se creía, si el alumnado no siempre sigue su invitación al debate razonado sobre la película de la sostenibilidad. Inténtelo de nuevo al curso próximo. Porque algo de razón tenía el sabio cuando opinaba que “no es nada sencillo entender lo simple”. Anotémoslo para el profesorado y para el alumnado. Por lo tanto qué decir de lo que cuesta aproximarse a lo complejo y vivir en sus cambiantes interiores.