Cualquier persona que quiera saber algo de la vida debe enterarse de lo que descubrieron ambos; más todavía han de hacerlo los estudiantes que no van ahora a las aulas. No sabemos lo que dirán los libros de cuándo se descubrió la vacuna o las vacunas contra el coronavirus de ahora, ni siquiera si se logró. Porque a veces no hay defensas colectivas frente determinadas enfermedades, como sucede con el VIH. Tampoco si dirán mucho de cómo se conmemoró el 5 de junio. Como va de vacunas, aquí queremos llamar la atención sobre nuestro Premio Nobel Ramón y Cajal o del médico Jaime Ferrán que andaban bastante atinados cuando la epidemia de cólera de 1885. Otro asunto para buscar información.
Os proponemos conmemorar el Día Mundial de otra forma: relacionando las cosas o productos que usamos con el medioambiente que nos las procura. Seguro que los libros de dentro de unos años dirán que durante unos meses hubo mucha gente sin poder salir de su casa, o que solo lo hacía para comprar lo imprescindible para vivir, que en realidad era poco. El tema/la lección de Historia que trate de esto explicará que se pararon muchas fábricas, se destruyeron muchos empleos, que las economías de muchos países se resintieron. ¡Qué decir de aquellos hogares en donde no entraba nada de dinero! Lo más probable es que los libros no reflexione sobre cómo una buena parte de la gente, millones de personas de todo el mundo, se las arregló durante los confinamientos con las cosas básicas; incluso una parte de la que vivía en los países de ingresos altos. Puede que tampoco hablen de que el medioambiente natural se benefició del parón mundial, al menos en lo que respecta a la contaminación del aire.
Sirva todo lo anterior para preguntarnos qué es una cosa. Las cosas de casa se ven o pasan desapercibidas, gustan más o menos, las hay sencillas y complicadas; también hay muchas cosas fuera, en lo que llamamos medioambiente. Hay cosas que sirven para mucha gente y otras no, unas se utilizan cada día y otras no, las hay que vienen de fuera de casa y otras están dentro siempre, unas consumen energía cada vez que las empleamos, algunas las queremos mientras que otras simplemente la sutilizamos, etc. Debemos reconocer si las cosas son solo objetos. Preguntemos a quienes tenemos al lado. La respuesta no es tan sencilla como parece a primera vista.
Aquí va un sencillo pasatiempo: anotar de forma individual las diez cosas –algo material o no- que más os han ayudado a soportar el encierro, aquellas que consideréis imprescindibles. A continuación hay que compartir ideas, como siempre proponemos aquí. Primero dentro de la familia. Pedid a quienes vivan en vuestra casa que identifiquen sus diez cosas (objetos, asuntos, negocios, productos, temas, dice la RAE) imprescindibles durante estos días de confinamiento. Un buen tema de conversación para estos días de confinamiento, y cuando los superemos. Ahora no vale solo nombrarlas, hay que explicar por qué. Puede que exista diferencias entre las preferidas por mayores y pequeños o jóvenes, puede que no. Todas esas cosas que han sido nombradas no tienen la misma categoría. Unas son más útiles que otras, algunas necesarias o prescindibles. Estarían bien que hablaseis de este asunto en el grupo que tenéis con la gente de vuestras clases. Incluso se puede hacer un trabajo conjunto y proponer a los profes que os sirva para subir nota. Si no da tiempo ahora se prepara para septiembre, o cuando se vuelva a clase.
Otro asunto para trabajar con el grupo-clase. Durante estos días de la pandemia habréis escuchado hablar de la economía circular, esa que busca un sistema más sostenible y humano, porque aprovecha la materia, le da más de un uso. Imaginemos por un momento que, como el Parlamento Europeo propaga en su página, los libros de historia de los que hablábamos al principio cuentan que se desde la covid-19 se había conseguido que una buena parte de la economía del mundo se basase desde entonces en un modelo de producción y consumo cuyo lema era “usar los ajustados recursos materiales o energéticos para hacerlo lo mejor posible”, porque querían hacer visible la necesidad de conseguir un medioambiente acogedor. Dicen algo de esto los periódicos digitales. Revisad en Internet si se habla mucho o poco del asunto.
Si mañana o al año que viene se hace realidad eso de vivir con menos cosas, necesariamente habrá que compartir usos, reutilizar máquinas y materiales, reparar utensilios y destrozos, renovar procesos para usar menos y reciclar una y otra vez materiales y productos existentes, de tal forma que se logre darles un valor casi infinito; en algunos casos se puede. Si así se obra, el ciclo de vida de los productos se extiende. Los beneficios llegarán a las personas, serán más baratos y mejores, y al medioambiente todos los días, no solo cada 5 de junio.
De todo esto habla “La historia de las cosas” de Annie Leonard, que se pregunta de dónde vienen las cosas y hacia dónde van, lo que se podría llamar “la economía de la producción”. En él nos plantea si podemos vivir consumiendo cada vez más cosas en un planeta/medioambiente finito, en la interacción permanente con la naturaleza que es nuestra vida, en ocasiones demasiado consumista, o corremos el riesgo de que se nos termine lo que se guarda en los grandes almacenes que es el Planeta. Este vídeo brinda una ocasión estupenda para ver en familia y comentar lo que en él se dice, para hablar del medioambiente. Da para un debate enriquecedor pero también para hacer un estupendo trabajo de fin de curso.
Otro vídeo que puede resultar entretenido, mucho más corto y especialmente destinado a los más pequeños es De homo consumus a Homo responsabilus. Seguro que disfrutáis al verlo. Más todavía si comentáis lo que dice de las cosas que nos han servido más o menos durante el confinamiento, si incluye otros asuntos de interés que merece comentar, habla mucho de los comportamientos pro ambientales y sociales. Hay que tomar notas de lo que expresa y emplearlas para repensar si convendría cambiar el uso que haremos de las cosas cuando la vida empiece a parecerse un poco a la que teníamos antes, más o menos después del verano. Pásalo a tus compañeros y compañeras. Aún mejor, que el profesorado envíe el enlace a todas las familias del centro y valore si es conveniente hablar de estas historias de las cosas, del medioambiente en general, cuando se retomen las clases en septiembre; de forma presencial u on line seguro que las habrá. No se os olvide que todas las cosas tienen su historia, aunque sea con minúscula; el medioambiente con mayúscula seguro. En muchas ocasiones más de una, pues no toda la gente las vemos igual.