Nada resulta fácil en estos momentos en los centros educativos. Embarcados en aventuras inéditas, muchos han tenido que pertrecharse apresuradamente para un ensayo del cual no tenían precedentes ni entrenamiento. A pesar de todo, han ido acondicionando sus espacios e itinerarios formativos a las nuevas exigencias pandémicas; el tiempo dirá si ha sido suficiente. Ojalá tengan más satisfacciones que contratiempos.
Antes de nada, desde cualquier esquina que miremos, hay que reconocer el esfuerzo de todas las comunidades educativas, grandes o pequeñas; desde infantil hasta bachillerato o FP, también las facultades universitarias. Además de las prevenciones sanitarias y organizativas, han debido preguntarse por el sentido y dimensión de la nueva educación. De ahí han brotado iniciativas interesantes de trabajo diferente, por los temas que tratan y porque potencian la Red como vehículo de aprendizaje, como intercambio de experiencias. Han surgido propuestas de diversos tipos; aquí vamos a fijarnos en algunas, especialmente dedicadas a los tramos de enseñanza obligatoria, que se podrían agrupar en algo tan necesario como la Educación Ambiental, desde muy diversas modalidades. De forma generosa, el profesorado que las ha diseñado las ha puesto al servicio de quien quiera. Un detalle bonito en estas fechas en las que los aprendizajes on line han venido para quedarse y se agradecen impulsos de todo tipo.
Un buen ejemplo de estas iniciativas/proyectos podría ser la propuesta de Profesores por el futuro (Teachers for future Spain). Hay que conocerla pues seguro que es útil en algún momento de esta difícil vuelta al aula. De entre todos los proyectos que abordan para favorecer el trabajo escolar y la participación podemos resaltar aquellos que se detienen en el cambio climático y las emergencias que trae consigo. También los que hablan de consumo o residuos cero. La cabecera de su página no podría ser más elocuente: Acciones desde la educación por el medioambiente. Casi nos valdría también su viceversa, porque el medioambiente es un excelente escenario educativo si sabemos dialogar con él. Incluyen enlaces para trabajar otros temas ambientales. Novedoso su Calendario escolar medioambiental.
El profesorado atento tiene muchos sitios donde mirar. #EA26 es una plataforma de búsqueda de horizontes didácticos, a la vez que un escenario de reflexión compartida entre educadores y educadoras ambientales. Allí se encontrarán debates, reflexiones, entradas a la educación ecosocial y una buena colección de referencias bibliográficas y videográficas. Este foro de debate anima a la incorporación de quienes busquen un buen camino para organizar su educación ambiental. Por su parte, ESenRED funciona como una red de centros que llevan muchos años de acción coordinada para rescatar de la vida los temas ambientales y llevarlos a las aulas, con una dimensión de compromiso participativo. Últimamente están ocupados en diseñar e investigar sobre las vacunas que le irían bien al planeta.
Sirvan estos portales como ejemplo, por no hacer demasiado prolija la relación y así evitar olvidos. Seguro que en cada comunidad autónoma podrán encontrarse proyectos similares; solamente hay que buscarlos y adaptarlos a las peculiaridades del centro. Es más, las administraciones –europea, estatal, autonómicas y municipales– intentan potenciar las sugerencias educativas medioambientales entre el profesorado y el alumnado, especialmente aquellas que se apoyan en el trabajo en red, dado que la formación no presencial lo exige cada día más.
Hay también impulsos muy interesantes que surgen desde fuera de las aulas. Traemos aquí uno como ejemplo. Se trata de Re-conectándonos, el programa piloto de apoyo al sistema educativo mediante la generación de nuevos aprendizajes desde la Educación Ambiental, elaborado por la Red de Equipamientos de Educación Ambiental para el primer trimestre del curso 2020-21. Su intención es ayudar a los centros educativos en su búsqueda de escenarios que limiten la posible aparición de brotes en ellos. Pero, además, esta u otras propuestas del mismo tipo suponen un servicio público que va más allá de lo meramente práctico, pues intenta la formación del profesorado y del alumnado en algo tan valioso como es la percepción comprometida del medio natural, tan fundamental para la formación particular y el compromiso colectivo. Exponen en su propuesta: “Este programa piloto se fundamenta en la generación de nuevos escenarios de aprendizaje y pretende utilizar espacios exteriores del aula que faciliten y enriquezcan el desarrollo del currículum escolar. Estos espacios pueden incluir el patio escolar, el entorno cercano, los espacios periurbanos y las áreas naturales”. Para ello se ofrece la colaboración de profesionales de la educación ambiental en el diseño adaptado a cada centro y en la posterior puesta en marcha de los proyectos.
El desarrollo de la labor docente exige en estos tiempos más profesionales educativos que puedan favorecer los aprendizajes en grupos más pequeños. Sería conveniente que todos los centros se asomasen a los retos que el programa piloto se propone, que debatiesen su idoneidad para cada escuela. Aunque esté formulado para el primer trimestre, los argumentos educativos que plantea –dirigidos tanto a la comunidad educativa en su conjunto como al alumnado y al profesorado– son trascendentales cuando vivimos dentro de múltiples incertidumbres.
En los proyectos que comentamos, en otros muchos que no caben aquí, fluye la idea de educar al aire libre, de reconectar con ese medioambiente que hemos tenido muchas veces minusvalorado. La historia escolar y social nos recuerda que ha habido ocasiones en las que se han puesto en práctica formatos renovadores, apoyados en metodologías particulares y dirigidos a la búsqueda de la formación más completa, priorizando el trabajo dentro del medio natural, próximo al centro o más alejado. Quién sabe si ahora es el mejor momento para hablar de ello, para elaborar proyectos colectivos, o habrá que esperar un poco a que la virulencia pandémica nos deje tiempo y permita más alegrías. En cualquier caso, es un escenario que debe quedar abierto para explorar, máxime cuando el profesorado es consciente de que se requiere con urgencia una renovación curricular.
Se pueden encontrar muchos más proyectos, recursos o iniciativas varias para reconectar con el medioambiente, también con la naturaleza, en la Carpeta Informativa del Ceneam del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, el Centro de Documentación y Recursos para la Educación Ambiental de Cantabria (Cedreac) y el Centro de Documentación del Agua y del Medio Ambiente (Cdamaz) del Ayuntamiento de Zaragoza, entre otros sitios. También en la Guía de Recursos educativos sobre cambio climático, elaborada por el Recida (Red de Centros de Información y Documentación Ambiental) o en Resclima (Respuestas educativas y sociales al cambio climático) de la Universidad de Santiago de Compostela. En cada una de estas cinco páginas, podríamos haber citado otras sumamente interesantes, se accede a enlaces a programas y recursos diversos, tanto de España como de Latinoamérica. Igualmente a proyectos de organismos internaciones, entidades sociales y países europeos.
Al final quien quiere organizar un proyecto de futuro puede, el éxito depende del tiempo y circunstancias propias y ajenas. No se debe olvidar que el aprendizaje es experiencia, especialmente cuando se descubre el medio natural o la relación con el medioambiente ecosocial, próximo o lejano. El desarrollo de un proyecto educativo, compartido y comprometido, lo facilita.
Carmelo Marcén Albero
1 comentario
Excelente artículo, muchas gracias!!