Autor: Llúcia Oliva

El ascensor social del que los americanos estaban tan orgullosos, hace años que no funciona. El sueño americano de hacerse rico si se trabaja mucho, se ha desvanecido. Estados Unidos fue el primer país en el que apareció una nueva clase: los trabajadores pobres. Son los perdedores de la globalización que, en masa, han apostado por Trump.

En Estados Unidos viven muchos judíos, pero no tantos como para determinar la política del país en Oriente Medio. Lo que marca esta política es el dinero, el dinero de los lobbies a favor de Israel que controlan el Congreso de los Estados Unidos. La muestra de este control la hemos visto este verano de muchas maneras. Por ejemplo, cuando el primer ministro israelí fue invitado a hablar en una sesión conjunta de representantes y senadores. Por vergüenza de muchos americanos y de gente de buena fe de todo el mundo –incluidos miles de judíos–, los congresistas aplaudieron con entusiasmo…