Cuando nuestras escuelas hayan superado sus épocas de enclaustramiento y se propongan preparar a muchachos y niñas para la vida que deban vivir en un mundo de trabajo diario, la biblioteca de la escuela será la puerta abierta a la oportunidad del presente. Hall, M. E: 1915
La trayectoria de transformación de los centros educativos a partir de una biblioteca escolar útil y congruente con la realidad del s. XXI es heterogénea, dada la enorme disparidad de situaciones existentes, pero intensa y auténtica.
Hemos de tener en cuenta que la situación de nuestras bibliotecas escolares es compleja por muchas razones pasadas y presentes. Podríamos situarnos en la queja, ya que tenemos innumerables razones para ello, pero preferimos seguir hablando desde el entusiasmo, la profesionalidad, el compromiso y la posibilidad.
La pandemia y especialmente la etapa de marzo 2020 a junio 2022 nos ha hecho tocar tierra. Darnos cuenta de que en muchos centros educativos el espacio físico de la biblioteca o bien se cerró o su uso se modificó (dejó de hacerse el préstamo y pasó a emplearse como aula de grupos ordinarios por aquello de la distancia física…) y, en algunos de ellos, no pasó nada. Tal vez porque esas bibliotecas no estaban integradas realmente en las prácticas educativas, ya que no todas las concepciones del currículo precisan para su desarrollo de las mismas herramientas, ni van a dar respuesta de la misma manera a las preguntas de qué, cómo y cuándo enseñar y evaluar. (Castán, G.: 2002). Esto no ha hecho más que confirmar algo que ya sabíamos: allá donde se mantienen métodos tradicionales de enseñanza, tanto si es en modo virtual o presencial, el modelo obsoleto de biblioteca escolar es perfectamente prescindible.
Pero, la realidad ha sido y es diferente en las bibliotecas escolares de otros muchos centros en los que esta venía siendo el eje vertebrador de la práctica educativa de alumnado, profesorado y familias; constituidas en verdaderos centros de recursos de información y lectura, transformadas en “Espacios de aprendizaje inclusivos, creativos, de comunicación, educación en medios e información y lecturas” integrados en la vida de la institución escolar, siendo realmente las aulas de futuro de los centros, en consonancia con el movimiento internacional de BIBLIO.LAB.
Espacios que permiten el encuentro y la construcción de saberes compartidos, y que son una pieza clave de infraestructura social (Klineberg, E ). Centros en los que la biblioteca tiene la consideración de espacio físico y digital de aprendizaje de una escuela donde la lectura, la consulta, la investigación, el pensamiento, la imaginación y la creatividad son fundamentales para el tránsito de la información al conocimiento por parte de los estudiantes, y para su propio crecimiento social y cultural (Directrices IFLA 2015)
En esas escuelas e IES el espacio virtual y digital cobró mucha fuerza y a partir del curso 20/21, contando con espacios exteriores, con medidas organizativas que contemplaron el respeto a los aforos y sabiendo que el contagio era aéreo y no por los objetos, no solo se mantuvo la actividad en el espacio físico de la biblioteca sino que sirvió de acicate para continuar transformando los centros, incidiendo aún más en aspectos innovadores y, sobre todo, siendo útil al conjunto del profesorado, alumnado y familias.
A menudo se ha logrado siendo una biblioteca distribuida en el espacio, haciendo que todo el centro sea biblioteca, también repartida en el tiempo, con sus espacios virtuales y digitales; pero asimismo una biblioteca multimodal en los tipos de fondos (libros, álbumes, juegos, utensilios variados de su espacio maker, robótica, tecnología…) y la manera de acceder a ellos (Miret et al.: 2021). Se trata de un entorno versátil supeditado a una amplia diversidad de usos, que parte de la necesaria flexibilidad que nos permite aprender de múltiples formas y ser el cauce de participación comunitaria, un espacio de aprendizaje multidimensional desde el que se impulsan cambios metodológicos, organizativos y actitudinales que permite ser consciente, a toda la comunidad educativa, de que los centros están cambiando.
Esas escuelas e institutos, con demasiada frecuencia sin el apoyo de sus administraciones educativas, se creyeron que el art. 113 de la LOE, después de la Lomce y ahora de la Lomloe sobre bibliotecas escolares era y es de obligado cumplimiento, con el mismo rango que el resto del articulado y por ello se atrevieron a pedir a sus inspectores educativos que, al menos, no solo respetasen sino que impulsasen el denostado interés de esos centros en cumplir la ley educativa vigente.
Puede ser de utilidad emplear el esquema reflexivo de Mary Guinn en el Informe de UNESCO Reimaginar junto nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación, para plantearnos, en este ámbito de las bibliotecas escolares, las tres preguntas esenciales para transformar la educación:
- ¿Qué deberíamos seguir haciendo?
- ¿Qué deberíamos dejar de hacer?
- ¿Qué debería reinventarse de forma creativa?
¿Qué deberíamos seguir haciendo?
Nos conviene analizar los resultados de la última estadística de Bibliotecas Escolares del Ministerio de Educación para darnos cuenta de que son muchos los aspectos que están funcionando pese a múltiples inconvenientes, la invisibilidad tenaz y el amplio margen de mejora.
Además de la lectura, la consulta y los préstamos, son distintas las actividades que se llevan a cabo en las bibliotecas escolares entre las que destacan las de enseñanza y aprendizaje para apoyar el desarrollo del currículo (73,9%), las actividades culturales y encuentros literarios (50,9%), las de fomento lector (77,6%) y las actividades de igualdad de géneros (46,2%) o actividades con la participación de las familias (37,8%).
El 29,8% de las bibliotecas abren más de 10 horas semanales con atención del equipo de biblioteca, y el 17,8% más de 20 horas semanales. Las bibliotecas de los centros públicos de secundaria y FP son las que presentan un porcentaje más alto entre las que abren más de 10 horas, el 36,7%.
El 28,4% de las bibliotecas escolares son atendidas por equipos de más de 5 personas; el 51,9% cuenta con un equipo de 2 a 5 personas y el 18,6% restante por una única persona. En el 95,7% de los centros su profesorado participa en el equipo de la biblioteca. Es llamativo el caso de los centros privados, en los que en el 11,1% de los casos se incorpora personal técnico especializado al equipo de biblioteca pero disminuye significativamente el porcentaje de profesorado en el equipo. En el 53,1% de las bibliotecas su coordinador/responsable tiene formación específica en labores de biblioteca y el 44,9% ha recibido formación en el último año.
Los fondos digitales se van incorporando de forma progresiva a las bibliotecas escolares, pues el 41,4% de estas poseen fondos audiovisuales en soporte digital. Los usuarios pueden conectar sus dispositivos propios a Internet a través de la conexión inalámbrica de la biblioteca en el 58,9% de los centros. El 71,2% de ellas pone a disposición de sus usuarios ordenadores/terminales informáticos, porcentaje que llega al 85,9% en el caso de los centros públicos de secundaria y FP.
En cuanto al número de fondos global, el 32,2% de las bibliotecas escolares cuenta con 2.000 o menos documentos, el 32,5% con un número comprendido entre 2.001 y 5.000, el 22,1% entre 5.001 y 10.000, y el 13,3% restante disponen de más de 10.000 documentos. En los centros privados el tamaño de las colecciones es menor: el 53,3% tiene 2.000 o menos documentos y sólo el 8,5% más de 10.000.
El 91,1% de las bibliotecas realizan préstamos domiciliarios a los usuarios y en el 39% se realizan más de 500 préstamos.
La biblioteca es un agente de primer orden en relación con la equidad social, la inclusión y la igualdad de oportunidades. El hecho de facilitar el acceso a diversidad de fondos y materiales variados en cuando al formato, ya es en sí misma una medida para favorecer la equidad.
Hay un efecto Mateo-Emerson para el bagaje intelectual: aquellos que han leído mucho y bien tendrán muchos recursos que aplicar a lo que lean; y los que no lo hayan hecho, tendrán menos que aportar, lo que, a su vez les dará menos base para la inferencia, la deducción y el pensamiento analógico, haciéndoles más propensos a caer presas de información no contrastada, ya sean informaciones manipuladas o completamente falsas. Nuestros jóvenes no sabrán lo que no saben. Los demás tampoco. (Wolf, M. 2020: 77)
En el Programa para la Orientación, Avance y Enriquecimiento Educativo PROA+, incluido en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se establecen tres Actividades Palanca directamente relacionadas con la biblioteca escolar, en la Línea Estratégica E.2 Acciones para apoyar al alumnado con dificultades para el aprendizaje, pero es un programa al que no accede el conjunto de los centros del país:
- palanca A231 Activamos la biblioteca escolar y la abrimos a la comunidad,
- palanca A232 Reforzando la comprensión lectora: biblioteca tutorizada y
- palanca A233 Dinamización de bibliotecas escolares .
Por otra parte, la realidad es muy dispar entre las distintas CCAA que ejercen la cogobernanza con el Ministerio de Educación, concretamente con la Subdirección General de Cooperación Territorial, que se venía encargando de bibliotecas escolares. En este artículo (Castellanos Claramunt, J. 2022) puede verse un breve repaso por las referencias a las bibliotecas escolares en la normativa autonómica (páginas 8 a 16).
La Asesoría de bibliotecas escolares de Galicia con su Plambe, los planes LIA, los estudios acerca de los clubes de lectura y los documentos de análisis de 15 años del programa de bibliotecas escolares gallegas ; la de Extremadura con el plan LAR y su ORDEN de 6 de octubre de 2022 por la que se regula la gestión y organización de las bibliotecas escolares y desarrollo de los planes de lectura, escritura y acceso a la información de los centros educativos públicos; así como la de Andalucía, con su Red de BBEE y las diferentes publicaciones de índole formativa, llevan años demostrando al resto que su hoja de ruta es imparable.
Además, algunas facultades de formación del profesorado, desde la implantación de Bolonia, han ido introduciendo asignaturas de biblioteca escolar en la formación inicial del futuro profesorado desde una perspectiva interdisciplinar y en la consideración de ser un Centro de Recursos de lectura, información y aprendizaje. En el caso de la de Oviedo en 4º de los grados de Maestro de Infantil y Primaria.
Hemos de seguir avanzando en la consolidación y constitución de redes de colaboración y cooperación con las bibliotecas públicas pues nuestras bibliotecas son el eslabón básico y necesario. Existen ejemplos encomiables de buenas prácticas de bibliotecas de doble uso (Parra Valero, P.:2022) de distintas CCAA, que funcionan en poblaciones rurales como elementos de cohesión social al ofrecer un servicio bibliotecario para toda la comunidad, desarrollando los puntos 4 y 5 del Art.113 Lomloe.
La biblioteca escolar ha de servir de apoyo a todo el currículo, a todas las etapas y a todas las áreas poniendo el foco en los aprendizajes activos
¿Qué deberíamos dejar de hacer?
Mantener las ideas anacrónicas que perpetúan la biblioteca escolar en el ámbito de las áreas de lengua, dedicadas solo a la animación a la lectura literaria o de uso exclusivo de los Departamentos de Lengua en el caso de Secundaria.
Pensar que la biblioteca de aula y la biblioteca de centro son excluyentes, favoreciendo el uso de aquella en detrimento de la escolar (Baró, M.:2022)
No tener claro que la biblioteca ha de servir de apoyo a todo el currículo, a todas las etapas y a todas las áreas poniendo el foco en los aprendizajes activos.
No considerar fundamental el desarrollo de la competencia lectora y la adquisición de competencias en el uso de la información y la educación mediática. Desde la biblioteca escolar se aprende a leer, se lee para aprender y se disfruta leyendo al contar con buenos fondos literarios y libros informativos (Baró, M.:2022) ya que la biblioteca escolar provee de recursos, físicos y digitales, útiles al profesorado, alumnado y familias.
Dedicar un alto porcentaje del tiempo de los coordinadores/responsables solo a la catalogación informática ya que hay herramientas colaborativas que simplifican mucho ese importante cometido previo de gestión del fondo documental.
Aunque pueda sonar extraño e increíble, en algunos centros de secundaria aún se emplean como espacios de castigo para el alumnado y esa es una práctica inadmisible.
Desconsiderar la necesaria relación con el coordinador/a o figura TIC de los centros como un integrante más de los equipos de biblioteca escolar, dadas las importantes aportaciones que la biblioteca escolar hace en la digitalización de los centros. En ella se selecciona, adquiere y crea una colección digital adaptada a las necesidades del alumnado (Rey Casplan, A.: 2022); se apoya la implementación de medidas de seguridad y protección de datos y privacidad, en cumplimiento de las regulaciones legales; se contribuye al desarrollo de programas de AMI (alfabetización mediática e informacional); se promueve la formación sobre propiedad intelectual/derechos de autor, licencias creative commons, plagio y citas/referencias bibliográficas y se contribuye a la creación de una política documental a nivel escolar que oriente la creación y la utilización de contenido digital, definiendo criterios de calidad, uso y garantía de acceso.
El Plan de digitalización habrá de contemplar la brecha de acceso, no solo referida a los dispositivos, sino sobre todo a la brecha de uso, para lo cual es ineludible poner el acento en las interacciones con la información y medios que cuiden la salud digital y el bienestar emocional de nuestro alumnado pero también la conciencia crítica que nos permita ser resilientes.
Hay que evitar permanecer aislados tanto en el centro como no siendo un espacio abierto a la comunidad educativa. Como contrapunto tenemos algunos ejemplos de Redes de bibliotecas escolares ya existentes (balear, castellano-manchega, andaluza, gallega o extremeña) que son una muestra de buen hacer.
Olvidar que las bibliotecas escolares son una de las herramientas más eficaces para implementar, desde la escuela, la vivencia y concienciación en torno a los ODS2030, al respaldar programas de alfabetización en medios e información (Piquín, R.:2022), ofrecer un lugar seguro para el aprendizaje; generar nuevos conocimientos y poner en marcha programas y proyectos de desarrollo sostenible, género y ciudadanía global.
¿Qué debería reinventarse de forma creativa?
Lo primordial y principal es que, de una vez por todas, las administraciones educativas coordinadas por el Ministerio de Educación y Formación Profesional elaboren un PLAN de bibliotecas escolares dentro del período de implantación de la citada Ley (punto 2, art. 113 Lomloe) pues no existe una normativa nacional uniforme de Bibliotecas Escolares.
Desde hace años existe un consenso generalizado de que la biblioteca escolar es cuestión de equipo por el carácter transversal e interdisciplinar de las múltiples actividades que de ella dimanan, pero no hay tanto consenso respecto a la persona responsable (horario, formación…).
Puesto que estamos comenzando la implantación de la Lomloe y hay un movimiento, tanto desde las juntas de rectores y decanos de las facultades de Formación del Profesorado y Educación como del conjunto de agentes educativos, para revisar el ingreso, accesos y adquisición de nuevas especialidades docentes similar a lo que se hizo con el R.D276/2007 de 23 de febrero a partir de la Ley Orgánica de 2006, quizá sea el momento de plantear como especialidad docente, similar a las especialidades de Educación Física, Música o Lenguas Extranjeras, la especialidad de Biblioteca Escolar, con requisitos similares a los que se plantean en la letra B del art. 42 del R.D 1594/2011 de 24 de noviembre, por el que se establecen las especialidades docentes del Cuerpo de Maestros.
Tal vez haya llegado la ocasión de que las bibliotecas escolares de todos los centros se constituyan en Red, se visibilicen y cumplan el gran cometido social que les da razón de ser
En lo que se refiere a los centros de secundaria una propuesta operativa podría ser, en primera instancia, que pudiesen presentarse al Master de Formación de Profesorado de Educación Secundaria aquellas personas que se han formado como especialistas de la información y documentación siendo Graduados o Licenciados en Biblioteconomía, Información y Medios, para ir incorporándose a los equipos interdisciplinares de biblioteca de los distintos centros educativos.
Entonces ¿Será este el momento de plantear las bibliotecas escolares de todo el país como un PERTE?
El Real Decreto-Ley 36/2020 introduce una nueva estructura de gobernanza y de múltiples alianzas; articula una parte relevante de la gestión de los fondos europeos en torno a los denominados Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), una nueva forma de colaboración público-privada denominada “proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica”. Se trata de proyectos tractores con impacto transformador estructural sobre sectores estratégicos o con fases de investigación e innovación ambiciosas.
En los cruciales cursos anteriores hemos aprendido mucho, ratificándonos en que la biblioteca escolar es una herramienta sumamente valiosa para transformar la educación, siguiendo la estela de los Retos para la Biblioteca Escolar 2020 y las directrices internacionales, a través de:
- Dotar de estabilidad a las bibliotecas escolares.
- Promover un modelo de biblioteca escolar como espacio educativo a la medida del proyecto de centro.
- Concebir la biblioteca escolar como mediadora de las lecturas en el centro y situarla en el centro neurálgico de las políticas públicas centradas en la lectura, en todos los formatos, para todas las finalidades.
- Promover una visión de la biblioteca escolar como el contexto privilegiado para el desarrollo de las competencias mediáticas e informacionales, la Alfabetización Mediática (AMI) y como requisito para la construcción del pensamiento crítico.
En este planteamiento valiente y comprometido, de PERTE para las Bibliotecas Escolares, caben múltiples actores: ministerios de Educación y de Cultura, CCAA, entidades locales, ONG y empresas del ámbito de la educación y la cultura, editoriales, personas del ámbito de la educación no formal y, por supuesto, la universidad. Tal vez haya llegado la ocasión de que las bibliotecas escolares de todos los centros se constituyan en Red, se visibilicen y cumplan el gran cometido social que les da razón de ser.
Además en la actualidad y en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia algunas Autonomías han publicado Órdenes de Subvenciones para la adquisición de fondos bibliográficos en papel o la dotación y renovación de fondos de bibliotecas. Nos preguntamos ya si no podría hacerse algo así en el resto de CCAA para que podamos cumplir los estándares en cuanto a actualización de los fondos que constituyen el acervo de nuestras bibliotecas escolares.
Los clubes de lectura, los cine-fórums, los laboratorios ciudadanos, los viveros de proyectos y espacios de creadores, las radios escolares… y todos aquellos aspectos creativos y comunitarios de aprendizaje no formal , learning commons, tienen cabida en una biblioteca que da sentido a su misión primordial (apoyar y favorecer el desarrollo de TODOS los proyectos del centro al que pertenece, inserta hasta la médula en los procesos de desarrollo curricular),a la par que ser el espacio de aprendizaje en el que el profesorado y el alumnado están comprometidos con la lectura y la información en diversos soportes, con diferentes grados de complejidad, para construir conocimiento real y útil de los temas curriculares, del mundo y de ellos mismos. (MARCO DE REFERENCIA BBEE. 2011).
Refencias
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Baró LLambias (2022) 10 maneres de fer imprescindible la biblioteca escolar. En Jornades Gestiò i Dinamizaciò de Biblioteques escolars. Castellón.[VIDEO] https://www.youtube.com/watch?v=vxDbCB0SPy4
Castán, G. (2002) Concepciones curriculares y BE: reflexiones para la elaboración de un modelo, Madrid: Actas Seminario Biblioteca Escolar y Calidad de la Educación. ANELE
Castellanos Claramunt, J (2022) Un enfoque jurídico de las políticas públicas en bibliotecas escolares: una pieza más del engranaje democrático. En MÉI: Métodos de Información, Vol. 13, Nº. 24, 2022 (Ejemplar dedicado a: Bibliotecas escolares), págs. 1-23
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