La relación entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Aprendizaje-Servicio (ApS) es estrecha y mutuamente beneficiosa. Los ODS han encontrado en la metodología del aprendizaje-servicio una excelente manera de darlos a conocer entre los jóvenes al implicarlos en las transformaciones que proponen. A su vez, el aprendizaje-servicio encuentra en los ODS una amplia gama de temas para idear proyectos de servicio a la comunidad. En resumen, el ApS es una herramienta para trabajar los ODS y los ODS son un mapa de las necesidades urgentes sobre las que puede incidir la educación.
Esta relación se basa en una finalidad común: abordar los desafíos de supervivencia que hoy se plantea la humanidad. Los 17 objetivos y las 169 metas que aprobaron las Naciones Unidas en septiembre de 2015 como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se enfrentan a varios desafíos mundiales: erradicar la pobreza y el hambre; promocionar la salud, la educación y la igualdad de género; asegurar el agua potable y la energía asequible y no contaminante; promover el trabajo decente, la reducción de las desigualdades, la paz y la justicia; etc. Estos objetivos se han de alcanzar promoviendo un desarrollo equitativo y sostenible que beneficie a las personas y al planeta.
Para implementarlos estos objetivos se convoca a participar a todos los actores que pueden aportar alguna contribución: los gobiernos, el sector privado, las entidades de la sociedad civil y el conjunto de la ciudadanía, sin olvidar naturalmente a los jóvenes. Por todo ello, no es sorprendente que el ApS haya tomado los ODS como un inventario de posibles proyectos, además de ser una inspiración dirigida a transmitir a los jóvenes conciencia crítica y voluntad de compromiso para trabajar por un planeta y una humanidad justa y sostenible.
Pero hay algo más. La relación entre los ODS y el ApS no sólo se basa en la voluntad de promover una mejor forma de vida, sino que también cuenta con el respaldo de sólidos argumentos pedagógicos. El aprendizaje-servicio es una de las metodologías que defiende que el propósito esencial de la educación es abordar problemas reales de la comunidad con la finalidad de fomentar el bien común. El aprendizaje-servicio, junto a otras propuestas como la Ciencia Ciudadana, el Aprendizaje Basado en Problemas, las Clínicas Jurídicas, los Consejos de Infancia o la Mentoría Social, parte de una idea fundamental y aparentemente sencilla: formar al alumnado contribuyendo a cambiar la realidad.
En la actualidad, una educación responsable debe plantear a los jóvenes desafíos reales y alentarlos a colaborar activamente en su resolución. El énfasis no recae únicamente en la adquisición de conocimientos y competencias para utilizar en el futuro, sino en obtener conocimientos y competencias mientras se está implicado en la realidad tratando problemas concretos de la comunidad. De lo contrario, se estaría ocultando situaciones problemáticas que afectan a los estudiantes y se estaría frenando su capacidad para convertir esas situaciones en desafíos formativos.
Por otro lado, los Objetivos de Desarrollo Sostenible han de responder a una pregunta pedagógica importante: ¿cómo transmitir de forma convincente sus propuestas a los jóvenes? La respuesta es conocida: la educación no puede limitarse a informar, debatir y concienciar a los estudiantes a propósito de los problemas actuales, sino que debe implicarlos en actividades que busquen la resolución de problemas reales de la comunidad. Plantearse la educación de este modo significa integrar en el proceso educativo la participación de los estudiantes en la transformación social. Esta es la mejor manera de contribuir al desarrollo de los estudiantes, como seres humanos y como agentes de cambio.
En conclusión, los ODS y el ApS se encuentran dos veces: primero vimos que coincidían en su finalidad –abordar los desafíos que tiene planteados la humanidad– y ahora vemos que aplican un mismo método pedagógico –la participación del alumnado en la solución de problemas reales de la comunidad. Esta doble conexión es una invitación al profesorado a emprender acciones en sus aulas en favor de un mundo más justo y sostenible. Una invitación a movilizándose con responsabilidad, optimismo y esperanzada en el futuro, puesto que actuando en común se pueden alcanzar las metas propuestas.