El Departamento de Educación en Cataluña, en el marco del nuevo currículo, plantea la importancia de aprender con sentido. Define que aprender con sentido implica que la persona aprendiz sea capaz de movilizar los aprendizajes adquiridos para responder a los principales desafíos que deberá enfrentar a lo largo de su vida. La meta no es simplemente adquirir conocimientos, sino aprender a utilizarlos para resolver necesidades concretas en la realidad.
Además, añade que el propósito de que el niño aprenda con sentido es lograr una sociedad más cohesionada, justa y democrática, basada en una ciudadanía activa que incluya a todas las personas y donde sea posible la igualdad de oportunidades y la igualdad real y efectiva.
Aprender en el ámbito educativo del ocio es, en esencia, aprender con sentido. La doble vertiente educativa y social de las entidades (grupos de tiempo libre, agrupaciones scouts y otros proyectos de tiempo libre) que forman parte de él, junto con una orientación marcadamente ética, contribuye a este propósito tan elevado como es actuar (aplicar conocimientos) para dejar este mundo un poco mejor de lo que lo hemos encontrado (meta). Sin embargo, aunque podríamos afirmar que tenemos un terreno fértil para generar aprendizajes cargados de sentido y verdaderamente transformadores, en la práctica necesitamos propuestas que nos guíen en esta dirección. Por eso, desde que descubrimos todo lo que puede aportar el aprendizaje servicio a la pedagogía del ocio, son muchas las experiencias e iniciativas que se han enriquecido con sus beneficios. Veamos algunas de ellas.
El Aprendizaje y Servicio (APS) estimula el sentido del aprendizaje en el tiempo libre. El APS coloca en el centro de la acción educativa la idea de aprender y actuar en beneficio del bien común. Revitaliza el concepto de educación transformadora, donde las personas son capaces de asumir desafíos, reflexionar críticamente y actuar de manera altruista en sus comunidades. El APS impulsa la dimensión del compromiso en las actividades de ocio educativo más comunes: en excursiones, colonias y campamentos, proyectos en el barrio, campañas cívicas, etc., sin olvidar que muchas otras propuestas lúdicas, artísticas, deportivas, también pueden tener una dimensión de servicio.
La «mochila ecológica» es un pequeño ejemplo de cómo incorporar la dimensión de servicio en las salidas a la naturaleza. Cuando los niños salen de excursión, a lo largo del camino, prestan atención a algún lugar donde el impacto de las personas sea evidente. A menudo, cerca de fuentes, ríos y grandes áreas, encontramos basura que la gente ha dejado en el suelo. Se toma una fotografía del estado del lugar y se realiza una pequeña limpieza recogiendo la basura. Posteriormente, se utilizan las fotografías para sensibilizar a la población sobre el problema, informar a las autoridades, etc.
El APS en el tiempo libre contribuye a replantear la responsabilidad que tenemos como ciudadanos y ciudadanas. Las entidades de ocio educativo despliegan su acción en los territorios, desde la proximidad. Se convierten en auténticas escuelas de ciudadanía activa y a menudo son motores de dinamización comunitaria. Por eso, desempeñan un papel clave en la construcción de la cohesión social de los barrios. Cuando los niños y jóvenes se involucran en proyectos locales basados en el aprendizaje servicio, ejercitan su compromiso cívico y hacen posible la idea de comunidades y ciudades educadoras. Además, la presencia de entidades sociales y/o grupos con los que colaboran en estos proyectos hace que los aprendizajes sean reales y, al mismo tiempo, fomentamos la idea de agencia educativa, ya que las entidades también desempeñan una función educativa durante el proceso.
El APS resignifica el «aprender haciendo» tan genuino en la educación en el tiempo libre
Este verano, muchos campamentos urbanos han incorporado actividades y proyectos basados en el APS. Los jóvenes de Sant Sadurní d’Anoia se han involucrado en diversas iniciativas con el centro de mayores, el grupo de encaje de bolillos y entidades de cultura popular. Han compartido juegos de mesa, actividades de puntería, historias y muchas conversaciones que les han permitido acercarse y sentirse parte de una comunidad donde se establecen vínculos inesperados.
El APS resignifica el «aprender haciendo» tan genuino en la educación en el tiempo libre. Decimos que aprendemos con sentido cuando acercamos al niño a situaciones, preguntas y problemas reales de la vida. Precisamente, el aprendizaje experiencial y vivencial es una de las fortalezas de la educación en el tiempo libre. En este sentido, el APS aporta un valor añadido a los aprendizajes contextualizados, ya que los conecta con las realidades sobre las cuales se quiere intervenir.
En la Riera de Gaià (Tarragona), hace casi 10 años, los niños y las familias del centro de ocio educativo, y ahora también de otros ámbitos educativos, colaboran para restaurar el entorno natural del río y sus alrededores. Los niños han crecido involucrándose en actividades de limpieza, plantación, sensibilización y han visto cómo su esfuerzo no ha sido en vano. El agua ha recuperado su transparencia, hay más plantas autóctonas en las calles y se han reverdecido muchos espacios. Son aprendizajes transformadores que generan mucha esperanza.
El Aprendizaje y Servicio refuerza el impacto de las experiencias vividas y nos anima a ser mejores educadores. Así como hacemos bandera de la huella que deja hacer una cumbre, los primeros campamentos fuera de casa o los vínculos que se forjan en los grupos de educación en el tiempo libre, participar en proyectos de APS también tiene un efecto muy positivo en los niños y jóvenes. Además de motivarlos, de aumentar su autoestima y desarrollar todo tipo de competencias personales, sociales e instrumentales útiles para la vida, descubren otras realidades que les ayudan a adquirir una visión más completa del mundo, fuera de la burbuja que construyen las pantallas y los entornos con los que suelen relacionarse.
A otro nivel, pero igual de importante, el APS impulsa a los equipos de monitores y monitoras a desempeñar mejor su tarea. Porque los proyectos de aprendizaje servicio implican planificación, compromiso, compartir objetivos con los niños y niñas y algo que no siempre se prioriza lo suficiente, reservar espacios para interiorizar lo que se vive y se aprende. En el ocio educativo no hay excusas, disponemos de espacios y tiempo para trabajar a fondo estas cuestiones.
Niñas y niños descubren otras realidades que les ayudan a adquirir una visión más completa del mundo, fuera de la burbuja que construyen las pantallas y los entornos con los que suelen relacionarse
Es bastante común que cuando se experimentan los beneficios del aprendizaje servicio, este se extienda como una mancha de aceite entre las actividades y proyectos. Quizás no siempre de manera fiel a la metodología, pero la voluntad de incorporar la dimensión de servicio, de prestar más atención a las necesidades del entorno, de crear redes y de impregnarse del espíritu altruista está muy presente. Talleres de teatro que evolucionan hacia campañas de sensibilización sobre los Derechos Humanos; centros de verano que plantean acciones de cooperación con entidades de los barrios; grupos de sábados que se proponen colaborar una vez al mes con entidades de rescate de mascotas; niños que en el espacio del comedor escolar recuperan semillas de alimentos en su huerto, y así encontraríamos un montón de ejemplos más.
Es evidente que el aprendizaje servicio nos brinda la oportunidad de hacer las cosas con más sentido. Ese «sentido» del que hablábamos al principio, el que nos impulsa a ser más competentes y mejores personas. Los desafíos a los que la humanidad se enfrenta en la actualidad nos instan a ponernos manos a la obra. El tiempo libre, como ámbito educativo, también debe sentirse interpelado a explorar y aprovechar al máximo todo lo que puede aportar el Aprendizaje Servicio.