Cuando hablamos de la formación inicial del profesorado es necesario hacerlo desde varias perspectivas: la personal, la social y la académica.
La perspectiva personal es una de las claves. Los estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación, tienen que tener una verdadera vocación por la futura profesión que van a desarrollar. Es probable que no la tengan cuando comienzan sus estudios, pero ahí está la labor del profesorado, el hacer que la consigan. Han de hacerles reflexionar y hacerles conscientes de por qué quieren ser docentes, pero antes tienen que hacerse la siguiente pregunta: ¿Realmente quiero ser docente? Hay que ser consciente de lo que exige esta profesión y cuáles tienen que ser las capacidades y habilidades personales que se necesitan.
En referencia a la perspectiva social, ahí el Estado tiene más protagonismo. La escuela no solo tiene que transmitir conocimientos, sino que es una gran herramienta para formar a personas. Tienen que imperar los valores democráticos y constitucionales, por encima de cualquier otros. Además tiene que preparar a las futuras generaciones para vivir en sociedad.
Es importante que desde la universidad se forme a los docentes en este tipo de valores. Los futuros maestros y maestras transmiten aquello que se denomina currículo oculto, es decir, a través de su forma de pensar y actuar también estarán enseñando y transmitiendo. Es por ello que se hace muy importante la necesidad de que adquieran unos conocimientos y valores acordes al sistema democrático, social y constitucional que rige nuestro país. Pero para ello es indispensable que exista un pacto educativo que fije unos principios y unas funciones por las que se va a regir nuestro sistema educativo. Un pacto totalmente consensuado y aceptado por toda la sociedad que haga que los docentes se sientan orgullosos de él y lo asimilen como propio.
La perspectiva académica se concreta a través de las habilidades y conocimientos técnicos que los docentes han de tener. Aquí, la convivencia entre la teoría y la práctica es clave para el éxito. Esta es una de las carencias de la actual formación docente, porque aunque es cierto que existen bastantes momentos de práctica, no tienen el equilibrio suficiente para desarrollar el trabajo en el futuro ya que, en muchas ocasiones, la carga teórica no está demasiado conectada con la práctica.
Es indispensable que se haga mucho hincapié en la atención a la diversidad. Cuando hablamos de diversidad no nos referimos solo al alumnado con necesidades educativas especiales (NEE), ya que que todo el mundo es diverso. Existen diferentes ritmos de aprendizaje, diferentes intereses, distintas motivaciones… es por ello que la enseñanza y el aprendizaje se tienen que adaptar a los diferentes tipos de alumnos y alumnas que nos podemos encontrar.
Aquí entra en juego la metodología, ¿realmente se ponen en práctica las metodologías que se enseñan en las aulas? Es decir, ¿experimentan los alumnos de las facultades de Educación esas metodologías que se están enseñando? En muchas ocasiones no. Es primordial que se pueda experimentar personalmente la puesta en práctica de esas metodologías a la vez que se enseñan. No olvidemos que la memoria biográfica juega un papel importante en nuestras vidas y que tendemos a repetir lo que vivimos (en muchas ocasiones se repiten las mismas clases que recibimos cuando éramos niños).
No hay que limitarse a hablar de gamificación o aprendizaje cooperativo (por resaltar algunos ejemplos), hay que procurar que los futuros docentes vivan una clase en donde se apliquen esas metodologías.
Otro de los aspectos, que el sistema universitario tiene que potenciar, es el de la relación con las familias. A parte de trabajar en las habilidades sociales necesarias para tratar con ellas, es imprescindible poseer unos conocimientos técnicos que ayuden a preparar reuniones y entrevistas de tutorías, cómo comunicarse con ellas, etc.
En relación a todo lo expuesto, es importante que se aprenda de modelos de formación del profesorado como el finlandés, en donde la práctica, durante la formación docente, ocupa un lugar privilegiado y no es un mero trámite. Todo lo contrario, son conscientes del papel que ocupa la educación y de su poder para formar a las futuras generaciones y crear ciudadanos y ciudadanas preparadas para poder vivir en sociedad.
De los cuatro momentos que tienen de prácticas durante su carrera universitaria, tres han de ser en las escuelas de educación elemental específicas de formación del profesorado, conocidas como escuelas normales. En el cuarto momento pueden elegir cualquier escuela.
Estos centros específicos de prácticas son parte de la Facultad de Ciencias de la Educación. Ahí los futuros docentes reciben formación en técnicas de enseñanza y aprendizaje directamente de los propios docentes y en un aula real. Todo está bastante controlado y esa formación no se deja al libre albedrío de un docente que transmite su propio punto de vista de la educación, ya que esos tutores son seleccionados por la propia universidad y formados para tal fin. Lo que ahí se transmite es una visión de Estado, una manera común de entender la educación. Esas experiencias son consideradas como un entrenamiento en la práctica docente intensiva y de calidad.
Esas escuelas normales (y como parte de la formación) realizan experimentos e investigaciones que luego extenderán al resto de centros educativos, es decir, que los futuros docentes, junto con los profesores de la escuela, investigan y ponen en práctica cuestiones relacionadas directamente con la educación como: nuevos métodos de enseñanza, diseño del espacio, generación de nuevos recursos didácticos…
La formación inicial del profesorado tiene un amplio margen de mejora en nuestro país y es muy interesante que se tomen como referencia otros sistemas educativos que acumulan casos de éxito.
Autor:
Juan Carlos Palomino Quijorna, maestro de Educación Primaria y Licenciado en Pedagogía. Tutor de Educación Primaria, coordinador TIC y de proyectos europeos del Colegio Conde de Mayalde (Castilla-La Mancha). Tutor de la asignatura “Nuevas tecnologías aplicadas a la intervención educativa” del Máster de Educación Especial y dificultades de aprendizaje de ISEP. Ponente y formador de cursos relacionados con ciudadanía digital. Expresidente de la Asociación Espiral, Educación y Tecnología.