Desde la aparición pública de ChatGPT, el debate sobre la inteligencia artificial (IA) y los avances tecnológicos se ha reavivado en diversos ámbitos comunicativos, sociales y educativos. Como siempre ocurre con los logros de la ciencia y el conocimiento, y más aún en el campo de la educación, aparecen diferentes sensibilidades, a favor y en contra, con muchos matices.
En lo relativo a la educación (AI&ED), hay una percepción de que la IA puede llegar a cambiar la profesión docente. También se habla de su posible impacto negativo en el aprendizaje, en el valor de la escritura, de la creatividad, etc. Lo que no invalida, sino todo lo contario, valorar su contribución como recurso educativo.
La inteligencia artificial ha llegado para quedarse (como la imprenta, la radio, la televisión, Internet…) y hemos de ser conscientes de que nos insta a realizar un cambio en la educación del siglo XXI. Algo que, en cualquier caso, podemos aprovechar. Parece necesario repensar un sistema educativo que lleva tiempo en una crisis epistemológica y didáctica. ¿Podemos utilizar esta nueva herramienta para la mejora?
Deberíamos mirar la IA como un complemento de la natural, así como una oportunidad ante una realidad compleja, tecnológica y poblada de ideologías deshumanizadoras. Desde el punto de vista político, podemos entenderla como una manera de democratizar el acceso al conocimiento. Estaríamos obligados, entonces, a indagar quién controla y permite hacer uso de esta posibilidad. ¿A qué lógica responde?
No podemos ignorar, sin un análisis crítico, el importante cambio que la IA significa en la difusión de la información y el conocimiento. La experiencia nos dice que siempre unos pocos han querido aprovecharse de los nuevos recursos para su beneficio o que han intentado manipular el contexto mediante otros artefactos como el libro de texto o las normativas de control académico de un cariz ideológico determinado. Debate que desde hace mucho tiempo existe en el campo educativo y que es muy preocupante, ya que nos puede acercar al futuro para lo bueno y para lo muy malo.
Todo esto apunta a la necesidad de medidas regulatorias colectivas proactivas que garanticen la utilización de la IA en beneficio de la humanidad y de la mejora de la educación. En estas condiciones siempre será posible aprovechar todo su potencial, que es enorme.
Veamos un posible ejemplo de uso escolar. En este caso nos valdremos de la sugerencia que Ramón Besonías plantea en su blog “IA EDUCATIVA”, en concreto, en el post: Diálogo socrático con chat GPT.
Te sugiero probar este prompt, u otro similar, adaptado a tu área, contenido u objetivos. Consiste en utilizar la IA como interlocutor dialéctico acerca de un tema que dé pie a debate. He probado con Bard, pero no entiende la instrucción y genera él mismo el diálogo. Sin embargo, ChatGPT da desde el principio la réplica.
El prompt sería el siguiente:
“Adopta el papel de profesor de Filosofía de Bachillerato. Utilizarás el estilo socrático. Después de este texto, pregúntame qué es ‘la verdad’. Deberás esperar entonces a que yo conteste. Una vez te conteste, me responderás, detallando mis errores y aclarando cuál sería una respuesta más correcta. Tras tu respuesta, me harás otra pregunta o me propondrás ejemplos sobre los que deberé reflexionar. Entonces yo te responderé y harás lo mismo que antes, aclarar o resolver. Y así hasta que tu interlocutor cierre la conversación. Utiliza un lenguaje sencillo, que un alumno de Bachillerato pueda entender…” (os recomendamos continuar su lectura en el post).
La Unesco en un reciente informe considera que la inteligencia artificial seguirá cambiando la naturaleza de la vida y el trabajo, haciendo que su comprensión básica sea una parte importante del concepto de «ciudadano educado». Por tanto, entender qué es la inteligencia artificial, cómo funciona y qué puede hacer permite a los estudiantes comprender mejor el mundo en el que viven, defender sus derechos y los de los demás, y utilizar la tecnología y los datos para el bien común.
Philippe Meirieu, en el texto Pedagogía: el deber de resistir. 10 años después, concluye: “… Se impone, desde el presente y para el futuro, efectuar ciertas transformaciones indispensables (…). Pasar de una lógica de «enseñanza/información» a una lógica de «enseñanza/aprendizaje»: se trata de poner en el centro de la enseñanza los tres pilares de la pedagogía republicana y emancipadora. Es decir, el método experimental, la investigación documental y el proceso creativo. Es en este marco en el que debemos pensar el uso pedagógico de las TIC”.
En incorporaciones de avances anteriores en el área de las TIC, el sistema escolar ha caído en una serie de errores (hoy sufrimos sus consecuencias) de los que deberiamos haber aprendido.
No se puede ser negacionista con un discurso que no aporta nada a la mejora educativa. Ante la evidencia, la respuesta es el ejercicio del pensamiento crítico y la capacidad de selección con el objetivo de evitar el riesgo de disminuir la creatividad, la independencia y la originalidad del ser humano. Debemos poner aquí el énfasis y en establecer criterios colectivos que nos ayuden a utilizar una nueva herramienta en beneficio de la educación y del tejido social. Se ha de priorizar la democracia, la inclusión, la diversidad y todos los valores por los que hemos luchado durante muchos años.
En incorporaciones de avances anteriores en el área de las TIC, el sistema escolar ha caído en una serie de errores (hoy sufrimos sus consecuencias) de los que deberíamos haber aprendido. Maria del Mar Sánchez apunta cuatro: (I) Obviar la alfabetización sobre IA; (II) ignorar el potencial de la IA generativa para el cambio en el sistema escolar, la enseñanza y el aprendizaje; (III) no contemplar la parte pedagógica de su utilización, la construcción de un marco pedagógico para su uso educativo, y (IV) la ética en su diseño y disponibilidad, el control de los datos, la construcción de un nuevo marco ético del que forme parte la privacidad y el control democrático de su poder.
“Del mismo modo que hasta que rediseñemos nuestras ciudades debemos enseñar a los niños y niñas a circular de manera segura por la acera, a respetar las normas de tráfico y a no ponerse en peligro (…) hay que considerar a toda prisa las posibilidades y peligros de la Inteligencia Artificial, tanto su uso en la educación (la única preocupación de los conservadores parece ser evitar que los estudiantes la utilicen para hacer los deberes) como la educación para su uso (los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que todos los ciudadanos y ciudadanas necesitan en el ámbito laboral, social, familiar) y, en especial, para defender sus derechos, apenas formulados, ante el posible uso abusivo de dichas tecnologías por parte de empresas privadas y autoridades” (Adell, J. 2023).
En resumen, la inteligencia artificial puede ser de mucha utilidad y tiene un futuro prometedor si somos conscientes de sus riesgos[1], limitaciones y errores, se somete a regulación, aplicando una lógica de respeto a los derechos humanos y, como educadores, adoptamos un rol activo de análisis y estudio colectivo, junto a profesionales de otros ámbitos y comunidades educativas, evitando cualquier forma de negacionismo o huida.
En cualquier caso, nos acerca al futuro que nos espera, para lo bueno y lo malo. Como dice Neo, el protagonista de la película Matrix: “Sé que tenéis miedo al cambio. No conozco el futuro y no he venido para deciros cómo acabará todo esto. Al contrario, he venido a deciros cómo empezará… Os enseñaré un mundo sin vosotros. Un mundo sin reglas y sin controles, sin límites ni fronteras. Un mundo donde cualquier cosa sea posible. Lo que hagamos después, es una decisión que dejo en vuestras manos”.
Luchemos para lo bueno.
[1] La sugerencia de que la IA es inteligente puede conducir a una devaluación de la inteligencia humana, una sobrevaloración, la dependencia de los sistemas de inteligencia artificial y el descuido de los aspectos sociales y emocionales del aprendizaje, todos los cuales son cruciales para el florecimiento humano. Holmes, Wayne. The Unintended Consequences of Artificial Intelligence and Education. Education International. October 2023.