Autor: Com. Permanente. “Por otra política educativa. Foro de Sevilla”

Colectivo de profesionales, ligados a la docencia, la reflexión y la investigación en el campo de las ciencias de la educación, preocupados por el deterioro de nuestro sistema escolar y el desarrollo de políticas erráticas y privatizadoras del derecho a la educación.
Se impone un modelo educativo de educación superior instrumental, tecnocrático y excluyente que niega el valor de la formación humanista, la investigación, el pensamiento crítico y la participación democrática. El resultado no es otro que una universidad más fragmentada, más jerárquica y desconectada de las necesidades sociales y del bien común.
La reciente difusión del Libro Blanco de Educación Primaria sobre la formación de docentes no representa una hoja de ruta hacia una formación inicial emancipadora y comprometida socialmente, acorde con los desafíos de nuestro tiempo. Más bien, funciona como una coartada académica para reproducir el modelo de siempre, revestido de una retórica “innovadora” que encubre viejas inercias.
El debate entre universidad pública y privada no puede reducirse a una dicotomía simplista, sino que debe analizarse desde una perspectiva estructural que considere el rol de la educación superior en la consecución del bien común y en la construcción de sociedades más justas.
El crecimiento de la ultraderecha entre los jóvenes no es un fenómeno aislado, sino un síntoma de un malestar social profundo, de una estructura desigual que perpetúa la precariedad y la desesperanza. En lugar de estigmatizar a quienes la apoyan, solo una respuesta firme y estructural desde la educación, la movilización social y la acción política puede frenar este avance reaccionario y construir un futuro basado en la solidaridad, la emancipación y la justicia social.
En el borrador de Ley de Enseñanzas Superiores de la Comunidad de Madrid se establecen medidas que podrían acelerar una privatización encubierta del sistema universitario, subordinando la educación superior a intereses comerciales y erosionando su función social y su papel como espacio de pensamiento crítico e investigación independiente.
¿Seguirá la educación siendo un espacio de quejas y frustraciones, o daremos el paso hacia un modelo más acorde con las necesidades del mundo actual? La transformación no dependerá únicamente de decisiones administrativas o institucionales, sino del compromiso de todos aquellos que creen en la educación como un pilar fundamental para el desarrollo social.
La memoria del Holocausto y el genocidio palestino nos obligan a reflexionar sobre cómo el odio y la indiferencia se perpetúan en la historia. La educación emerge como herramienta indispensable para combatir la deshumanización y defender la dignidad humana.
Cuando simplificamos las cuestiones educativas para encontrar respuestas estándar o aplicaciones protocolizadas, eliminamos toda explicación crítica, social, cultural y política. Es entonces, cuando la tarea educativa se convierte en un conjunto de acciones mecánicas, técnicas, ‘sin alma’. Inconscientemente, reafirmamos posiciones políticas prohibicionistas y, a veces, negacionistas, de las que, paralelamente, sufrimos sus consecuencias.
Nos preocupa profundamente que la formación del profesorado se trate desde un paradigma mecanicista y sumatorio en lugar de centrarse en el desarrollo de conciencias profesionales críticas, creativas y colaborativas, capaces de liderar una educación transformadora y con sentido.
Continuaremos abriendo ventanas donde entre el aire fresco, con la posibilidad y la utopía de romper las formas de pensar y actuar que llevan a analizar el progreso de una manera lineal y no permitiendo integrar otras identidades sociales, otras manifestaciones culturales de la vida cotidiana y otras voces secularmente marginadas
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El Diario de la Educación, 2025