La Educación para el Desarrollo, ha sido un objetivo para UNICEF, desde la década de los 60; desde la década de los 90, además de los problemas de los países en desarrollo pasó a abarcar el concepto más amplio de educación para la ciudadanía global.
En 1992, se publica una primera definición: “La Educación para el Desarrollo fomenta en las personas jóvenes el desarrollo de valores tales como la solidaridad a nivel mundial, la paz, la tolerancia, la justicia social y el reconocimiento de los problemas que afectan al medio ambiente, y les dota de los conocimientos y aptitudes que les darán autoridad para participar con más eficacia en el fomento de esos valores” (E/ICEF /1992/L.8).
Para conseguir este objetivo, la Educación para el Desarrollo proporciona un marco de conceptos globales que orientan los diversos programas pertinentes de educación, entre ellos: la interdependencia (a través de la cual aprendemos cómo todo el mundo está interconectado y mantiene un delicado equilibrio, relacionando así, lo local con un contexto más amplio a nivel mundial); las imágenes y las percepciones (para poder explorar otros modos de vida y puntos de vista, aprendiendo a reconocer estereotipos y actitudes etnocentristas); la justicia social (cómo los derechos humanos pueden ser denegados, fomentados o aplicados a la vida y a las acciones personales); los conflictos y su solución (las diversas causas que hay detrás de cada conflicto y cómo pueden resolverse para luchar por la paz en todos los niveles); y, por último, los cambios y el futuro (cómo las medidas que se toman hoy afectarán al futuro y la previsión de posibles escenarios futuros). Asimismo, requiere de un proceso concreto de aprendizaje, que pasa del conocimiento a los hechos desde la exploración (descubrir el tema o cuestión), la reacción (ser capaz de aplicarlo a la experiencia personal), y, posteriormente, la acción (decidir qué puede hacer uno mismo dentro de su realidad y posibilidades personales).
El gran impacto que supuso la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) de 1989, la aparición de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio y su actual planteamiento como Objetivos de Desarrollo Sostenible, unido a la propia evolución de la Educación para el Desarrollo, nos llevan en la actualidad a acuñar el término Educación en Derechos de Infancia.
La Educación en Derechos de Infancia promueve la visión articulada en el Preámbulo de la CDN sobre que “los niños y las niñas deben estar totalmente preparados para una vida libre en sociedad y ser educados en el espíritu de los ideales proclamados en la Carta de las Naciones Unidas y, en particular, en el espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad”.
Además, aparece como una herramienta esencial para el cambio en la percepción y en la aplicación de los derechos de la infancia en nuestra sociedad. Contribuye al desarrollo de una conciencia de Ciudadanía Global y de trabajo conjunto entre niños, niñas y personas adultas, y plantea una especial incidencia en aspectos como la integración curricular de los derechos de la infancia, la protección en el entorno escolar, la participación infantil y el clima escolar.
Cómo pasar de la teoría a la práctica en la garantía de los derechos de la infancia y la adolescencia desde la educación
Con la estrategia de Educación en Derechos de Infancia, UNICEF plantea gestionar nuestro centro educativo desde un enfoque de derechos a nuestro día a día. Esta propuesta está orientada a la comunidad educativa en su conjunto, para poder poner en marcha un proyecto educativo innovador donde los derechos de la infancia y la adolescencia sean el eje de la vida escolar. Porque los derechos no son sólo un contenido que se puede aprender, son un instrumento que nos permite dar sentido a muchas iniciativas curriculares, organizativas y de clima escolar.
Y es que, conocer nuestros derechos, comprenderlos, entender en qué consisten, cómo funcionan, qué límites tienen y qué responsabilidades conllevan, es un aprendizaje vital para todo niño, niña y adolescente.
Así, cada centro educativo que decide emprender este camino comienza un recorrido de mejora continua en el que podrá experimentar, a partir de un autodiagnóstico [1] y desde su propia vivencia, la mejora en los 4 ámbitos interdependientes en los que esta estrategia pone el foco: conocimiento de los derechos; participación infantil y adolescente; protección, entendiendo la escuela como un entorno protector para el alumnado; y clima escolar.
En definitiva, conocer cómo se viven los derechos de la infancia y la ciudadanía global en el centro educativo es clave para poder identificar las diferentes áreas de mejora y profundizar en los aspectos positivos de la comunidad educativa.
Coherencia en el proyecto educativo con enfoque de derechos de infancia
Estos cuatro ámbitos en los que se orienta el programa de educación en derechos se deben abordar conjuntamente, ya que están interconectados, para dar coherencia al proyecto educativo.
Ámbito 1: Conocimiento de los derechos. Integrar los derechos de la infancia en el Proyecto Educativo del Centro supone garantizar su conocimiento, promoviendo en el alumnado el reconocimiento de uno mismo y de los demás como personas con dignidad, derechos y responsabilidades.
En este sentido, la reflexión se centrará en si los derechos recogidos en la CDN están en el Proyecto Educativo o en el reglamento de régimen interno, en si son visibles y conocidos por la comunidad educativa o en si están incluidos en la Programación Anual del centro.
Este sería el primer cambio a nivel organizativo de la escuela, incluir la CDN en los documentos que regulan el día a día del centro dejando constancia de este compromiso.
Ámbito 2: La escuela como entorno protector. El centro educativo forma parte de los contextos socializadores más importantes para cada niña, niño y adolescente. Se trata de un espacio donde se aprende, se convive y se protege a la infancia. Construir un entorno protector es una tarea de toda la comunidad educativa para dotar a la infancia del conocimiento de sus derechos y de las adecuadas herramientas de autoprotección, creando un ambiente de relación interpersonal seguro y en el que se identifiquen las situaciones de riesgo.
Todas las personas del centro educativo deberían poder identificar situaciones de riesgo. La educación en derechos de infancia impulsa la adopción de medidas normativas, organizativas y educativas para garantizar la protección frente al maltrato, el acoso, el abuso y las agresiones, entre otros factores. Para ello, es fundamental que se conozcan los protocolos y mecanismos de protección, que son la guía en esta labor de identificación.
Sin duda, la nueva figura de Coordinación de Bienestar y Protección en los centros educativos tiene un rol fundamental para construir entornos protectores, facilitando el aprendizaje y el bienestar físico y psicológico del alumnado, e interviniendo, además, ante cualquier situación de riesgo o amenaza. Una de sus principales tareas se centra en evitar los factores de riesgo, educar en el buen trato y crear hábitos de relación interpersonal saludables (prevención primaria). Asimismo, debe identificar y gestionar los estados precoces de los conflictos e impedir su progresión violenta (prevención secundaria) y, cuando el conflicto escala, evitar el agravamiento de las secuelas que sufren las víctimas (prevención terciaria).
Ámbito 3: Participación infantil y adolescente. La participación es un derecho de la infancia y una poderosa herramienta educativa que contribuye a desarrollar el máximo potencial de cada estudiante.
La promoción de la participación es fundamental para el desarrollo y protección de las y los estudiantes, ofreciéndoles espacios donde puedan expresarse, de acuerdo a su edad y madurez, y potencia los valores democráticos desde el respeto a los puntos de vista y opiniones de otras personas.
A través de la participación se construye escuela, se cohesiona la comunidad escolar y aumenta la autoestima del alumnado. Cuando la participación se incorpora en la forma de ser, se incorpora en el alumnado, en el equipo docente y directivo y en el personal de administración y de servicios. Así, el centro educativo se convierte en una pequeña comunidad democrática, que funciona eficaz y eficientemente.
La reflexión en este ámbito nos llevará a conocer hasta qué punto involucramos de forma real al alumnado en la vida y organización de nuestra escuela, qué tipo de decisiones toman y si existe una devolución a sus propuestas, tanto si se van a tener en cuenta como si no. No olvidemos que este derecho es uno de los principios fundamentales de la CDN que además resulta imprescindible en la estrategia de protección de la escuela, porque escuchar lo que nos dice el alumnado sobre si se siente seguro o no, nos ayudará a crear entornos protectores.
Ámbito 4: Clima escolar. Es un factor influyente en los comportamientos de los miembros de la comunidad educativa, tanto dentro como fuera de la escuela y se refiere al ambiente global de un centro educativo, tanto de las relaciones interpersonales que se establecen en la escuela como del marco en el cual estas relaciones se generan.
Un buen clima escolar conlleva sentido de pertenencia e identificación con el grupo; valores de respeto; sentimientos de aceptación; sentimientos de igualdad; seguridad emocional y relaciones personales positivas.
Tras reflexionar sobre la presencia de la Convención sobre los Derechos del niño en estos cuatro ámbitos, creamos la base para comenzar con la definición de un plan de acción viable y asumible, que defina acciones concretas, un cronograma y los recursos que se pondrán a disposición.
Además, no se comienza de cero, en el estado español son ya 186 centros referentes en educación en derechos de Infancia. Cerca de 100.000 alumnas y alumnos de las etapas de educación infantil, primaria y secundaria acuden diariamente a centros educativos comprometidos con sus derechos.
En UNICEF estamos convencidos de este enfoque en derechos de infancia y adolescencia ¿contamos contigo?
[1] Ficha de Autoevaluación. Grupo 1. https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/comunicacion/unicef-educa-EED-autoevaluacion-formulario-grupo-01.pdf
Ficha de Autoevaluación. Grupo 2. https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/comunicacion/unicef-educa-EED-autoevaluacion-formulario-grupo-02.pdf
Ficha de Autoevaluación. Grupo 3. https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/comunicacion/unicef-educa-EED-autoevaluacion-formulario-grupo-03.pdf
Ficha de Autoevaluación. Grupo 4. https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/comunicacion/unicef-educa-EED-autoevaluacion-formulario-grupo-04.pdf