En el año 2022 –aunque hay significativos avances hacia la igualdad– continuamos sufriendo violencia de género, en su máxima expresión con el asesinato de mujeres a manos de sus parejas o exparejas afectivas. Social y educativamente, en algo, se está fallando.
Detrás de estos asesinatos encontramos el «mía o de nadie» que tiene profundas y arraigadas raíces en un sistema patriarcal basado en relaciones de poder-sumisión, en una jerarquización de las personas que justifica la desigualdad en los derechos humanos y, desde luego, perpetúa, obliga y exige la subordinación de las mujeres. Desde la educación podemos contribuir al absoluto rechazo de la violencia de género y a su erradicación. Investigaciones realizadas desde el Observatorio Estatal de Convivencia Escolar (y coordinadas por María José Díaz Aguado) demuestran que trabajar con el alumnado la prevención de la violencia de género disminuye el riesgo de que los chicos ejerzan violencia e incrementa los elementos de protección para ellas.
Una segunda razón que nos lleva a plantear trabajar específicamente la violencia vicaria es que se trata de un maltrato a la infancia que resulta «más invisible que el de sus madres» en palabras de la investigadora M. Carmen Peral. Esta violencia apenas se tiene en cuenta o se percibe por la sociedad o por el profesorado y, sin embargo, es fuente de un profundo sufrimiento y un desajuste emocional en niñas y niños.
La violencia sobre la infancia, la violencia vicaria persiste en nuestra sociedad de forma inadmisible pues se ejerce en edades de enorme vulnerabilidad y pasa desapercibida y, por ello, está desatendida; está influenciada por factores culturales y estructurales y responde a múltiples causas: se niega que sea cierta o resulta inimaginable; así es permitida, invisibilizada, justificada o normalizada bajo el adoctrinamiento sexista, se le quita importancia y se justifica, incluso, como “herramienta educativa”. Así se perpetúa y se deja pasar. Las personas adultas que actúan así son cómplices de quienes ejercen maltrato, sean conscientes o no de ello, pues facilitan contravalores normalizados de impunidad para los maltratadores y dejan en la indefensión a los niños y niñas que la sufren.
Una tercera razón es denunciar el desigual vara para medir y valorar la violencia infantil cuando es ejercida por personas adultas. Esto ocurre aun cuando la sociedad, en términos generales, se ha vuelto más “sensible e intolerante” a la violencia. Se van cuestionando comentarios y actitudes que hasta hace poco eran considerados «costumbres», «cosas de chiquillos» o parte de la «vida privada». Actualmente es ya frecuente encontrar centros educativos que trabajan la violencia de género, el acoso escolar, la violencia entre iguales, el cyberacoso, etc. Son manifestaciones de violencia que se han hecho visibles y reconocibles, con lo que se ha reducido la permisividad ante ellas.
Son muchos los centros educativos que desarrollan programas de coeducación, de rechazo del bullying o acoso escolar, con interesantísimos programas de alumnado mediador, mentor, ayudante, cibermentorazgo, tutorización compartida, observatorios y departamentos de convivencia y de igualdad. Desde la red zonal Montequinto coeduca, conscientes de que la violencia contra la infancia sigue siendo un enorme e invisible problema, queremos fomentar el rechazo a la violencia contra la infancia que se ejerce por personas adultas.
El grupo Montequinto coeduca existe desde 2018 en Montequinto, un barrio de Dos Hermanas (Sevilla) y actualmente funciona como Red Zonal Coeducadora que acoge a los centros educativos y a las AMPA y les anima a participar de actuaciones comunes, a coordinarse para promover la coeducación mediante relaciones de buen trato, de respeto y equidad.
Es un grupo abierto y participativo y de funcionamiento horizontal, formado por personas coordinadoras de coeducación y de igualdad, profesorado, directores o directoras, familias, jefaturas de estudio, orientadoras, orientadores, voluntariado de la zona, personas expertas en igualdad, instituciones o grupos referentes y afines a la igualdad. Su funcionamiento lo reconoce como red impulsadora de procesos que organiza sus actuaciones desde las cuatro líneas de trabajo que establece en Andalucía el II Plan de Igualdad en Educación, a saber: actuaciones para la prevención de la violencia de género; actuaciones sobre el currículum y la acción tutorial; actuaciones formativas e implicativas para la comunidad y, finalmente, actuaciones estructurales
Actualmente participan en la red 15 centros de todos los niveles educativos desde infantil a educación de personas adultas, la mayoría del mismo barrio de Montequinto.
La red organiza sesiones de evaluación periódicas. En ellas se ha recogido el impacto de este proyecto cuyas actuaciones conjuntas multiplican su efecto al ser impulsadas desde la mayoría de los centros de una misma zona. El hecho de formar parte de una red «nos refuerza y respalda en la implementación del plan de igualdad de cada centro y lo complementa con líneas no transitadas.
También contribuye a seguir formando a toda la comunidad, a reflexionar en grupo, a visibilizar desigualdades, a deconstruir estereotipos y a profundizar en temas de igualdad, coeducación y prevención de la violencia de género. Además, posibilita el intercambio de experiencias ya que «compartimos y evaluamos en grupo buenas prácticas coeducativas y a las que son evaluadas positivamente, les daremos continuidad y/o las mejoramos».
Según se expresa, efectivamente, en esas reuniones, Montequinto coeduca nos da ánimo e impulsa en la ardua, imprescindible y magnífica tarea de coeducar y supone la puesta en común de un calendario y de una serie de actividades.
La propuesta: «Trabajando contra la Violencia Vicaria»
El grupo se planteó qué necesidades tenían en los centros para trabajar violencia vicaria, y determinó tres niveles de actuación: formación del propio grupo; formación del claustro con un diseño de boletín informativo sobre violencia vicaria que serviría para difundir y sensibilizar al aquipo de profesorado y a la comunidad educativa y, finalmente, para plantear actividades para el alumnado en cada nivel educativo.
Formación del propio grupo
Reconocer la violencia vicaria y tomar conciencia de ella es imprescindible para que de forma intencionada planifiquemos actuaciones focalizadas al objeto de contribuir a erradicar la violencia de género.
Ser testigo y/o víctima de una relación tóxica pasa factura a los hijos e hijas, nos recuerda Sonia Vaccaro, psicóloga clínica y forense que acuñó el término de violencia vicaria en 2012. «Cuando el corazón se ha hecho insensible a los golpes, a la amenaza, el maltratador utiliza a los hijos e hijas para conseguir su objetivo de controlar y dominar a la mujer, sin necesidad de agredirla físicamente», nos dice Miguel Lorente Acosta.
Violencia vicaria es la utilización de menores para dañar a la madre; es la violencia que ejerce un hombre-violento (diferenciamos hombre, de hombre-violento) para coaccionar a la mujer en tanto que madre, amenazándola con lo que sabe que más le duele, hacer daño a sus hijos e hijas. El maltratador encuentra así una eficaz herramienta para que ella se someta y consienta seguir conviviendo y aguantando el maltrato, por el miedo al daño, en ocasiones ya avisado, que puede ocasionar a quienes ella más quiere.
En su informe -Violencia vicaria: un golpe irreversible contra las madres- Sonia Vaccaro dice que un 60% de los agresores había amenazado con hacer daño a la madre o a los hijos e hijas antes de cometer el crimen. Habían manifestado claramente: “Te quitaré a los niños”, “ya verás lo que le pasa a las niñas”, “te quitaré lo que más quieres”.
En los últimos ocho años, fecha desde la que se registran y publican oficialmente datos de violencia de género en España, según informe del Ministerio del Interior, han sido asesinados más de 40 menores a manos de su padre. Un 64% eran de muy corta edad, entre 0 y 5 años. Todos los asesinatos estaban fríamente planificados y el asesino era muy ajeno al sufrimiento infantil pues los niños y niñas no son su objetivo, son el instrumento, terrible realidad que evidencia la absoluta falta de empatía que los hombres-violentos tienen con su descendencia y que ha dejado a más de 310 niñas o niños huérfanos.
La violencia vicaria, influye de forma demoledora en el desarrollo de niñas y niños, tanto por sufrirla indirectamente, pues se ejerce para dañar a sus madres, como por el continuado sufrimiento directo que supone crecer en un entorno aterrador, inseguro, sin ser tenidos en cuenta como personas de pleno derecho, en un ambiente paralizante, impregnado de relaciones desiguales de dominio-sumisión, contradictorio y voluble en función del maltratador y de la etapa del ciclo de la violencia de género en que se encuentre, por tener que crecer en un entorno que en unas ocasiones es aparentemente familiar o tierno y en otras, demoledor y hostil; siempre desajustado y arbitrario, inestable.
El ámbito educativo forma parte de la realidad infantil y por ello puede ser perpetuador y cómplice de la violencia dando la espalda e invisibilizando el problema, o bien puede ser un buen recurso de ayuda, de apoyo, de bienestar y protección de la infancia si se hace sensible y permeable a las secuelas traumáticas que supone convivir con violencia y rechazo continuados y, en caso de violencia vicaria, convivir con un maltratador. Cuando un niño o una niña sufren el asesinato de su madre, tras haber vivido en un entorno violento, necesitan de una exquisita atención. Desde el ámbito educativo, cuando vuelven al colegio después de que su madre haya sido asesinada a manos de su padre, el profesorado necesita saber acoger de forma delicada y amorosa a esa criatura. Y más aún, un centro cuidador tiene que ayudar a la vez a todo el grupo-clase al que pertenezca el niño o la niña. Necesitamos empatizar con el impacto que en las mentes infantiles puede ejercer esa traumática vivencia de enterarse de que «un papá pueda matar a una mamá». Es una terrible realidad que incide directamente como desestabilizadora del bienestar infantil.
Toda la sociedad está llamada a erradicarla, a empatizar con los daños y las consecuencias que tiene para niñas y niños vivir en un marco familiar violento. Desde 2007 es obligatorio denunciar el maltrato infantil. En la página web del Observatorio de la infancia se recoge un protocolo genérico de intervención y en la normativa educativa andaluza. Desde 2010 se recogen protocolos específicos contra la violencia infantil. Una nueva regulación del 4 de junio de 2021, la Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, reconoce su persistencia, reitera la obligación de intervenir y considera al profesorado como personal cualificado en la intervención.
Son múltiples y cotidianas las actuaciones que desde la educación podemos desarrollar, desde lo actitudinal hasta la intervención:
- Sensibilización de la actitud y mirada docentes.
- Formación en igualdad y convivencia positiva.
- Redacción de planes de detección precoz de violencia contra la infancia.
- Fomento de la escucha y participación real del alumnado, cuidando que establezcan vínculos afectivos, su integración y bienestar social y afectivo en el grupo clase y asegurándoles un entorno seguro y protector.
- Diseño de planes de coeducación de promoción de igualdad y prevención de la violencia de género que atiendan a las necesidades emocionales, que preste atención a las necesidades sociales de chicas y chicos desde que se escolarizan, que prevengan y desarrollen una compensación educativa si fuera necesario, de acuerdo a las necesidades de cada persona, propiciándole vivencias equitativas, para que puedan vivir en la escuela relaciones noviolentas, trabajando las relaciones interpersonales de equidad en un modelo gano-ganas, de buen trato y bienestar y con práctica cotidiana del afrontamiento pacífico de los conflictos, del éxito o de la frustración.
- Aplicando los protocolos de actuación prescriptivos ante la más mínima sospecha de violencia, desde el buentrato y como garantes de la seguridad infantil y para dejar constancia, dejando un historial de señales e indicios percibidos, con fechas y descripciones anecdóticas que configuren el histórico de indicios, determinante de su protección y la de sus madres, en muchas ocasiones y desde luego denunciando para derivarles y que reciban la atención de los servicios especializados.
Actividades propuestas para trabajar la violencia Vicaria con los claustros, la comunidad educativa y el alumnado
A) Para los claustros y comunidad educativa
- Con el fin de acercar información al profesorado y a las familias se difundirá el Boletín informativo sobre la violencia vicaria (se adjunta).
- Difusión entre el profesorado del enlace a la Guía de buen trato en la aplicación del protocolo de violencia de género en los centros educativos..
- Exposición en la Biblioteca Pública de los diferentes productos elaborados por el alumnado en esta actividad.
- Valorar la necesidad de organizar una charla sobre violencia vicaria dirigida a todas las personas del barrio, reservando un número de plazas para profesorado y familias de cada uno de los centros participantes que a su vez se comprometen a asegurar la participación.
- Posteriormente un subgrupo iniciará un análisis diagnóstico de dibujos infantiles desde diferentes propuestas e investigaciones para profundizar y formarse. Desde la confidencialidad y el respeto a la privacidad, se analizarán dibujos para detección precoz de indicios de malestar o maltrato infantil: colores, presión del dibujo sobre el soporte, tamaños, localización en el papel, los trazos, etc. son elementos que hablan desde códigos no verbales y permiten a niños y niñas expresarse y son señales de alarma que podemos percibir.
B) Con el alumnado de secundaria, bachillerato, FP y personas adultas
- Sensibilización, formación sobre la violencia vicaria. Evaluación inicial mediante una tormenta de ideas clasificarlas y reflexionar sobre prejuicios, ideas previas, creencias y valores sobre esta violencia.
- Profundizar con ellos y ellas analizando noticias de actualidad –se sugiere la metodología y uso de diversas rutinas de pensamiento, como la de «veo, pienso y me pregunto, investigo» que faciliten recopilar, contrastar y analizar información–. En nuestro caso, trabajar el caso cercano y mediático de una vecina de Montequinto de larguisimo recorrido, de María Salmerón y su hija.
- Recordamos la conveniencia de trabajar los dos niveles de intervencion de toda actividad: la interiorización intrapersonal e interpersonal de valores igualitarios y a la vez, la visibilización fuera del aula de los elementos trabajados-.
- Elaborar productos tangibles y transferibles, que den visibilidad a los valores interiorizados. Los formatos son libres, que cada centro, grupo o alumnado decida: (se habla de textos, decálogos, imágenes, comic, videos, tick-tock., murales, potcast, teatro de sombras chinescas etc.)
- Una vez sensibilizado el grupo, implicarles, animarles a asumir un compromiso proactivo con la sociedad: proponerles elaborar un producto facilitador de detección de violencia infantil. Mediante dinámicas de grupo como pueden ser círculos de diálogo, grupos dialógicos o grupos de discusión, vincularles con el compromiso individual y grupal. Que imaginen y propongan recursos e ideas, estrategias dirigidas a facilitar la detección precoz de violencia infantil, y ayuda a salir de entornos violentos, para trabajar con niñas o niños más pequeños.
C) Actuaciones con el alumnado de infantil y primaria
- Escucharles, darles ocasión de expresarse, generar tiempos y espacios de comunicación y confianza.
- Un recurso para facilitar esa comunicación puede ser trabajar con el vídeo Bruised ya que su protagonista acude a clase con moratones y señales de maltrato que impiden su concentración en clase y evidencian dificultades para pedir ayuda. Se ve, con sutileza, cómo el profesorado puede ser un importante elemento de ayuda para atender al alumnado, dar confianza y afecto; se facilita así la expresión de lo que sienten, empatizar con su sufrimiento. Tras ver el video, iniciar el diálogo, la escucha libre de todas las niñas y niños. Una forma de organizar cómo hablar sobre ello puede ser utilizando rutinas de pensamiento: qué he visto, qué he sentido, de qué me he dado cuenta…
- Trabajar el cuento Tengo miedo por mi mamá, adaptación andaluza del IAM del cuento de Anne Chicard que facilita tratar el tema en clase, permitir que surjan sentimientos, atender miedos y necesidades del alumnado. El cuento permite sentir solidaridad con sus protagonistas que en cualquier parte del mundo vive una situación de violencia de género en casa, y permite expresarse, compartir la impotencia, el horror, el miedo, emociones y circunstancias cercanas o propias.
- Para el segundo y tercer ciclo de primaria, se propone organizar breves proyectos de investigación a partir datos e informaciones registrados en el Observatorio de la Infancia y otras fuentes oficiales, sobre este tipo de violencia.
- Para todo el alumnado, elaborar un producto real que aporta motivación y a la vez facilita la visibilización del trabajo interiorizado. Se propone especialmente «Escribir una carta dirigida a las personas adultas» puede hacerse de forma individual o bien de forma colectiva.
- En grupos de educación infantil y primer ciclo de educación primaria se les propondrá, como forma libre de expresión realizar un dibujo de la familia.
D) Actuaciones de evaluación para el grupo
- Evaluación de la idoneidad e impacto de la propuesta.
- Diseñar propuestas de ajuste y de mejora.
Entendemos que desde la sociedad y el ámbito educativo podemos ser de gran ayuda contra la violencia vicaria para que deje de ser invisible y sea atendida con la importancia que merece. Hemos de detectar, escuchar, creer a quienes manifiesten síntomas o signos de sufrirla, nunca quitarle importancia a la expresión y señales que nos dan chicas y chicos. Hemos de reconocer el grave efecto demoledor y el sufrimiento que tienen niños y niñas, chicos y chicas cuando sufren maltrato, violencia, en esta etapa tan necesitada de entornos seguros y bientratantes. En ello estamos.
1 comentario
Hecho de menos un trabajo dirigido a la prevención de que los niños lleguen a ser hombres violentos. La violencia hoy en día es apreciada y muy valorada por jovenes y hombres. No hay que olvidar que se puede prevenir que se siga extendiendo este disparate. La violencia en todos los ámbitos y formas es un valor añadido a los videojuegos que poco a poco van impactando en los cerebros en formación de la ifancia.
No se puede ignorar esta realidad. Mientras hayan hombres vioentos habrá violenica y los hombres no nacen, se hacen.