Ángel Martín es el director de la oficina de la Organización de Estados Iberoamericanos en Colombia, y uno de los artífices del documento que puede terminar con más de 50 años de guerra entre el Estado colombiano y la principal guerrilla del país, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
Hablamos con este aragonés, hijo adoptivo de Colombia, unos días antes de la firma oficial del acuerdo y del plebiscito que decidirá, en gran medida, el futuro de un país muy castigado por la violencia el próximo 2 de octubre.
La apuesta de Ángel, así como de la OEI, pasa por la educación y la formación del campo y de los combatientes como paso imprescindible para la mejora de la economía rural, así como del conjunto del país, que pueda acabar con las causas primeras de la guerra: la pobreza, la desigualdad, la desatención de una gran cantidad de colombianas y colombianos.
Buena parte del acuerdo de paz, incluidos temas educativos, están centrados en el campo, ¿cuál es la situación?
La reforma rural es muy importante en la historia colombiana. En el siglo XIX y en el XX no se produjeron las transformaciones que debían haberse hecho. En el siglo XXI Colombia se ha encontrado con unas estructuras rurales del XVIII, coloniales.
Eso ha llevado a concentrar mucho la desigualdad. Las FARC son una guerrilla campesina, cuyo origen está en los años 50 cuando las familias se echan al monte por pobreza, desigualdad, exclusión política, falta de participación política… Si no se tocaba en el proceso de paz, en la mesa de negociación, el tema rural, pues una de las causas más importantes de la violencia no se desarticulaba.
El campo colombiano ha recibido todos los males: la pobreza, la exclusión… En el último informe agrario, las necesidades insatisfechas eran todas. Y además, en él se ha concentrado la violencia.
Los enfrentamiento de las FARC con el ejército, con la policía, con los otros grupos guerrilleros o con los paramilitares, han sido siempre rurales. Por eso el punto del campo era fundamental.
El nivel de analfabetismo, de falta de educación básica y media, el nivel de pertinencia para desarrollar el campo, es todo. Este Gobierno y el próximo han de hacer un esfuerzo muy grande para cumplir ese punto. Y si se cumple, fíjate que puede ser muy importante para la futura Colombia.
También es una tristeza que el desarrollo del campo venga por un acuerdo de paz. El conflicto ha hecho que los últimos gobiernos hayan estado más preocupados en enfrentasrse contra la guerrilla que de desarrollar el campo. Pero yo creo que puede ser fundamental el tema del desarrollo. Y la educación, un punto fundamental.
No solo desarrollo económico. Imagino que faltan infraestructuras, hay altos índices de analfabetismo también…
El desarrollo económico va a venir con el educativo. Habrá que formar a los campesinos, que trabajan de una forma muy de tradición, no ha llegado la tecnología, la modernización. No ha llegado tampoco una racionalización en la explotación. Y luego habrá que liberar también los mercados, que no cueste más producir que vender, o que haya demasiados intermediarios.
El tema rural, aunque es fundamental, no es el que más polémica está creando en esta polarización de país. Yo creo que el campo puede estar preparado para que se vayan produciendo esas transformaciones muy necesarias. Si no se transforma, la violencia se transformará en los próximos años.
En cuanto a alfabetización, la oficina de la OEI lleva trabajando en los útlimos años con las ministras de Educación. Hemos alfabetizado a más de 300.000 pesonas. Pero como dices, hay entre 2 y 2,5 millones de analfabetos. Queda mucho esfuerzo que hacer.
Sobre infraestructuras, queda porque, además, la orografía colombiana es muy compleja y tienes que el 40% del territorio no está conectado al sistema de energía. Tienes muchas escuelas sin agua potable, sin luz eléctrica, con unas condiciones para dar clase muy malas. Escuelas en las que se concentran los niveles educativos, alumnos de distintas edades juntos, con un mismo profesor… Hay que hacer un gran esfuerzo en infraestructuras.
No va a ser fácil porque el problema de Colombia no es solo la paz negativa, es decir, que se dejen de matar. El mayor problema es la implementación, la creación de una paz positiva, y eso no se va a hacer en 4 o 5 años. La paz positiva es lo que nos va a implementar un estado social de derecho en todas las partes del país. Va a ser para 10, 15, 20 años.
Lo que sí que te puedo decir es que el gobierno Santos está completamente convencido de esto. Yo te hablo como te estaría hablando igual Humberto de la Calle (jefe del equipo negociador por parte del Gobierno colombiano), o el presidente Santos o cualquera de los ministros. Están convencidos que la desigualdad, la exclusión, la inequidad, la falta de oportunidades de los colombianos es lo que ha generado la violencia y es lo que no debe repetirse.
Hay una cosa bien interesante. Digamos que las élites económicas, políticas de Colombia, una parte muy importante, están convencidas de que esto tiene que parar y han acompañado al presidente Santos. No todas, pero sí una parte muy importante.
Hay temas complejos porque en el territorio hay muchos grupos indígenas, grupos afrodescendientes donde tienes que tener una educación multicultural, y no es sencillo hacerlo todo a la vez… faltan infraestructuras, falta formación, currículo, faltan competencias, pero creo que van en esa línea.
Y clave será también cómo se va a montar una economía através de una educación de cooperativismo, de economía solidaria alternativa sobre todo para la reincorporación de los guerrilleros. Ellos van a arraigarse en lo rural y habrá que trabajar temas de cooperativismo, de asociacionismo. Un modelo productivo sostenible pero distinto a aquel en el que un empresario me contrata.
Punto importante es cómo se reintegran los combatientes. Más teniendo en cuenta otros procesos de paz en Centroamérica en los que la reinserción no había ido tan bien como se esperaba…
Ahí la OEI va a ser clave. La mesa de negociación nos pide que ayudemos a la reincorporación a la vida civil de estos guerrilleros. Creo que es clave y quizá en otros procesos de paz no le dieron tanta importancia porque otros puntos crearon más polémica: cuál será la pena, cómo será la participación en política… pero la reincorporación es fundamental para la sostenibilidad en el tiempo del proceso de paz.
En las negociaciones ha sido clave. Va a ser un proceso de 6, 8 o 10 años donde la OEI va a acompañar todo el proceso para que se cumpla.
Va a haber distintas líneas de trabajo. En las zonas de concentración (los acuerdos han establecido 23 zonas en las que estarán los guerrilleros mientras se lleva a cabo la entrega de armas), a parte de una atención psicoafectiva, puesto que no sabemos cómo vienen los combatientes, tampoco a nivel físico, queremos hacer un censo educativo. Saber hasta dónde has podido estudiar, cuáles son tus saberes, cómo te podemos reconocer esos saberes… Un ejemplo: un enfermero que ha trabajado 15 años en los frentes de la guerrilla, sabe de enfermería. Tendremos que ver cómo le hacemos unos exámenes validados por el Estado para que obtenga el título de enfermero.
Tendremos que dar la suficiente formación básica y media para que lleguen a la formación técnica laboral, en la que queremos hacer especial énfasis, sobre todo en la del campo, para crear ese cooperativismo, ese asociacionismo, que cree modelos cooperativos sostenibles.
Pero luego vendrá una línea importante que llegará a la universidad. Hay dos grandes objetivos en la negociación: que se dejen de matar los colombianos y que dejen las armas por política. El partído político que creen las FARC y la participación política, tiene que venir acompañada por una formación de los futuros alcaldes o gobernadores o representantes. Por lo tanto, tienen que llegar a las univeridades. A las universidades nacionales o a las internacionales.
La educación va a ser clave en la reincorporación, porque es la manera que tienen de vivir en la legalidad. La complejidad de la ilegalidad en Colombia es muy grande, porque además de las FARC va a quedar el ELN, el EPL (que es otra guerrilla), la Bacrim con los paramilitares y la delincuencia común. Estamos hablando que la delincuencia común o las bacrim, por captar «empleados» te pagan 3, 4 o 5.000 dólares al mes. Es una tentación. Hay que hacer muy bien las cosas en la reincorporación para que entiendan que vivie en la legalidad tiene más ventajas que ganar un poco más cada mes.
Nos va a tocar, como organismo internacional, desplazarnos por las más de 20 zonas, con el gobierno y con alguno de los comandantes de las FARC para explicarles todo esto a los guerrilleros. Y explicarles que tienen que hacer el esfuerzo de la reincorporación y que pasa por necesariamente por la educación. Se tienen que preguntar qué quieren hacer en 5, 10 o 15 años.
¿Cómo lo aceptará la sociedad colombiana?
La reconciliación es uno de los temas clave. Y no será fácil. Hablamos de más de 50 años de violencia, donde ha habido mucho sufrimiento. Cuando vuelva a Bogotá me reuniré con el director de la unidad de víctimas, que fue secuestrado por la FARC muchos años, Alan Jara. El planteamiento que llevé a la mesa de negociación de La Habana es que la formación fuera para ambas partes. Es decir, que si llevamos 1.000 reincorporados a las univerdades, tienen que venir en nuestro proyecto 1000 víctimas. Si formamos 5.000 guerrilleros para formación técnica laboral para el campo, tiene que haber otras 5.000 víctimas que se formen también. Esto como proyecto nuestro, de la OEI.
Además, habrá que hacer un trabajo importante en las comunidades. Antes de que lleguen a sus sitios de arraigo los guerrilleros. Te pongo un ejemplo: me decían algunos cabildos indígenas que no quieren que vuelvan los combatientes indígenas. Hay que trabajar con ellos. No va a ser fácil.
Y luego también de acompañamiento, porque las tensiones pueden surgir en cualquier momento. Por eso planteábamos que en las comunidades tiene que estar en Estado. Y cuando digo Estado, es el agua potable, la luz, las oportunidades de vida, la justicia, tiene que estar la policía. El Estado en sí.
A la vez que se reincorporan, hay que reconciliarnos y tiene que fortalecerse el estado social de derecho.
¿Cuánto peso tiene el sí de cara al plebiscito?
La mayoría está por el sí, pero hay varias líneas que trabajan el no. El expresidente Uribe no está de acuerdo, no con la paz, según dice él, si no con el acuerdo que se ha firmado. Hay una parte del partido conservador que tampoco.
Creo que es una oportunidad grande que Colombia no puede perder. El acuerdo está bastante bien negociado. No puedes plantear que en él esté aplicado el código penal. Hay una justicia transicional. Por eso se inventó, para que todos queden satisfechos. Una justicia reparadora, no solo sancionadora; hay otros componentes: de verdad, de no repetición…
La alternativa al acuerdo de paz es seguir en la guerra, seguir con desplazados, es seguir con muertes, con minas antipersonales.
Estamos hablando de que el conflicto ha llevado a más de 7 millones de víctimas, a más de 6 millones de desplazados, a más de 220.000 muertos… creo que son cifras demasiado importantes como para plantearte no votar a favor del sí. Y los colombianos son los suficientemente inteligentes para votar por el sí.
Sería muy interesante fomentar todos los aportes. En esto no se pueden quedar solos. La gente que está impulsando el sí, que se la está jugando, cuantos más apoyos tenga, mejor. En Colombia todavía te juegas del esfuerzo personal hasta la vida en este proyecto. Todos los que puedan apoyar, bienvanido sean. Tanto a la ciudadanía como a los responsables políticos. Ojalá haya alcaldes, presidente de comunidades (en España) que entiendan que en un momento tan importante, una parte de su cooperación podría venir a apoyar, a ayudar a las víctimas, a que Colombia se pacifique, que sea un país en convivencia y en paz en nuestra comunidad iberoamericana.
¿Cómo se plantea el retorno de la gente que tuvo que huir del país?
Todo va muy rápido ahora en Colombia, pero la Cancillería y el Gobierno está pensando que esas personas que salieron puedan volver. Es una pena que los comlombianos estén fuera por violencia, por exclusión o por pobreza… porque Colombia es un país muy rico donde caben todos y donde van a necesitar a todos.
Lógicamente algunos han salido por violenvia y llevan mucho dolor detrás, pero habrá que hacer una reconciliación para las personas que están fuera. Y entender que lastimosamente ha habido una guerra de 50 o 60 años, pero que han decidido pararla y que es el momento de empujar todos adelante.
El papel del Estado en el reconocimiento de errores será interesante…
Pues también; ha habido errores del Estado, claro que sí. Con la excusa de la guerra ha habido muchos atropellos. Pero lo que es muy importante es no quedarse solo en eso. Sí reconocerlo, contarlo y pedir perdón. Pero a partir de ahí, construir un nuevo país.
Queda lo más difícil que es implementar los acuerdos, desmontar las otras guerrillas, y pacificar un país que ha sufrido mucho. En cada esquina de Colombia tienes dolor, tienes víctimas, tienes situaciones difíciles en las comunidades. Va a ser duro, pero es que tienen que empezar a hacerlo, no pueden estar en una guerra continua.
Quienes formamos la comunidad iberoamericana tenemos que apoyarles.
¿Cuál ha sido el papel de España en el proceso?
España es un aliado muy importante para Colombia y yo creo que debería y tiene la posibilidad de juegar un papel fundamental, de hacerlo con la OEI, en la recuperación. La OEI estaría encantada de que nos ayudaran financiera y técnicamente para que esto salga adelante. Pero por ahora no hemos logrado crear esa unión. Ojalá la podamos en el futuro.
Sé que han entrado ahora en el asunto de verifiación de dejacón de armas por parte de la FARC, pero la implementación, como te comentaba, será la que haga exitoso el proceso porque, con temas como la justifia transicional, unos estarán de acuerdo o no con las penas; con la participacón política unos estarán o no a favor, pero si conseguimos que se reincoporen a la vida civil en la leglidad 15 o 20.000 personas que han estado de milicianos o guerrilleros, va ser muy importante.
Invito a España a que se sume con nosotros. Yo creo que hay motivos.