Siento la necesidad de escribir algo, aunque sea difícil encontrar las palabras adecuadas con la indignación que siento. Ahora mismo en la calle se mezcla el sonido de los helicópteros con los cánticos de Libertad, Dignidad y Democracia de la huelga general que se celebra hoy en Catalunya. El pasado domingo el voto de más de 2 millones de personas pacíficas en el referéndum de autodeterminación se saldó con más de 800 heridos por la represión de los más de 10.000 agentes policiales enviados por el Estado Español. Este es el contexto.
Es muy difícil de explicar a nuestros hijos por qué ha pasado esto. Es muy difícil de justificar en las escuelas porque han destrozado violentamente mobiliario escolar por valor de más de 300.000 €. Es muy difícil ilusionar a nuestros jóvenes con un futuro construido entre todos cuando los adultos no sabemos hacerlo. Me ha entristecido encontrarme en las redes sociales a personas que justifican la violencia en situaciones que tenían y tienen otras vías de solución y mediación. Es posible actuar legalmente y no violentamente. Incluso es posible adecuar la legalidad a la legitimidad.
Pensemos todos que estos modelos de violencia puedan perpetuarse. Que los menores aprendan a justificar la violencia sin explorar otras vías me parece una mala idea. Que vean a sus familiares y vecinos heridos por la policía me parece también una mala idea. Y aquí los medios de comunicación tienen también un papel fundamental. Muchos debates televisivos se basan en la repetición de consignas, descalificaciones y el inmovilismo. Numerosas portadas y editoriales de la prensa escrita esconden datos fundamentales. Si les enseñamos que la única arma de entendimiento es el martillo, la forma de arreglar los problemas será parecida. Seamos conscientes que justificando actos violentos los estamos educando en la violencia. La violencia es una elección y no es la mía, prefiero educar en y para la Paz.