El pasado 4 de mayo, la Ministra de Educación, Isabel Celaá, afirmaba en una entrevista que “mientras no haya un remedio o una vacuna, los centros educativos tendrán que estar a la mitad de su capacidad”. En esa misma entrevista, la Ministra recordaba a todas la Comunidades Autónomas que los alumnos y alumnas “tienen que cumplir, como mínimo, los 175 días de escolarización obligatoria”. Estas afirmaciones vinieron acompañadas de dos posibles propuestas o escenarios en respuesta a la necesidad de establecer medidas de higiene y distanciamiento social. Por un lado, la opción de escolarizar presencialmente al alumnado en días alternos. Por otro, compaginar la docencia en las aulas con propuestas de educación telemática.
Entendemos que el interés prioritario del gobierno se basa en la protección de la salud pública. Sin embargo, consideramos que existen aspectos sociales, familiares y educativos que están estrechamente relacionados con esa prioridad sanitaria de excepción a la que nos enfrentamos. Especialmente en el contexto de la Educación Infantil y Primara, nos surgen ciertas dudas e inquietudes que nos llevan a exponer una propuesta basada en cuatro ejes:
- Proteger la salud de todas las personas que forman parte comunidad educativa.
- Favorecer una educación presencial diaria para la totalidad del alumnado.
- Estructurar horarios estables que faciliten la organización escolar y la conciliación familiar.
- Desarrollar un sistema de protección del alumnado en situación más vulnerable.
Antes de abordar nuestra propuesta de reincorporación escolar, analicemos algunos aspectos del previsible impacto que podría tener la combinación de una docencia presencial y telemática para el alumnado de entre 3 y 12 años:
- Dificultad para el correcto desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje para todo en alumnado. En estas etapas, la educación presencial es esencial para el correcto desarrollo personal y académico. Muy especialmente en la etapa de Educación Infantil y primeros cursos de Primaria, resulta imposible intercambiar un contexto educativo presencial por uno digital. Por último, eliminamos la mitad de las tan necesarias posibilidades de socialización, contando además con muchas limitaciones durante la otra mitad del tiempo.
- Sobrecarga del profesorado y del personal no docente. Todos los profesionales que trabajan en un centro educativo se verían inmersos en una doble jornada laboral, atendiendo las necesidades presenciales y las telemáticas. En base a la experiencia exclusivamente digital vivida desde mediados de marzo, y según apuntan varias encuestas realizadas por sindicatos, una amplia mayoría del profesorado afirma haber extendido su jornada laboral diaria por encima de las dos horas diarias.
- Carencia de una formación específica orientada a ofrecer una educación de calidad en el contexto digital. En Educación Infantil y Primaria no existe un modelo ni ha habido formación destinada a conjugar una propuesta didáctica digital con una educación semipresencial.
- Los centros educativos no están dotados del material ni de los recursos electrónicos y digitales adecuados para el correcto desempeño de esta propuesta combinada. Al mismo tiempo, y a pesar de los esfuerzos de algunos gobiernos autonómicos, como el plan MULAN desarrollado por el de la Comunidad Valenciana, existe una brecha digital entre el alumnado por su gran diversidad de contextos sociales. Estas diferencias tecnológicas abarcan tanto la presencia de dispositivos electrónicos en los hogares como la competencia para poder usarlos y seguir de manera eficiente un programa educativo online.
- Imposibilidad de establecer una organización familiar estable que concilie las necesidades educativas de los menores con las laborales de sus progenitores. En este sentido, analizando los datos que aporta el Instituto Nacional de Estadística (2020), el cuidado de los hijos e hijas supone que las mujeres, en mayor medida que los hombres, se vean previsiblemente en la tesitura de reducir su jornada laboral, pedir excedencias e incluso renunciar a su trabajo.
- Una dependencia de los cuidados que ofrecen los abuelos y abuelas. La asistencia intermitente a clase forzaría a muchas madres y padres a recurrir a este tradicional soporte de las familias. Siendo ésta la población con más riesgo, se vería entonces expuesta a tener contacto prolongado con niños y niñas que, a su vez, compartirían espacio en los centros educativos con cientos de personas.
- Dificultad en el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado más vulnerable. La falta de una educación presencial continuada, así como la vinculación del progreso a la labor docente, aún tiene un mayor impacto en el alumnado en situación de vulnerabilidad social y en aquel con necesidades específicas de apoyo educativo. Siendo este alumnado de especial atención y protección en base a la legislación actual, corremos el riesgo de que esta situación derive en limitaciones para responder a necesidades concretas y en un mayor absentismo.
Tal y como indica la UNESCO en su Marco para la reapertura de las escuelas (2020), una decisión así “debe guiarse por el interés superior del niño y por consideraciones generales de salud pública”. Para ello, dicho documento insta a contemplar seis dimensiones clave en la evaluación y preparación de la reapertura: políticas, financiación, operaciones seguras, aprendizaje, atención a los niños más marginados y bienestar/protección. Con esta referencia, nuestra propuesta se contextualiza en el posible escenario de que en septiembre no se disponga de un tratamiento ni de una vacuna que garantice la reanudación de curso académico con normalidad. Pretende ser un planteamiento concreto que marque unos ejes prioritarios sobre los que reorganizar con garantías la labor docente y la estructura social de la que participa la escuela. Al mismo tiempo, tiene un carácter flexible para poder adaptarse a las diferentes realidades y características de los centros educativos y de los entornos sociales en los que se enclavan.
Queremos insistir en que las ideas en las que se concreta esta propuesta de actuación se limitan al contexto que hemos descrito anteriormente y, por lo tanto, se trata de medidas excepcionales y temporales que deben revisarse tan pronto como el riesgo sanitario desaparezca. A continuación, planteamos una posible vuelta a las aulas para un Centro Educativo de Educación Infantil y Primaria (CEIP) de dos líneas, ya que existe un porcentaje estimado elevado de los CEIP de dos líneas que podrían cumplir con los requisitos de espacios de nuestra propuesta. No en vano, en el marco de este modelo que tomamos como referencia, se encuentran aproximadamente el 39,34% de las unidades de todos los CEIP de la Comunidad Valenciana según los datos de la web de la Generalitat Valenciana (2020).
- Reducción del horario lectivo del alumnado a 20 horas semanales. Esto nos permitirá establecer dos franjas horarias en las que ofrecer una educación presencial a todo el alumnado, reduciendo la ratio al desdoblar todos los grupos de manera diaria. Si generamos dos franjas horarias podemos reducir el impacto de los factores que mencionábamos anteriormente, manteniendo al 50% del alumnado en el centro y acogiendo al 100% del mismo al final de cada jornada escolar.
- Establecer una primera franja, en un horario de 8:00 a 12:00 de la mañana, para Educación Infantil al completo junto a 1º y 2º de Educación Primaria. Posteriormente, establecer una segunda franja en un horario de 14:00 a 18:00 para los grupos de 3º a 6º de Educación Primaria. Planteamos una propuesta de franjas horarias con un modelo de centro educativo de dos líneas por curso (véase Tabla 1).
- Organizar dos turnos de comedor para asegurar la correcta alimentación de todo el alumnado que lo necesite. Estos turnos estarán separados por un período de tiempo destinado a la limpieza y desinfección del espacio o espacios destinados a comedor.
- Responder a las necesidades más urgentes de conciliación y atender al alumnado en situación de mayor vulnerabilidad. La franja alterna que utilizan 3º, 4º, 5º y 6º de Educación Primaria dispone de dos aulas con una capacidad al 50%, mientras que la franja alterna que utilizan los cursos de Educación Infantil y 1º y 2º de Educación Primaria dispone de tres aulas igualmente con una capacidad del 50%. El objetivo es atender la posibilidad de que una familia tenga hijos y/o hijas en diferentes franjas, así como necesidades sociales de mayor vulnerabilidad -criterios que deberían ser definidos por la Administración-. Esta franja alterna desarrollaría actividades lúdico-educativas pudiendo hacer uso de la zona del patio estipulada cuando sea conveniente. Esto supone poder atender hasta un alumnado total de 75. Igualmente, los centros educativos que pudiesen disponer de más aulas o espacios (gimnasio, pabellón, biblioteca, sala multiusos, etc.) podrían aumentar este número en la franja alterna si se cumplen las medidas de distanciamiento, desinfección, y de uso exclusivo del alumnado de una franja horaria.
- Revisión y análisis del material dispuesto en las aulas. Sería recomendable contar con materiales por duplicado en las aulas para que el grupo de cada franja horaria pueda disponer de él. Igualmente, eliminar el acceso a aquel material que no sea estrictamente necesario para reducir las posibilidades de contagio. En cuanto al mobiliario, y dado que las aulas acogerán a alumnado de Educación Infantil y Primaria en cuatro de las aulas de Educación Infantil de un modo alterno, se dispondrá de un espacio para mantener recogidas mesas y sillas del turno opuesto. El cambio de mobiliario se producirá durante el turno de limpieza a mediodía.
- Se mantiene las 25 horas de docencia repartidas entre las dos franjas horarias como referente de la jornada lectiva docente.
- Más que nunca, gana una especial relevancia el tiempo dedicado a la coordinación entre el profesorado, por eso proponemos se facilite tiempo y espacio dedicado a esta labor dentro de las 5 horas recogidas en el horario individual. Finalmente, según estipula la legislación actual, se mantendrán las 7 horas y 30 minutos de libre disposición para la preparación de clases, preparación individual o cualquier otra actividad pedagógica complementaria.
- Establecer un sistema de turnos rotativo para asegurar la presencia del algún miembro del equipo directivo durante el período lectivo de ambas franjas. Siempre que se asegure su presencia, sería posible otro tipo de organización sin rotación a decisión del propio equipo directivo.
- Detectar los elementos esenciales del currículo y reorganizar las propuestas educativas de un modo integrador y competencial. Ya en un contexto de normalidad sanitaria, Bolívar Botía (2015) defiende que “para hacer frente a la creciente complejidad, se requiere reorganizar el conocimiento en una perspectiva más integradora”. Por lo tanto, proponemos que se planifique y desarrolle un aprendizaje globalizado y multidisciplinar en el marco de metodologías cognitivamente activas. No en vano, la propia Conferencia Sectorial de Educación, en su nota de prensa del 15 de mayo, propone que en cualquier supuesto plan de actuación “será necesario adaptar los currículos y las programaciones de los cursos, áreas y materias para prestar especial atención a las competencias fundamentales”.
- Aumentar el profesorado y el equipo no docente. Nuestra propuesta plantea la posibilidad de incorporar entre 2 y 3 nuevos profesionales en base al porcentaje de escolarización y a las necesidades que presente cada centro educativo. El objetivo de reducir ratios, plantear desdobles y ofrecer una atención lo más individualizada y personalizada posible, debería ser una prioridad para todas las administraciones educativas. En el contexto actual es necesario que, centro por centro, se analicen las necesidades y se asignen profesionales que faciliten una organización escolar lo más segura posible. Si atendemos al último Informe TALIS (2018), el cual tiene como objetivo principal ofrecer información sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje, el ambiente educativo de los centros escolares y las condiciones de trabajo del profesorado, aún tenemos muchísimo margen de mejora en cuanto a la dotación de recursos humanos para atender a las necesidades educativas de nuestro alumnado. Dicho informe muestra como en “Educación Primaria en España hay un promedio de una persona de apoyo por cada 11 docentes, lo que le sitúa entre los países con una ratio menos favorable”.
- Establecer protocolos de higiene y seguridad siguiendo las indicaciones de las autoridades sanitarias. En primer lugar, diseñar recorridos y procedimientos en la entrada y salida del alumnado para que se realicen en espacios diferentes. Siguiendo las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud, sobre las que incide la Asociación Española de Pediatría en su propuesta ante una posible apertura gradual de los centros educativos, será necesario valorar los siguientes aspectos:
- Uso obligatorio de mascarillas, también durante Educación Física y en tiempo de recreo.
- Lavado regular de manos con agua y jabón, alcohol, desinfectante para manos o solución de cloro.
- Promover el distanciamiento social en todo momento.
- Ventilación frecuente de las aulas. Limpieza y desinfección de las mismas, tanto entre franjas horarias como la final de cada jornada escolar completa.
- Establecer un protocolo de actuación en caso de detección de un caso positivo de COVID-19. Como podemos comprobar analizando las políticas de los diferentes países que ya han optado por reabrir los centros educativos (Melnick y Darling-Hammond, 2020), los procedimientos varían en cada caso, por lo que debemos prestar atención a la comunidad medico-científica y seguir sus indicaciones técnicas.
- Contar con personal de limpieza en el centro durante todo el día. En base a lo expuesto en el punto anterior, valoramos la necesidad de que se dedique una atención constante a la limpieza y desinfección de los baños. Además, el personal de limpieza especializado también podrá prestar atención a zonas comunes y elementos de riesgo como barandillas, pomos, etc. En cualquier caso, se realizará una limpieza y desinfección adecuada de las aulas y del comedor escolar entre las franjas horarias y al finalizar la jornada escolar.
- Legislar para favorecer la conciliación familiar, permitiendo reestructurar horarios y dar facilidades para que los progenitores puedan cumplir con sus obligaciones laborales en la franja horaria de sus hijos e hijas o de un modo telemático, siempre que sea posible.
Somos conscientes de que esta propuesta plantea numerosos retos. De hecho, cualquier propuesta que se salga de organización escolar normal nos situará en escenarios con problemas a superar. En este caso, ante el desdoble de los grupos en dos franjas horarias, son varias las soluciones que los equipos docentes pueden plantear. Conociendo la enorme diversidad de las características y necesidades de los CEIP de dos líneas en nuestro país, parece conveniente establecer unas pautas o ejes claros como los expuestos con anterioridad, facilitando al mismo tiempo la flexibilidad suficiente para que cada comunidad educativa pueda tomar las decisiones que mejor den respuesta a la realidad y al contexto en el que se encuentran. Queremos mencionar algunas de estas posibilidades, no como prescripción obligatoria, sino como muestra de las alternativas viables:
- Todo el personal docente puede potencialmente ejercer como tutor o tutora de un grupo. Esto supone una reducción al máximo del tiempo de especialidades. En este escenario, sería posible una sesión semanal con especialista por grupo. Inevitablemente, el resto de sesiones dedicadas a la especialidad deberán llevarlas a cabo los tutores, bajo la coordinación y las indicaciones previas del docente especialista.
- Reducir la relación de tiempo entre la tutoría y su grupo a 10 horas por semana. De esta forma, un tutor o tutora de referencia podría trabajar con dos grupos de un mismo desdoble. Este escenario facilitaría la reconversión a una organización escolar normal puesto que todo un grupo de hasta 25 alumnos y alumnas puede mantener al docente de referencia y continuar con los procesos de enseñanza-aprendizaje ya iniciados.
- Favorecer la preferencia de franja de cada docente. Si fuese posible, establecer rotaciones entre franjas con los docentes voluntarios.
- Desarrollar la colaboración y coordinación con la Administración municipal y asociaciones para el uso de espacios en momentos determinados.
- Potenciar programas municipales de voluntariado que den apoyo al profesorado coordinador de las franjas alternas.
Para concluir, creemos firmemente que, más allá del contexto de emergencia sanitaria en el que nos encontramos, es necesaria una apuesta decidida por reforzar el sistema educativo en nuestro país. Para ello, la bajada de la ratio, el aumento de los recursos materiales y humanos, la formación continua, así como la mejora constante y ampliación de las instalaciones, deben ser una prioridad asumida por todos los agentes responsables.
Por otro lado, entendemos que la conciliación de cada familia es una responsabilidad que no debe recaer sobre los hombros de la infancia ni de la escuela. Estamos ante una magnífica oportunidad para racionalizar horarios y modificar estructuras de tal forma que una conciliación familiar-laboral real sea posible.
El cumplimiento y refuerzo de estas dos premisas, no sólo tendría un impacto positivo en la educación de niños y niñas, sino que generaría un entorno más preparado social y estructuralmente para afrontar otras crisis similares con muchas más garantías.
Juan Vicente Blázquez es psicólogo, PhD, orientador educativo de la Generalitat Valenciana y docente universitario. Diego Tellez es maestro en Educación Primaria y formador docente, Licenciado en Antropología Social y Cultural con un Máster en Innovación Educativa; además, actualmente se encuentra en medio de un doctorado en investigación educativa.
Referencias
Asociación Española de Pediatría (2020). Propuesta de la AEP en relación a la apertura gradual de las áreas de educación infanto-juvenil. https://www.aeped.es/sites/default/files/aep.propuesta_apertura_gradual_centros_educativos._13.05.2020._2.pdf
Conferencia Sectorial de Educación (2020). Ministerio de Educación y Formación Profesional.
http://www.educacionyfp.gob.es/prensa/actualidad/2020/05/20200514-sectorial.html
Botía, A. B. (2015). Un currículum común consensuado en torno al marco europeo de competencias clave. Un análisis comparativo con el caso francés. Avances en supervisión educativa, (23).
Generalitat Valenciana (2020). Conselleria de Educación cultura y deporte, centros docentes. http://www.ceice.gva.es/es/web/centros-docentes/guia-de-centros-docentes
Instituto Nacional de Estadística (2020). Mujeres y Hombres en España. https://www.ine.es/index.htm
Informe TALIS (2018). Teacher and Learning International Survey. http://www.educacionyfp.gob.es/inee/evaluaciones-internacionales/talis/talis-2018.html
Melnick, H., & Darling-Hammond, L. (with Leung, M., Yun, C., Schachner, A., Plasencia, S., & Ondrasek, N.). (2020). Reopening schools in the context of COVID-19: Health and safety guidelines from other countries (policy brief). Palo Alto, CA: Learning Policy Institute.
UNESCO (2020). Marco para la reapertura de las escuelas. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000373348_spa