La presidencia en funciones de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha anunciado esta mañana durante el discurso de investidura su compromiso con respecto la reducción de las ratios en la región. Así, se pretende que en el curso académico 2022-2023 el número máximo de alumnos por aula sea de 20 en la etapa de educación infantil.
Esta bajada se llevará a cabo de un modo progresivo, empezando en la etapa de educación infantil e incorporándose de manera paulatina en cursos superiores. Para ello, tal y como ha anunciado la propia Ayuso, se pretende aumentar el número de profesores en activo y potenciar los desdobles.
Conforme al acuerdo alcanzado el pasado mes de mayo entre el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas y que a la postre sería públicamente en el documento “Propuesta de medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente a la Covid-19 para centros educativos en el curso 2021-2022”, el número máximo de alumnos por aula para el próximo curso será de 25 en infantil y primaria, 30 en secundaria y hasta 35 en bachillerato (ratios anteriores a la pandemia). No obstante, algunas comunidades han optado, de manera autónoma, por reducirlo hasta los 25 en todas las etapas educativas.
Con esta medida, Ayuso pretende “meterse en el bolsillo” al profesorado madrileño. También a las familias, que ven en las altas ratios un gran riesgo no solo educativo (la disminución del número de alumnos por aula es una de las medidas más eficaces para la mejora de los resultados académicos), sino también sanitario en el contexto de pandemia en el que nos encontramos.
Isabel Galvín, secretaria general de CCOO en la Comunidad de Madrid, sin embargo, considera que se trata de una propuesta “insensata”, en la medida en que “tras alcanzar el gobierno, Ayuso ha desmantelado todo lo que había. Tampoco ha reconocido el enorme mérito de la comunidad educativa en estos tiempos difíciles. Ahora nos encaminamos, al igual que en otros ámbitos como la construcción, a un modelo por fases, a 10, 11 o 12 años vista. Eso no es una bajada de ratios, es una tomadura de pelo a los madrileños”.