La crisis de 2008 se saldó, entre otras muchas cosas, con la congelación y bajada salarial de todo el personal docente. Una pérdida de poder adquisitivo que ha tardado mucho tiempo en recuperarse y que ha supuesto un empeoramiento de las condiciones laborales del profesorado. A esto se tendría que sumar el aumento de la temporalidad en el sector, además de un aumento de las ratios que en no todas las comunidades autónomas se ha revertido.
Panorama de la Educación 2021 vuelve echar un vistazo a los sistemas educativos de la OCDE y de otros países y economías asociadas. Cuestiones como el logro académico, las diferencias socioeconómicas, de género y procedencia vuelven a estar presentes, así como el impacto de los logros académicos a la hora de conseguir un trabajo.
Profesorado
La carrera docente, así como las condiciones en las que tiene que trabajar el profesorado de las diferentes etapas educativas es uno de los focos en los que se centra la organización de nuevo en esta edición de Panorama de la Educación.
Desde hace años, la OCDE recoge en sus informes que los salarios docentes españoles están entre los mejores, sobre todo, en los primeros años de la carrera. Esta es una de las mayores diferencias con países de nuestro entorno: la diferencia salarial entre quienes han llegado al tope y quiene están comenzando en la docencia. Mientras en España esta diferencia se mueve entre un 42 y un 50% entre la parte alta y baja de la escala, la media para la organización internacional está entre el 86 y el 91%. Es una de las críticas que siempre han hecho las organizaciones sindicales y profesionales en España, los escasos incentivos que supone ir cumpliendo años de experiencia, sexenios o cargos dentro del sistema educativo.
A esto habría que sumar el hecho de que la crisis de 2008 y sus consecuencias salariales se siguen notando hoy día. Entre 2005 y 2020, según los datos con los que cuenta la OCDE, un docente con 15 años de experiencia, los salarios fueron aumentando entre un 2 y un 3% cada año en los niveles de primaria y secundaria obligatoria y postobligatoria de media. En España la situación es claramente diferente. Para el profesorado de primaria, la crisis ha supuesto que se mantuvieran estables los salarios, mientras que para los de secundaria se ha traducido en una bajada del 3%.
También existen diferencias en las horas lectivas anuales. En educación infantil, las docentes tienen 869 horas lectivas frente a las 989 de la OCDE. Esta etapa, junto a la secundaria obligatoria y postobligatoria en la que en España se trabajan 669 horas frente a las 723 (obligatoria) y 685 (postobligatoria) de media de la organización son en las que el profesorado español difiere a favor. En primaria, aquí hay 871 horas lectivas frente a las 791 de la OCDE.
El envejecimiento del personal docente es otro de los asuntos que señala la OCDE entre los datos que ha recopilado para este informe. En la próxima década un buen número de docentes habrán salido del docente porque se habrán jubilado en este periodo. En 2019 el 32% de maestras y maestros tenían 50 o más años (33% en la OCDE). En el caso del profesorado de secundaria, para la obligatoria y la postobligatoria, el 38% de los docentes en España están en este rango de edad, frente al 36 y el 40% respectivamente de media en la organización.
Pilar Alegría, ministra de Educación y FP, anunció ayer en su primera comparecencia en la Comisión de Educación del Cogreso de los Diputados, que se están realizando los primeros trabajos en relación a la redacción de una propuesta sobre la carrera docente, desde la formación inicial, el acceso, la permanente, etc. Aseguró que espera poder negociarla en los próximos meses con las comunidades autónomas y con los sindicatos de la enseñanza. La Lomloe indicaba en una de sus disposiciones que, desde su promulgación, el Ministerio tendría un años para elaborar dicho documento. De momento se han cumplido nueve meses sin tener noticia de estos trabajos.
Género, nivel económico, raza, inversión
Son tres de los factores que más influyen en los resultados académicos de las y los chicos que pasan cada tres años por las pruebas PISA de la OCDE. Con estos datos, en parte, se construye el Panorama de la Educación, que nuevamente vuelve a señalar a estas cuestiones como centrales. Sobre todo al nivel socioeconómico y cultural de las familias como el mejor predictor de los resultado.
De hecho, la OCDE asegura que este nivel «influye más en los resultados del aprendizaje que el género y el estatus de inmigrante». Destaca la organización que la proporción de chavales del cuartil inferior del estatus económico, social y cultural que alcanzaron el nivel 2 en PISA fue un 27% que el de quienes estaban en el cuartil superior. La media de la OCDE es del 29%.
El hecho de que esta situación sea así hace que, en el futuro, estas personas obtengan unos peores trabajos y salarios. De hecho, el 36% de las personas de entre 25 y 64 años en España con solo un título de secundaria obligatoria alcanzaban la mitad del salario medio. Para la OCDE este porcentaje es del 27%.
La repetición sigue siendo una de las grandes diferencias entre España y la media de la OCDE. En 2019 el 8,7 de los estudiantes de secundaria obligatoria y el 7,9% de la postobligatoria españoles habían repetido, frente a una media del 1,9 y el 3% respectivamente para la organización internacional. Como es habitual, los niños tienen más probabilidad de repetir. En la ESO el 60% de todos los repetidores son chicos, el 56% para la postobligatoria.
Ellas tienen más probabilidades de titular en el bachillerato (55%) lo que conduce a que ellas, con un 54%, alcancen titulaciones universitarias. Mientras, las cifras se igualan en la formación profesional, al 50%. Como es también habitual, qué se estudia también tiene importantes diferencias según el género. Ellas están infrarrepresentadas en los estudios STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) mientras que, por ejemplo, son la mayoría en el campo de la educación: suponen el 77% de las nuevas matrículas.
Y, a pesar de que ellas llegan más lejos en sus logros académicos, cuando son jóvenes tienen menos probabilidad de conseguir un trabajo (peor cuanto más bajo es el nivel educativo alcanzado). A esta dificultad se suma que ellas, tanto en España como en la OCDE, cobran menos salarios que sus pares masculinos.
En una línea parecida se encuentran las personas nacidas en el extranjero; tienen más dificultades para conseguir un empleo. Según la OCDE por, entre otras cosas, «discrepancias en el reconocimiento de credenciales, habilidades e idioma». Estas cuestiones empujan a que acepten salarios más bajos. En la OCDE esto supone que los extranjeros tenga una tasa de empleo algo mayor que los nativos. En España, sin embargo, es algo menor para quienes no alcanzaron la secundaria superior. Para quienes alcanzaron la educación terciaria, la diferencia a la hora de acceder a un empleo son bastante altas. El 82% de los autóctonos están empleados, frente al 68% de los extranjeros.
Las diferencias de origen también impactan en la cantidad de jóvenes que no están estudiando ni trabajando. Si en la media de la OCDE estos chicos suponen el 18,8% de los extranjeros y el 13,7 de los autóctonos, en España los primeros llegan al 27,2%, frente al 16,5% de los autóctonos.
Al igual que hay diferencias entre España y la OCDE a la hora de definir el gasto salarial del profesorado, también las hay cuando se ve la media de gasto por alumno/año.
En 2018 España gastó, por alumno en las etapas de primaria, ESO y secundaria postobligatoria, 9.336 dólares frente a los 10.454 de la OCDE: 1.118 menos. En la educación terciaria, la diferencia aumenta más todavía, hasta alcanzar los 3.265 dólares menos en España (13.800 dólares).
A estas diferencias se suma el hecho de que, entre 2012 y 2018, la inversión por estudiante en la OCDE creció a una tasa interanual del 1.6%, en España este crecimiento fue del 0,4%.
Diferencias territoriales
Aunque la información que ofrece la OCDE sobre las diferencias entre las comunidades autónomas españolas, sí señala algunas de ellas.
Señala la organización que, mientras que en la educación infantil, sobre todo en el segundo ciclo, hay pocas diferencias entre autonomías (del 94 al 100% de matriculación), estas aumentan en el nivel de escolarización entre los 15 y los 19 años, con porcentajes que van desde el 72% al 95%. Esta brecha se abre todavía más cuando se habla de la población general que tiene estudios superiores. Entre quienes tienen de 25 a 64 años, por ejemplo, en Ceuta quienes alcanzaron el niver terciario fueronel 26%; en el País Vasco, el 53%.