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Que jóvenes de entre 14 y 17 años (algunos 18) estén preocupados y ocupados con la política institucional es algo poco común. Tal vez, lo sea menos todavía que hayan elaborado un código ético para políticos y para la sociedad en su conjunto. Código ético que ha pasado por el Ayuntamiento de Pamplona, por el Parlamento de Navarra y ha llegado al Congreso de los Diputados.
Es el producto de un proyecto de aprendizaje-servicio realizado en el colegio Claret Larraona de la capital foral. El germen está en Eduardo Ortiz, profesor de Geografía e Historia y apasionado por la política, y Eduardo Fernández, una figura muy reconocible de la red de aprendizaje-serivicio tanto en aquella comunidad como en el resto del país.
Hablamos con ellos y con seis alumnas de los 20 que forman el taller sobre política, casi un think tank que formaron en 2018 para centralizar los esfuerzos. De este taller salió el primer código ético, en 2018, y este segundo, algo más corto y que, hasta ahora, ha tenido un mayor alcance.
¿Cómo nace el proyecto?
Eduardo Ortiz. El taller de política es una iniciativa que lleva desde el año 18, quizá un poco más, pero de manera estructurada, desde entonces. Por un lado, quiere aglutinar los proyectos que vamos haciendo y, por el otro, se trata de juntarnos periódicamente para hacer los proyectos o para la reflexión.
Yo les doy Geografía e Historia. El taller lo hacemos con chavales en los que detecto una sensibilidad más allá de la media en el ámbito social y político. Les oferto la posibilidad de hacer algo para cambiar el mundo, porque yo les hablo de eso, pero tengo el deber de ofrecerles algo. Es ahí donde nace el taller. “Los 20 que estáis, les digo, ¿queréis que hagamos algo? Pues hay que estructurarse y hacerlo”. Ahí empieza el trabajo, pero en realidad viene del día a día del aula, en donde intento, hasta donde puedo, conectar con la realidad, y ver qué ámbitos de mejora hay en ella para que estos chicos se impliquen.
Es algo voluntario, en tiempo extraescolar. Nos juntamos los martes en los recreos. También hay horas en casa y en clase para hacer los proyectos.
¿Cómo surge el hacer el código ético?
Eduardo Ortiz. En clase hemos tratado algunos temas, como la actualidad o la transición española hasta hoy. En 2018 tratamos dos asuntos: la corrupción, con un material especial que preparé; vimos qué era y algunos de los casos más importantes, en aquellos años es cuando nace la Gürtel. Pero también la corrupción ciudadana, que para mí es muy interesante. Tomar conciencia de que las descargas ilegales son pequeñas formas de corrupción. O vemos qué pasa en el fútbol, en la universidad, los másters de unos y de otros, los nombramientos del Poder Judicial, las escuchas… se dan cuenta de que la corrupción es un fenómeno global, cultural, que no es problema solo de los de arriba, sino que es de todos.
Otro fenómeno que estudiamos es el 15M y el surgimiento de los nuevos partidos. Cuando les pongo imágenes de las acampadas, los círculos, y unido a los extremismos, a los partidos de extrema derecha en toda Europa, a Trump… todo esto combinado, crea la sensación de que esto va muy mal.
Los chavales lo ven con mucha más facilidad que nosotros porque están mucho menos politizados, menos ideologizados. Esto va mal y se nos ocurre hacer una herramienta útil para intentar cambiar desde lo pequeño. De ahí surge la necesidad de hacer una serie de compromisos. Ese es el germen de código ético, del primero, porque ha habido dos. El primero y el actual.
¿Cuáles son las diferencias entre ambos?
Eduardo Ortiz. La diferencia es doble. Por un lado, en aquel momento nos faltó fuelle. El presidente del Parlamento de Navarra nos pidió presentarlo en la cámara. No habíamos pedido una recepción y tuvimos una con todos los partidos del arco parlamentario. Pero no hubo adhesión. Sí un decir qué bueno, nos gusta… Después, el alcalde de Pamplona también quiso hacerlo y tuvimos otra recepción con los grupos. Pero aquello murió allí de algún modo.
Y ha sido al ir viendo en clase cómo la situación en estos años ha empeorado, hablando de la polarización cuando hemos visto la necesidad de retomarlo con más fuerzas y demandas. Lo que hemos hecho ha sido simplificar y refrescar el código. Viendo qué demandas, qué hartazgo nuevo había en la sociedad, hemos reducido el número de compromisos, lo hemos actualizado, lo hemos simplificado y, sobre todo, con este grupo, que es muy potente, hemos querido llegar más allá y estamos llegando muy lejos.
La conversación, hasta ahora, con Eduardo Ortiz, cambia. Llegan cuatro de las seis alumnas con las que hablaremos. “Aquí ya tenemos a chicas que me miran diciendo que me estoy quedando corto, broma Ortiz. Estamos llegando lejísimos. Ahora dirán ellas a dónde hemos llegado. Pero más allá de adónde llegar se trata de creer en lo que estamos haciendo, creo que esa es la clave”.
Se incorporan Eugenia Oiz (4 de ESO), Lucía Núñez (1º bachillerato), Sofía Rondón (4º de ESO) y Leire Zabalegi (1º bachilerato).
Existe, o existía, la intención de hacer seguimiento del cumplimiento del código por parte de los firmantes…
Eduardo Ortiz. Es un punto débil del código. Al seguimiento no estamos llegando. Una debilidad del taller es que es en medio del curso. Sería ideal hacer seguimiento. En clase, con los de 2º de bachillerato, algo hacemos. Vemos las declaraciones de algunos de ellos, si hay un debate, pero no estamos llegando, no tenemos una estructura.
Intenté contactar con Newtral, la agencia de verificación, pero no tuve respuesta. Lo hice al inicio porque me pareció que sería importante si alguna de esas agencias se hubiera querido implicar en esto.
¿Vosotras, cómo entendéis o veis la participación de la juventud en política?
Lucía. Un de los temas que nos ha unido, además de tener cierta sensibilidad, es la preocupación por la situación actual, sobre todo, de los jóvenes. Nos preocupa porque hay mucha desinformación y pocas ganas sobre el tema, cuando es algo importante en, nuestra sociedad. Queríamos tenerlo (el código ético) como iniciativa tanto para personas en política, como para ciudadanos, empezando por los jóvenes. Era nuestra idea, compartirlo y que lo vieran los jóvenes y así despertar la iniciativa y las ganas de meterse por curiosidad, para empezar a entender y seguir la política.
Eugenia. Yo creo que sobre todo hay mucha desinformación. Cuando hablas a alguien de nuestra edad, de política te dicen “quita, quita”. No hay interés ni ganas. Creo que es importante intentar devolver esas ganas o, por lo menos, mantenerse informado. La idea que se tiene de la política no es muy buena, y es importante cambiar ese punto de vista.

Habláis de desinformación y en el código ciudadano señaláis la necesidad de estar informadas de manera plural. ¿Cómo os informáis vosotras?
Leire. Tenemos influencia de nuestros padres pero también, en algunas clases, nos invitan a leer periódicos de diferentes fuentes, a informarnos y tener cuidado con lo que leemos, a saber que está influenciado por diferentes opiniones…
Eugenia. Lo que nos recomiendan es que si vemos una noticia y si es muy alarmante, por así decirlo, que la veamos en diferentes periódicos, por ejemplo, para ver los diferentes puntos de vista. Eso sí nos lo han dicho.
Sofía. Siempre nos han dicho que nos tenemos que informar de diferentes fuentes para formar nuestra opinión, para saber bien qué está pasando y no dejarnos influenciar por una sola ideología. Siempre intentamos ampliar mucho nuestra fuente de información para tener la más completa posible.
Eduardo. Te lo decía Sofía, yo en clase les pongo diarios digitales y les digo que miren, por ejemplo, elDiario.es, una noticia. Después, vamos a Libertad Digital a buscarla. Es un ejercicio muy chulo porque ellos van viendo el tratamiento de las noticias en directo, de cualquier acontecimiento. Esta necesidad de nutrirte de cosas distinta la estamos cultivando desde hace tiempo. Y luego preguntan en casa. En muchos casos, los proyectos comienzan por por ir a casa y preguntar: “¿Qué dicen papá y mamá de este tema? ¿cómo ven la política?”. Ese fue el primer paso que hicimos en el 18: “Id a casa y decidme cómo ven la política”. Y el resultado, te lo imaginas.
En este momento se incorporan Irene Lezana y Alba Jiménez a la conversación. Ambas son alumnas de 1º de bachillerato.
Hay una parte de la juventud que está intentando sacar la cabeza y tener ganas
Habéis estado con políticos y les habéis “obligado” a firmar un código ético. No sé qué esperáis.
Eugenia. En cierto modo les obligamos, pero no del todo. En el acto que hicimos aquí, uno de los candidatos a la alcaldía se levantó y dijo que no iba a firmarlo todavía porque tenía que ver y discutir algún punto con nosotras, sobre todo el primero, el de la verdad. Creo que si lo han firmado ha sido porque han querido hacerlo. Nosotros esperábamos, en un principio, que lo cumplieran.
Lucía. Al fin y al cabo sale de nosotras, de 20 niñas y niños, con toda la ilusión. Tampoco vamos a cambiar el mundo con un código ético, pero en ese momento era importante que quienes lo fueran a firmar nos viesen, que se compadeciesen un poco de nosotras (risas) y vieran que hay una parte de la juventud que está intentando sacar la cabeza y tener ganas. Por lo menos que eso lo vieran. Tampoco es que vayan a estar todos los días pensando: “Ay, he mentido; ay, he insultado al otro”… pero que piensen que tenemos ganas de que cambien las cosas.
Alba. Lo repetimos mucho, incluso cuando fuimos a Madrid a hablar con otros partidos. Sabemos que nos pueden considerar unos niños, no tenemos más de 17 años, pero lo hemos hecho por algo. Creemos que va a haber un cambio tanto para la ciudadanía como para los políticos. Como dice Eugenia, algunos ya nos dijeron que no iban a firmar todavía. Por parte de algunas personas no ha habido respuesta. Pero ha habido otras que, a través de las redes sociales, nos decían que lo habían firmado. Y tenían mensajes alentadores. Y los propios políticos les decían a sus seguidores en redes que les criticasen por si tenían que rectificar por si no cumplían.
Eugenia. Al final lo que buscábamos un poco no es que estén todos los días acordándose del código, pero sí un momento de reflexión, que se planteasen un cambio por lo menos.

Estáis estudiando, algunas tenéis la EvAU, todas estáis con las últimas evaluaciones. Y se juntan elecciones autonómicas y municipales y las nacionales en noviembre. Es el peor y el mejor momento para hacer un código ético…
Alba. Desde el primer día, cuando Eduardo nos enseñó la propuesta para hacerla a lo grande, nos dijo que era el mejor momento, pero cada vez es más complicado. Estuvimos con Nuñez Feijó y le pedimos a él y a otros, que comunicasen con el resto de compañeros de su partido y de otros para dar a conocer el código porque queremos llegar a lo máximo. Él nos dijo que para no politizarlo, tal vez era mejor esperar a después de las elecciones. No sabemos si habrá una respuesta inmediata.
Irene. Este código nace en 2021 y en principio tenía 15 compromisos para los políticos y otros 15 para los ciudadanos. Y es ahora que lo hemos retomado y le hemos dado una vuelta para refrescarlo un poco de cara a las elecciones.
Es muy preocupante que todo tenga que ser blanco o negro. Se llega a casos súper extremos de violencia. Nos preocupa muchísimo
Habláis en el código de polarización política ¿Qué os preocupa?
Alba. Hasta hace poco era un concepto que no existía de forma tan extrema; que haya dos polos tan distintos en la sociedad es muy preocupante, que todo tenga que ser blanco o negro. Se llega a casos súper extremos de violencia. Nos preocupa muchísimo.
Eugenia. Nos preocupa que parece que ahora o estoy contigo o contra ti y eso lleva a faltas de respeto. Algo que nos preocupa mucho. Parece que no se lo toman en serio
Irene. Eso lo hemos visto en otros países y nos parece horroroso y es algo que no queremos para el nuestro.
Sois 20 estudiantes en el taller, 18 chicas y 2 chicos. ¿Tenéis alguna explicación para que esto sea así? ¿Qué les pasa a vuestros compañeros?
Alba. Cuando tuvimos aquí la presentación para los candidatos a la alcaldía de Pamplona, todos nos preguntaron qué pasa con los chicos. Creo que no hay ninguna explicación, igual coincide con que los chicos de nuestros cursos están menos interesados. También es verdad que ya no es solo los de nuestro colegio, sino que en la sociedad también está el papel que toma cada ciudadano en la política. Al fin y al cabo, los jóvenes, igual, cada vez nos interesa menos la política porque pensamos que tal vez no podamos cambiar nada cuando realmente tenemos un papel importante. Creo que las chicas estamos más puestas.
¿Qué creéis que podéis hacer para atraer a otros jóvenes a esa toma de conciencia sobre la importancia de la política?
Alba. Generar alguna propuesta y que, como la nuestra, llegue a más lugares que la propia comunidad autónoma, como Navarra, y que puedan hablar con políticos de nivel nacional. Podría ser una de las formas de que la gente participe…
Lucía. Yo creo, sobre todo, que hay que informarse. Al informarte, te preocupas. Y cuando te das cuenta de lo que hay, empiezas a moverte. Y, sobre todo, que vean que se puede uno mover y cumplir cosas. Nosotras tenemos la ayuda de Eduardo y hemos podido escalar un poco, pero si te lo propones, tienes ganas y, sobre todo, tienes unos compañeros con los que trabajar, puedes hacer cosas. Si ves que otras personas lo han hecho y son de tu edad, igual se te despierta esa iniciativa.
Eugenia. Igual no nos tenemos que conformar con lo que tenemos. Al hablar con la gente de nuestro alrededor, siempre dicen: “Buah, es que la política, todo está mal, no se toman esto en serio, se insultan entre ellos”… Nos hemos acostumbrado a quejarnos y nada más. Lo que ha hecho este taller es que nos demos cuenta de que podemos dar un paso más. Es lo que creo que a la gente le falta, que te puedes movilizar, que aunque sea pequeño puede intentar cambiar algo pequeño
Alba. Al fin y al cabo, también entra el papel que los profesores toman en este trayecto de nuestra vida. Si no fuese por Eduardo, por una persona sensibilizada con la actualidad y las cosas que pasan, no nos hubiese mostrado esa preocupación, el taller no hubiese salido adelante. Si los profesores, y no solo, también nuestros padres, no hacen crítica y no hacen ninguna solución y no enseñan a sus hijos que debemos preocuparnos y tomar responsabilidad, esto no puede salir adelante.
Lo que ha hecho este taller es que nos demos cuenta de que podemos dar un paso más. Es lo que creo que a la gente le falta, que te puedes movilizar
¿Cómo veis la desafección política, otro de los temas que os pueden preocupar?
Sofía. Sabes que tienes que elegir entre dos cosas y no estás totalmente de acuerdo con ninguna o hay elementos que no te parecen bien. Al final, si no sabes qué hacer, te acabas apartando. Si no hay algo más general en lo que tú te veas, no creo que te interese tanto.
Alba. Está todo muy conectado, la polarización y la desafección. Es difícil combatirlo. Pero si estamos en una democracia en la que el ciudadano tiene el poder de votar, por lo menos, que cada uno cumpla con su parte, con su trabajo.
Lucía. Me parece curioso que nuestros padres vean tan mal la política, y a la vez piensas en que los políticos podrían ser cualquiera de nosotros. Son parte de la sociedad. No es una raza alienígena que viene a gobernar, es reflejo de lo que ponemos ahí.
Eugenia. Nos hemos quedado en la crítica, no me gusta lo que hay en el gobierno. Pero al final tú lo has hecho, tú vas a votar. Todos deberían estar preocupados, al menos, ahora con las elecciones: si de verdad quieres cambiar algo, lo mínimo que puedes hacer es informarte bien e ir a votar para que lo que haya en el Gobierno sea la representación que te gusta.
¿A alguna le va a tocar votar este año?
Lucía. A nuestros compañeros que están en 2º de bachiller sí.
¿Qué pensáis de una bajada de la edad del voto?
Alba. Si todos los jóvenes, nuestros amigos y compañeros, pensasen de la misma manera que nosotras sobre el papel y la responsabilidad que tenemos, igual sí sería interesante. Pero pienso en mi hermana que tiene casi 16 años y pienso que mejor que no. porque a veces, muchos de nosotros no somos conscientes de lo que implica el derecho al voto.
Leire. Al final cuando vas a votar, das ese paso de tomar parte en mi sociedad activamente… hay personas que no les interesa tanto como para implicarse desde tan temprana edad. Lo ven tan oscuro y lejano que no les llama… Necesitamos formar una opinión clara antes de estar seguros de lo que tenemos que hacer antes de votar.
Eugenia. Parece que es una tontería, pero votar es algo serio, es algo que sí que importa. Y hace falta un tiempo para formarse, tener criterio propio…

¿Qué papel creéis que tienen los medios en toda este maremágnum de desafección y demás?
Alba. Cuando tuvimos la firma del código con los candidatos a la alcaldía de Pamplona, muchos nos preguntaron por un código ético para periodistas. Cuando tuvimos la entrevista con El País también nos pidieron que les diéramos críticas. Entendemos que cada medio tiene una ideología y va implícita. Por eso lo importante de informarse de distintas fuentes y tener crítica propia. Pero, al final, a los periodistas les pedimos que digan la verdad, que la persona que aparece en un texto no piense que no lo ha dicho. Que el periodista haga su función, de la manera más objetiva posible, pero además de eso, está nuestro papel como ciudadanos, de darnos cuenta de que si una opinión no te satisface, debes infórmate en otros lugares.
Lucía. Yo le comenté a la periodista de El País que con periodistas el tema es más complicado porque, al fin y al cabo, tienen que vender y las cosas objetivas venden menos. Entiendo que hay veces que se sientan presionados y que haya que sacar una noticia polémica y creo que hay más dificultades para cubrir ese tema. En definitiva, informarse de manera plural, te lleva a cambiar de opinión. Pero es un tema más complicado, la venta de las noticias.
¿Cómo engarza todo esto con el ApS?
Eduardo Fernández. El origen de los proyectos, en 2018, fue que Eduardo Ortiz estaba de coordinador de convivencia. La sección de convivencia nos encargó una formación y él estuvo.
Él siempre ha estado muy sensibilizado con la política y me dijo que el Parlamento de Navarra tenía un programa de visitas, vas al pleno… pero quería hacer algo de ApS.
Al final la clave es ver si hay una necesidad social ahí, ¿se puede vincular con ella y hacer algo con vocación transformadora? Empezamos a darle vueltas y fue tal como te ha contado. Empezó como te ha dicho: “Id a casa y preguntar a vuestros padres y madres, al vecindario qué opinan de la política, de los políticos, etc.”. Y vimos que claro que había proyecto.
Conseguimos un acuerdo de la mesa de portavoces del Parlamento navarro para que los parlamentarios estuvieran un día con los alumnos. 40 de los 50 que hay firmaron para hacerlo. Pasaron un día de convivencia y así vieron de dónde venía la vocación por la política. Lo que detectaron en ese primer momento, en esa convivencia con parlamentarios, fue muy diferentes de la percepción social del ejercicio de la política.
Cuando empezamos, en la red de ApS hubo algún debate sobre cuál es el servicio, el impacto del proyecto. Pero una línea de proyectos es la participación ciudadana, y hombre, la forma más estructurada es la participación política. Que un grupo de adolescentes y jóvenes incidan en la participación política claro que es ApS. Aunque es verdad que nos costó defender cuál era el servicio, yo creo que están haciendo un servicio a la sociedad bastante importante.
Hasta desde el enfoque de la Agenda 2030, todo el tema de corrupción… El ODS 16 habla de instituciones sólidas. Si no las hay y no hay un régimen democrático, ningún otro ODS se puede cumplir. Incidir en el sistema político ya lo creo que es un servicio, igual el más importante que puedes hacer.