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Un estudio publicado en la «Revista Nacional e Internacional de Educación Inclusiva» (año 2020) y realizado sobre una muestra de 279 alumnos de dos institutos catalanes diferentes, afirma que:
- El 70% de los estudiantes ha presenciado episodios de LGTBI-fobia en forma de insultos directos.
- Un 52% ha presenciado imitaciones, burlas y gestos denigratorios.
- Un 65% ha presenciado rumores o comentarios.
- El 9,3% admite haber participado en cuanto a rumores y comentarios.
- El 7,5% admite haberse burlado con palabras, gestos o imitaciones.
Otro estudio, sobre el riesgo de suicidio en jóvenes LGTBI en Mallorca, también del año 2020, afirma que seis de cada diez jóvenes LGTBI+ han pensado en suicidarse en algún momento de su vida y que dos de cada diez lo han intentado.
Como nos muestran estas cifras, cuando hablamos de LGTBI-fobia hablamos de un grave problema social que afecta a todos: alumnado, personal docente y no docente, familias y, finalmente, a toda la sociedad en su conjunto.
La LGTBI-fobia se puede definir como «el rechazo, la discriminación, exclusión y/o violencia desde las instituciones, estructuras sociales y personas individuales hacia las personas que no se conforman con las normas de sexo-género».
Se trata de violencias, en forma de micro y macroagresiones, que pueden llevar al abandono del centro educativo, la desmotivación personal e incluso a comportamientos autolesivos.
Las llamadas microagresiones son las más difíciles de detectar, pero también las más significativas a la hora de querer prevenir la LGTBI-fobia ya que constituyen, por sí solas, aproximadamente el 70% del total de las violencias.
La dificultad en detectarlas reside en el hecho de que estos comentarios están normalizados en nuestra sociedad. La mayoría de las personas no somos conscientes y de esta manera la LGTBI-fobia se minimiza e invisibiliza, así como sus nefastos efectos sobre la salud de las personas que los reciben.
Ejemplos concretos de microagresiones dirigidas a niños o sus familias pueden ser comentarios como: “No sé cómo dejan que el niño se vista así, al final lo convertirán en una niña”; “¿Sois dos madres? ¿Y qué referente masculino tiene la criatura?”; “¿Quién hace de madre entre vosotras?”; “¿Julia es una niña trans? ¡No lo parece!” y muchos otros más sutiles que solo los detectan aquellos que los padecen a diario.
En este vídeo podemos ver algunos ejemplos más sufridos a menudo por los jóvenes del colectivo LGTBI+: “¿Pero eres chico o chica?”; “¿Te hormonaste?”; “¡Vaya, no pareces lesbiana!”; “Siempre parecía un marimacho”; “Así nunca tendrás una familia”.
¿Cómo podemos evitar las microagresiones?
Es esencial tomar conciencia de su existencia y de sus efectos, tener claro que estos no son comentarios inofensivos y que afectan el bienestar de niños y jóvenes.
Este tipo de comentarios se basan en prejuicios (que en una pareja una persona “haga” de hombre o de mujer), juicios de valor (valorar positivamente que a alguien no se le note el ser una persona trans), invasión de la esfera íntima y privada del otro (preguntar sobre operaciones o hormonación o sobre el deadname) o trato inadecuado (usar nombres y pronombres que la persona no usa para referirse a sí misma).
Una vez tomamos conciencia de las microagresiones y de cómo se manifiestan, podemos utilizar diversas herramientas para prevenirlas y combatirlas: desde acciones de sensibilización y formación hasta protocolos de denuncia.
Aquí os dejamos un enlace donde encontraréis: formaciones que ofrecemos desde la asociación Escuela-Entorno; talleres para hacer en el aula que proponen otras entidades especializadas; materiales y guías descargables, etc.:
Además, os proponemos un pequeño proceso de reflexión para vuestro centro que puede ayudaros a establecer un protocolo de buenas prácticas y a generar espacios más inclusivos, amables y seguros para todos.
1- Dibujar un pequeño diagnóstico inicial del centro en relación a su inclusividad y capacidad de prevención de la LGTBI-fobia:
- ¿El personal docente (y no docente) normaliza el uso de compartir y preguntar pronombres?
- ¿El personal docente apoya al alumnado que utiliza instalaciones (baños y vestuarios) alineadas con su identidad de género?
- ¿Existen mecanismos para asegurar que haya adultos de referencia para las personas LGBTIQ+?
- ¿El profesorado dedica tiempo no solo a detener comportamientos negativos anti-LGBTIQ+, sino también a educar sobre la terminología, historia, eventos, etc.? ¿Se ha introducido la diversidad sexual y de género en el currículum de forma transversal? ¿El profesorado usa los materiales existentes que abordan la diversidad sexual y de género?
- ¿Las imágenes de aula y pasillo reflejan a las personas LGBTI+ y todo el espectro de la expresión de género?
- ¿El profesorado y el personal del centro usan un lenguaje inclusivo y proporcionan ejemplos para la eliminación de estereotipos (por ejemplo, cuando se comunican con dos madres o dos padres)? ¿Tienen módulos con lenguaje inclusivo como referirse a progenitor(es) en lugar de padre/madre?
- ¿Se ha formado al personal del centro en prevención y respuesta al acoso basado en la orientación sexual, la identidad de género y la expresión de género?
- ¿El personal del centro está concienciado sobre la protección de la confidencialidad del alumnado?
- ¿El personal del centro conoce el derecho de toda persona, independientemente de la edad, a pedir un cambio del nombre sentido en el registro civil y por consiguiente en toda la documentación escolar?
2- Formar al profesorado con, como mínimo, una formación básica en este ámbito, cumpliendo así con la ley estatal 4/2023, la llamada Ley trans, y la ley catalana 11/2014 de prevención de las discriminaciones hacia el colectivo LGTBI.
3– Tener a mano la UsApps* y los dos protocolos existentes y ponerlos a disposición de toda la comunidad educativa:
La UsApps es una aplicación que sirve como canal de comunicación directa y de denuncia, y que puede utilizar tanto el alumnado como el resto de la comunidad educativa, ya sea una persona que vive directamente una situación de violencia o un testigo de la misma. Ha sido creada por la unidad de apoyo al alumnado en situación de violencia del Departamento de Educación, la USAV, que gestiona casos de violencia en los centros y coordina su abordaje, siguiendo los protocolos establecidos.
Para más información, formaciones o acompañamiento a centros educativos en este ámbito, podéis contactar con el equipo de formación en prevención de las violencias LGTBI del Portal de Actividades Educativas de Cataluña en formacio@activitum.cat, así como con el SAI de vuestro municipio o la USAV.
Platero, 2008; Hadler, 2012; Rivers y Duncan, 2013; Caminos y Amichetti, 2015; Salvador Lara, 2016.
Takács, 2006; Platero y Gómez, 2007; Platero, 2008; Pichardo, 2009; Hadler, 2012.