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Hablamos con Almudena Herchiga sobre el papel que puede jugar, y de hecho juega, el aprendizaje de la música en el crecimiento personal, emocional, intelectual y creativo de las personas con altas capacidades. Buena parte de ellas no son detectadas hasta pasada la adolescencia y, aunque nunca es tarde, es importante que puedan usar esta herramienta —el aprendizaje de la música, la destreza con un instrumento— para ayudar a su desarrollo emocional e identitario.
Quería empezar pidiéndote que me contaras en qué consiste tu intervención en el Congreso de Educade de Altas Capacidades en el que vas a participar en unos días en la Universidad Complutense.
Pues es una ponencia en la que se hace una valoración de la importancia de la música en la enseñanza de alumnos con altas capacidades. Se ha observado que muchos niños desarrollan muchas facetas con la música, en concreto, sobre todo, la creatividad o la sensibilidad, y para estos alumnos de altas capacidades creemos que es fundamental la enseñanza de la música.
Tocar instrumentos —cualquiera— tiene beneficios para el aprendizaje, la concentración, la disciplina en el estudio, el desarrollo de la sensibilidad auditiva
¿Cuáles son las ventajas de la utilización de la música con personas con altas capacidades? No sé si hablamos de la enseñanza de la música per se, de tocar un instrumento, o de su uso para otro tipo de expresiones.
Bueno, en principio es la experiencia musical en su totalidad. Tocar instrumentos —cualquiera— tiene beneficios para el aprendizaje, la concentración, también la disciplina en el estudio, el desarrollo de la sensibilidad auditiva. Hay muchas destrezas que se desarrollan. Incluso, aunque no toquen instrumentos musicales, el mismo hecho de estar en contacto con la música, ir a conciertos, o utilizar la música en su vida cotidiana, ya tiene beneficios. Aunque la práctica del instrumento es mucho más beneficiosa, claro.
Te puedo dar una lista de beneficios que creo que son importantes.
Claro.
Una de las cosas, por ejemplo, muy particulares de la música es que es un arte escénico; salimos de alguna manera al público, al escenario. Esto hace que las personas de altas capacidades, de alguna manera, tengan una voz pública, algo que me parece fundamental. No es una enseñanza que se queda en el aula, sino que sale a la calle, a los escenarios. Que estos niños de altas capacidades —que van a ser en un futuro personas formadas— tengan una voz pública, que sean un referente, es muy importante, porque hoy en día, con los influencers que tenemos, ha bajado mucho la calidad de lo que encontramos en Internet o en YouTube.
Considero que hay que mejorar los medios de comunicación y que estas personas tienen que estar visibles y aportar al mundo otros conocimientos.
Y, por otro lado, tenemos la otra faceta de la música, y es que es algo íntimo. Cuando el niño está practicando un instrumento musical en su casa, como el piano, genera una intimidad con él que favorece, por ejemplo, su creatividad, su identidad —que es, además, una identidad compleja en los niños con altas capacidades—. También está todo el despliegue sensitivo, emocional, que lo necesitan muchísimo; esa expresión emocional que, a lo mejor, no la pueden canalizar, y lo hacen con la música, en su propia intimidad, sin ningún juicio, sin ningún tipo de condicionante externo, en su propio mundo.
La música tiene un contraste entre las artes escénicas públicas y la parte íntima, privada, en el desarrollo de la personalidad, de la identidad, de la expresión emocional. Eso me parece algo —vamos a decir— que destaca en la música. No todas son artes escénicas en las que salen al público y tienen esa parte privada, íntima, de desarrollo o de expresión emocional. Esa expresión emocional es muy singular en la faceta musical.
Además, la música es un legado cultural. Estos niños de altas capacidades pueden aprender valores relacionados con el patrimonio y la diversidad cultural.
Otra cosa importante es que la música está reconocida como terapia complementaria, no alternativa. Esto, a veces, la gente lo confunde, y es muy importante también ver que la música está reconocida científicamente como terapia. Verdaderamente ayuda mucho a los niños a lo largo de toda su vida y de su crecimiento.
Reforzar con actividades creativas o de expresión emocional, por ejemplo, para los niños de altas capacidades, puede ser una descarga emocional muy buena
Has dicho que las personas con altas capacidades tienen una identidad compleja. ¿Qué es esta identidad compleja? ¿Cuáles son sus características?
Pues sobre los 10 u 11 años, todos los niños desarrollan el pensamiento abstracto, en la línea de la teoría de Piaget sobre las etapas de crecimiento de los niños. En los niños con altas capacidades, a veces puede ser un poco antes. En la adolescencia, estos niños tienen una búsqueda de identidad, como cualquiera. Y es una identidad en un mundo diferente, que no tiene las mismas capacidades, las mismas necesidades o que tiene una intensidad emocional diferente. Para ellos puede ser más complejo. Muchos niños no están detectados e, incluso, se pasan toda la adolescencia sin saber que tienen altas capacidades.
Ante toda esa incertidumbre y el hecho de que no todos están bien atendidos, reforzar con actividades creativas o de expresión emocional, por ejemplo, puede ser para ellos una descarga emocional muy buena.
En relación con la personalidad o identidad compleja, bueno, estos niños, a veces, tienen un desarrollo moral más avanzado que los de su edad. Pueden tener contradicciones morales, chocar al hacer amigos o al tener contacto con la sociedad. Es posible que se sientan frustrados o que la sociedad no responda a sus expectativas. A veces pueden caer en el perfeccionismo.
La identidad compleja depende mucho también de si el niño ha sido detectado o no. Yo ahí marco dos vías: el niño —vamos a decir, entre comillas, incomprendido— que no ha sido detectado, y el que sí. Y cuidado con estos, porque las familias también vuelcan una serie de expectativas y de responsabilidades en el niño. Hay que ver cómo es la familia, cómo asume que su niño tiene altas capacidades. Esa es otra historia muy larga.
En todo lo relacionado con las altas capacidades tenemos que jugar con que la sociedad y las familias tienen sus propios conceptos y prejuicios y, por eso, me verás divulgando en YouTube y otras plataformas: hablando, sensibilizando o en medios. Intentando visibilizar, porque no nos damos cuenta de todas esas expectativas que todo el mundo está volcando sobre la alta capacidad, y eso hace también que esa identidad compleja sea todavía más difícil.
Tú eres una persona con altas capacidades; quería que me contaras cómo llegas a la música y qué significa la música como herramienta de expresión o como medio de vida.
Yo descubrí la música alrededor de los nueve años. En mi familia no había músicos, ni profesionales ni nada. Escuchábamos en casa música, pero sin más. Yo empecé a ver que, por ejemplo, en la televisión, en alguna ocasión, veía a algún pianista tocar, y me parecía de una delicadeza, de una belleza que me emocionaba. Estaba como hipersensibilizada con eso. Me llamaba mucho la atención, sobre todo en el plano emocional. A partir de ahí fui explorando; me apunté a una academia de música, empecé como amateur. En la adolescencia fue un descubrimiento: cada vez me gustaba más, tocaba, escuchaba, siempre con la música en la cabeza. Hasta que, al final, toda mi adolescencia fue un despliegue absoluto: practicaba muchas horas, entré al conservatorio profesional y empecé a estudiar.
A partir de ahí fue una unión absoluta. A mí, vamos a decir, me llamaba mucho la atención por muchas cuestiones. El plano emocional es importante en las altas capacidades porque, a veces, somos más sensibles. Y también, claro, si eso se retroalimenta con las clases y con el hecho de que todo lo que te cuentan es apasionante… Yo iba al conservatorio y decía: “Jo, es que esto es maravilloso: entro a la clase y hay dos pianos de cola, me hablan de Mozart, me hablan de sinfonía”. A mí me encantaba.
Hay algo respecto a la música, y es que es algo muy natural en las personas con altas capacidades, como lo es el pensamiento abstracto. Es una característica fundamental en las personas con altas capacidades. Al final, la música y las altas capacidades encajan perfectamente de manera natural.
En música, matemáticas, filosofía, todo lo que tiene que ver con el mundo de las ideas, lo abstracto y no palpable, no tangible, ahí hay personas con altas capacidades, seguro, porque ese tipo de pensamiento es muy natural para ellos.
A mí me detectaron las altas capacidades en la edad adulta. No de pequeña, pero tuve muy buen desempeño, la verdad. De adulta fui yo la que veía ciertas diferencias y me decía: “Yo creo que algo pasa, porque me veo con un desempeño diferente; me veo que las cosas las hago más eficaces o que tardo menos o tengo mejores ideas o mejores valores”. A partir de ahí, gracias a eso, pude resignificar algunas de mis vivencias personales. Ha sido maravilloso, porque yo ahora me siento con un propósito.
Formar a otros profesores, el estar con los niños, ser un ejemplo… Me importa bastante poder ser otro tipo de referencia para estos niños. De hecho, una iniciativa que tengo es estar en la prensa, ser visible, que los niños no tengan solo esa influencia —vamos a decir— poco intelectual, habitual en los medios de comunicación. Todo lo contrario: que salga una persona intelectual, que se ponga de moda ser inteligente, ¿no? Leer, cultivarse, estar aprendiendo, aprendiendo.
¿Por qué o de dónde nace tu interés por la pedagogía?
—La pedagogía, en concreto, me interesa porque, de alguna manera, entiendo que los procesos de pensamiento son muy importantes en la enseñanza y en el aprendizaje. Siempre me ha motivado descubrir cómo aprendemos; es una parte también de mi enriquecimiento, conocer al ser humano. Yo aprendo todos los días dando clase.
Si no conocemos los procesos didácticos o pedagógicos se nos escapa algo como profesores
Yo estoy enamorada de mi profesión y de lo que hago. Me encanta. Ese proceso de ver a los niños, por ejemplo, cómo piensan cuando están aprendiendo algo, qué explicaciones dan de lo que hacen, el poder debatir con ellos… es como un diálogo constante sobre las cosas. También entiendo que, si un alumno no tiene un pensamiento más o menos correcto sobre su proceso de aprendizaje, yo le puedo ayudar a moldearlo para que, por ejemplo, tenga bien la autoestima, lo cual es muy importante para las emociones.
Es un proceso que entiendo que va a la par, ¿no? El saber explicarme bien, saber acompañarlos bien, para luego desarrollar todo el contenido musical o lo que hagamos. Esos procesos didácticos o pedagógicos, si no los conocemos, se nos escapa algo como profesores. Por eso me ha importado mucho todo el tema didáctico y pedagógico; es fundamental.
Quiero volver sobre lo que comentabas del perfeccionismo e hilarlo con la práctica íntima en casa, con un instrumento. No sé cómo trabajas con los niños para evitar esa presión.
Claro, eso me parece fundamental. A ver, por un lado, esa contradicción que te decía antes de lo público de las artes escénicas, que ahí entramos en el juicio externo. Si tú vas a tocar en un concierto, la gente tiene unas expectativas sobre ti, ¿no? Sobre cómo vas a tocar. Ahí sí que hay cierta tensión por rendir de una manera determinada y que todo salga perfecto, lo mejor posible. Ahí, incluso, los músicos tienen que hacer un trabajo de control del miedo escénico; hay un trabajo muy profundo para que todo salga bien.
Pero luego está la parte íntima. Cuando el músico no tiene que demostrar nada, simplemente está él con el instrumento, la dinámica es completamente diferente. Se genera una libertad; no hay tensión. Puedes ser más juguetón, más explorador. Más o menos, todos los artistas tenemos esa faceta libre, de decir: “Vale, una cosa es el escenario y otra cosa es mi casa. Yo, en mi casa, hago lo que quiera; nadie me está mirando. Si quiero perfeccionar, perfecciono, y si no, pues me dedico a disfrutar de mi arte”. Para la mayoría de los músicos, para quienes se dedican profesionalmente, es muy vocacional. Fíjate, lo que conozco de los músicos es que no lo son para hacerlo un medio de vida ni para demostrar nada, sino que hay una motivación interna de disfrute. La mayoría de músicos profesionales han disfrutado muchísimo con la música en su vida privada, de manera íntima.
Por eso digo que muchos niños con altas capacidades se desarrollan del todo a través de la música también en su casa, de manera exploratoria, jugando, con la creatividad, expresando sus emociones.
Si la gente tiene unas expectativas sobre ti, te están cargando con una responsabilidad importante
Yo, por ejemplo, con el piano, he llorado, he reído, me lo he pasado pipa, de una manera o de otra, pero siempre conectada con mis emociones. Y creo que muchos músicos van por ahí.
El perfeccionismo no creo que sea tanto una característica de la alta capacidad; es más bien todo lo que la sociedad espera de ellos. Los prejuicios pueden hacer mucho daño a la construcción de esa identidad, porque vienen desde fuera. Si la gente tiene unas expectativas sobre ti, te están cargando con una responsabilidad importante. Pero no creo que sea solo, vamos a decir, un rasgo de alta capacidad.
No sé si recuerdas la película Whiplash, sobre un profesor de música en Estados Unidos, muy estricto con…
No conozco la película. No se puede generalizar, en todas las profesiones hay personas con una filosofía diferente de enseñanza. No es algo de la música ni nada. Yo respondo por mí; no sé lo que hacen los demás. Lo que pienso es que, en la educación, hay que cuidar la experiencia: no solamente que aprendan, sino cómo se lo están pasando, cómo lo están viviendo, que disfruten. Es muy importante el proceso, no solamente el resultado.
Hablando de esto, te quería preguntar por la formación a docentes. Imagino que formas a docentes de conservatorio o de escuelas de música, ¿no? Principalmente.
Bueno, no, está abierto. He trabajado también en primaria, secundaria, y ahora estoy en las universidades, con estos congresos que hago en la Universidad Autónoma y en la Complutense. La verdad es que estoy abordando todas las etapas, porque me está sirviendo como un desarrollo personal. Crezco muchísimo con los profesores. Se establece otro tipo de diálogo más técnico, más profesional, más difícil en los contenidos. De hecho, cada vez saco más ponencias de cosas que voy elaborando sola, porque digo: “Es que me nutro”.
Abordo todas las etapas educativas e, incluso, más allá de la música. Por ejemplo, me he metido con el tema de la mujer.
En la formación del profesorado tengo temas musicales y ajenos, y para todas las etapas. Para mí está siendo un crecimiento personal.
Te quería preguntar, desde tu experiencia, cuáles son las carencias en general del sistema educativo con las personas de altas capacidades.
—Mi experiencia es, por un lado, que se presiona mucho a los profesores con esta atención que tienen que dar a las altas capacidades. Pero luego, como te decía antes, el mismo sistema no propicia la alta capacidad, porque cada vez tenemos menos horas lectivas de música. Por mucho que un profesor de música quiera hacer, si le quitan horas, no puede dar más de sí. Pasa también con la filosofía, que cada vez tiene menos horas. Cada vez le importa menos a la sociedad y, como te decía antes, con los influencers, no está de moda estudiar filosofía.
Es claro que se generan una serie de dinámicas que no son solo de los profesores, sino que el mismo sistema no propicia ese desarrollo natural de las altas capacidades. Muchos de estos alumnos después sí que se desarrollan, pero en su vida cotidiana, con actividades extraescolares; a veces los padres tienen conciencia y muchos, muy acertadamente, los apuntan a música como extraescolar, porque en el colegio no se está atendiendo.
Entre el profesorado cada vez hay más conciencia. Sí que veo mucha iniciativa en el tema de aprender, de formarse. Veo muchos que se apuntan con una intención de mejora. Poco a poco se va mejorando la situación.
En los sistemas educativos hay entornos favorecedores del desarrollo de la alta capacidad y otros que son todo lo contrario
En los centros de música es paradójico: como esta disciplina enlaza tanto con la alta capacidad de manera natural, casi sin muchas modificaciones, se les está atendiendo bien. Es muy paradójico porque, por ejemplo, en un conservatorio ves estímulos, se fomenta la creatividad; es un centro donde no se castiga al que se sale del statu quo ni al que hace algo “loco”. Al niño que hace algo creativo se le valora. Es un entorno propicio. En los sistemas educativos hay entornos favorecedores del desarrollo de la alta capacidad y hay entornos que son todo lo contrario; depende de la dinámica del centro. En música, ya te digo, no es algo artificial que los profesores hayan hecho, sino que se dan las circunstancias.
Me gusta esto que decías, de que si un niño hace una cosa loca en el conservatorio, no solo no se castiga, sino que se premia. Uno tiene la sensación de que el sistema educativo suele funcionar un poco distinto, por el miedo al error.
El sistema educativo en primaria y secundaria es muy académico; en el plano lógico-matemático se desarrolla de una manera muy ordenada, o, por ejemplo, la literatura tiene que ver con unas normas. Veo cierta rigidez, porque la literatura no solamente son normas: también es desarrollar el vocabulario enriquecido, una manera de redactar creativa. No sé por qué no se desarrolla más esto. Y en matemáticas igual: se enseñan fórmulas, que no dejan de ser normas, pero luego, a lo mejor, no planteamos problemas que se salgan de lo habitual.
Considero que en primaria y secundaria se está desarrollando poco esa creatividad y no se valora lo suficiente ese tipo de comportamientos de aprendizaje. En música, los niños pueden desplegar prácticamente todo y se les va a valorar.
Trabajo con los niños mucho la orientación profesional también. Desde la pandemia ha crecido el interés por las profesiones sanitarias, y yo explico que en medicina buena parte de la actividad está protocolizada; no puede salirse demasiado de la norma. Seamos sinceros: un científico loco está muy bien en su casa, pero en una consulta no se puede ser muy creativo; ahí todo está estandarizado.
En el desempeño de una profesión, en los niños de altas capacidades, en una empresa, las jerarquías y las normas no las llevan del todo bien. Tú imagínate una persona con altas capacidades subordinada a una persona que tiene menos capacidades. Sobre todo, claro, si se ha formado bien y tiene un criterio y unos valores. Hay veces que puede tener choques éticos.
Me gustaría que me hablaras de tu trabajo de divulgación y del papel de la mujer en la música.
Hace varios años me afilié a la Asociación de Mujeres en la Música y, a partir de ahí, empecé a desarrollar esa faceta. Por un lado, hice actividades pedagógicas en los centros educativos, por ejemplo, haciendo conciertos de canciones de mujeres; les mandaba a los niños que se estudiaran esas obras para luego hacer un concierto y cosas por el estilo.
También hacíamos, por ejemplo, exposiciones. Se han preparado murales con mujeres y se han puesto en los pasillos de los colegios o de las escuelas de música para visibilizar. Ya sabes que, a lo largo de la historia, la narrativa está más bien enfocada al hombre. Y muchas mujeres han estado en el anonimato porque, en otras épocas, el rol de la mujer era completamente diferente.
Más allá de lo educativo, también he hecho conciertos con obras de mujeres, para que la gente pueda escuchar y que lean los programas, que aprendan un poco sobre estos personajes más desconocidos.
Casi todos los proyectos que hago son un enriquecimiento para mí. Como mujer, yo he aprendido muchas cosas; he comprendido cómo se nos ha invisibilizado, cómo están escritos los libros de educación, y me ha hecho reflexionar sobre muchos asuntos.
Una de las características de las altas capacidades es relacionar temas. Y fíjate, la otra actividad que tengo en la Universidad Autónoma es la que titula “Altas capacidades víctimas de grupos coercitivos”, cosa que tiene mucha relación con la violencia de género; muchísima relación. Las dinámicas son las mismas. He hecho una investigación profunda y he enlazado unos temas con otros, como la violencia de género o el bullying en los niños con altas capacidades, que siguen —vamos a decir—, como casi toda la violencia, unos patrones, una estructura, como puede ser la intimidación, el aislamiento o la humillación.
Relaciono mucho unos temas con otros y, aunque aparentemente hago actividades dispares, algunas tienen mucho en común, y me sirve para enriquecer lo que hago.
Es verdad que, viendo tu página web y tu currículum, parece que vas de un lado al otro, ¿no?
Está todo súper relacionado.
Ya que lo has nombrado, lo de las altas capacidades y los grupos coercitivos, ¿cuál es la relación y cómo lo trabajas? ¿Cómo llegas ahí?
La verdad es que, como me perfeccioné en altas capacidades, luego tuve un proceso también de investigación muy profunda sobre los grupos coercitivos. De alguna manera, las personas con altas capacidades nos damos cuenta de ciertas manipulaciones de la sociedad, también en el lenguaje.
Y eso me hizo aprender cosas. Y veía que todo eso que yo aprendía para mí, lo podía aplicar. Entonces, por ejemplo, la primera aplicación es el bullying. En el sistema educativo hay formación sobre bullying, el acoso escolar, y hay mucha conciencia. Y, además, estos niños son muy vulnerables en esa etapa. Y claro, por ahí fui profundizando y aprendiendo cada vez más.
Si estamos en educación es para prevenir, no para llegar a los extremos
En ese proceso de investigación, intenté tener contacto con expertos y, ahora mismo, fíjate, de esa investigación interna mía hasta desplegar una ponencia, quiere decir que lo que voy a aportar tiene valor.
Este tema de los grupos coercitivos lo puedo aplicar en todo tipo de violencias.
Cuando yo oigo “grupos coercitivos”, lo asocio a sectas…
Porque, a ver, las sectas son como más agresivas; producen, a lo mejor, violencia sexual u otro tipo de dinámicas más graves todavía, o delitos incluso. Pero que no se llegue a esa gravedad no quiere decir que no haya algo más sutil. Lo mío, vamos a decir, es una violencia más leve, pero que no es tan leve tampoco. Si te hacen acoso laboral, te minan, te destruyen y te tienes que marchar de la empresa, o tienes un daño moral o emocional.
Si estamos en educación es para prevenir, no para llegar a los extremos. Yo tengo que estar en la prevención; por eso somos profesores. No dejemos de sensibilizar a la población sobre la violencia o los grupos coercitivos; es súper importante.