Desde el documental ‘Generació porno’ de TV3, las entidades y profesionales que nos dedicamos a la educación sexual estamos recibiendo muchas preguntas y demandas de talleres en torno al tema.
Desde Enruta’t, como organización especializada en el acompañamiento familiar y en educación sexual, compartimos algunas reflexiones y aprendizajes que hemos ido recogiendo a lo largo de los años y que nos parecen útiles para poder abordar la educación sexual desde casa .
Empecemos poniendo atención en que este documental está atizando muchos miedos a madres y padres. La experiencia nos dice que si los miedos son los que guían la educación sexual que les ofrecemos desde casa, la respuesta será el rechazo a lo que queramos explicarles (más de lo que ya es propio en la adolescencia). Debemos tener presente que cuando el miedo sale sin conciencia nos puede llevar a generar situaciones de estigma y vergüenza, ya generar un discurso lejano a su realidad y desconectado de la vivencia, tanto suya como nuestra.
Mostramos curiosidad por su realidad. Dar espacio a lo que tienen que decir es un acto de reconocimiento y al mismo tiempo invita al diálogo
Así pues, ¿cómo le damos la vuelta? ¿Cómo sería acoger nuestro miedo, malestar y desconcierto de forma responsable? Y ya que estamos, ¿sumar algo de curiosidad y algunas dosis de vínculo de confianza y honestidad? Y aquí la pregunta que surge es: Ya… ¿pero cómo lo hacemos? Sabiendo que no hay una respuesta única y que cada familia debe encontrar sus propias maneras, porque educamos desde quienes somos, compartimos algunas frases que nos pueden ayudar a abrir estos espacios de conexión y reflexión conjunta:
“Hemos visto el documental del porno y hemos quedado impactadas (o lo que te haya generado). En nuestra época era muy distinto el acceso a cualquier contenido erótico o pornográfico. ¿Cómo es ahora para su generación?”
Involucramos nuestra propia experiencia, no sólo la suya.
Hagamos preguntas abiertas, esto no es un interrogatorio. No esperamos una respuesta concreta, estamos generando un vínculo de confianza para poder hablar también de otros temas.
Mostramos curiosidad por su realidad. Dar espacio a lo que tienen que decir es un acto de reconocimiento y al mismo tiempo invita al diálogo ya la reflexión.
Hablamos en general, “¿cómo son las cosas ahora, para su generación?”. Quitar el foco de lo personal, de cómo lo vives tú en concreto, relaja y facilita que si después debemos hablar a nivel personal haya más base.
“Hace días que quiero hablaros de un tema pero me da vergüenza, no sé si porque hemos hablado poco o porque a mí mis padres no me dijeron nada, todo lo contrario. Pero me da miedo que si no hablamos tenga la visión que ofrece la pornografía y no. Yo no sé si ha visto o no, ni si le ha generado malestar o curiosidad, lo que sí sé es que la sexualidad es para disfrutarla.”
- Expresar las emociones, esto es un modelado. Acogemos nuestros sentimientos y los asumimos de manera responsable, no debemos esconderlos ni hacerles cargo ellos. Exudar y atender la vulnerabilidad de por sí es subversivo y sanador.
- Decir honestamente cómo estamos y qué queremos es invitar a conectar, generar una cultura emocional de permiso para ser.
- Reducir el adultismo es tener en cuenta que no es que yo como adulta sé y vosotros como niños o jóvenes deben aprender y aprender de mí.
- Muchas veces enfocamos la educación desde la prevención de riesgos, pero ¿dónde deja esto al placer? ¿Qué sitio le damos? ¿Tenemos claro que debe estar en el centro de toda esta ecuación?
Reducir el adultismo es tener en cuenta que no es que yo como adulta sé y vosotros como niños o jóvenes debe aprender
“Entiendo que soy vuestra madre y que es un tema que quizás no queréis hablar conmigo, pero hay cosas que debemos poner sobre la mesa y le pido 10 minutos. Después, si no desea seguir con la conversación, por hoy la dejamos aquí.”
- Visibilizamos y aceptamos que como parte de la etapa vital adolescente se está diferenciando de las personas adultas que han sido de referencia.
- Al mismo tiempo, asumimos la responsabilidad de que como madres y/o padres, hay temas que debemos abordar a pesar de la incomodidad o la negativa a hablar de ello.
- Marcar tempos ayuda a que se puedan situar y relajar (un poco) ya que sepan que la conversación tiene un límite, que en este caso no deben preocuparse de marcarlo ellas o ellos. Eso sí, debemos cumplirlos.
- Ser sus referentes pasa por estar disponibles emocionalmente, a pesar de que a menudo lo confundamos con darles respuestas a preguntas que no tienen.
- Hacer explícito que queremos hablar y decirles cosas es posicionarnos. Esto nos hace pensar en qué queremos decirles. Y lo que aún nos parece más importante, desde dónde y para qué se lo queremos decir.
Después de años acompañando a familias en sus retos y con el de la educación sexual especialmente, sabemos lo importante que es detenernos. Respirar profundamente y salir de la inercia (si es que está ahí) de decirles lo que deben hacer. Porque a pesar de las buenas intenciones de esto, el impacto es que se refuerza un discurso políticamente correcto que invisibiliza a las complejidades. A menudo las deja solas o divididas emocionalmente y crea una ficción que no es fácil poner en práctica. Seguimos respirando profundamente y giramos el foco. Lo realmente transformador y nos da claves mucho más interesantes para ampliar la mirada es hacernos preguntas a nosotros.
- ¿Qué significa ofrecer una educación sexual desde los placeres y no desde los miedos?
- ¿Qué hacemos para crear vínculos de confianza y no de desconexión?
- ¿Invitamos a generar permiso o vergüenza?
- ¿Cómo cuidamos el bienestar corporal y cuestionamos la presión estética o la hipersexualización?
- En el caso de educar en pareja, ¿tenemos una visión compartida o un espacio para crearla, o transmitimos visiones muy diferentes?
- ¿Cómo reproducimos, o no, los estereotipos de género?
- ¿Tenemos a todo el mundo en cuenta por estas conversaciones o sólo nos dirigimos a ella si tienen cierta edad o comportamientos que nos preocupan?
- ¿Cómo estamos honestamente disponibles por lo que hay, por sus experiencias, en lugar de tener una visión hermética de lo que deberían ser sus decisiones o realidades?
Esperamos que estas preguntas puedan acompañarle. La propuesta no pasa por encontrar respuestas claras o cerradas sino por generar un espacio de diálogo, por seguir construyendo rutas que las acompañen en la construcción de sus placeres, vínculos y deseos.