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Cuando Javier González y su esposa, Chus, conocieron la historia del maestro Benaiges, se volcaron en la recuperación de la memoria de este joven de Mont-roig del Camp que prometió a su alumnado que los llevaría a ver el mar en su pueblo natal.
La pareja impulsó la creación de la Asociación Escuela Benaiges, la rehabilitación del antiguo edificio y la organización de actividades sobre la figura del maestro para dar a conocer su historia y la de más maestros de la República que defendían la educación en igualdad de oportunidades. En el mes de abril, Javier González visitó Barcelona con motivo del 15º aniversario de la Asociación de Maestros y Profesorado Jubilado (RELLA) y explicó de primera mano el origen, el presente y los retos de futuro de la entidad.
¿Qué te une a Bañuelos de Bureba?
Yo nací en Madrid. Mi mujer es de Bañuelos y durante mucho tiempo hemos estado yendo y viniendo, por enfermedades de los abuelos, y una vez jubilados fuimos a vivir allí.
De Madrid a la España vaciada…
Sí, somos 14 habitantes.

¿Cómo surgió la idea de crear la Asociación Escuela Benaiges y de reformar la escuela?
Cuando empezamos a conocer la historia del maestro. Desde ese momento, decidimos que teníamos que hacer algo porque aquella imagen que íbamos intuyendo nos parecía muy interesante. Era una persona que valía la pena conocer y queríamos que la escuela no cayera porque el edificio estaba abandonado desde los años 70, que fue cuando dejó de utilizarse como escuela. Con las casas del pueblo que no se mantienen, ya pasa, los tejados van cayendo, van surgiendo goteras y se va deteriorando.
Hace 11 años empezamos a constituir la asociación y dos años después empezamos a trabajar en la escuela. Primero, empezamos los cuatro socios que éramos en el pueblo a sacar escombros y, después, ya se tuvo que hacer una obra de gran envergadura porque se tuvo que tirar todo por dentro y reformarlo. Solo se dejaron las cuatro paredes exteriores, y el resto se tuvo que reconstruir.
¿Tenéis alguna relación familiar con los alumnos o las alumnas del maestro Benaiges?
Dos tías de mi mujer fueron alumnas del maestro. Una de ellas, Ramona, que vino a vivir a Barcelona hasta que murió, y Emerenciana, que es una de las niñas que mejores grabados hacía. Si ves los cuadernillos de clase, verás que hacía auténticas obras de arte. También había un tío de mi mujer, Eubulo, que era hermano de su madre. Era un niño que tenía muchos problemas de adaptación y el maestro consiguió que ese niño se integrara en la clase. De hecho, en la revista Colaboración, en la que muchos maestros freinetistas contrastaban sus historias, sus problemas y sus avances, habla de ese niño y de los avances que estaba consiguiendo con él por medio de esa pedagogía. Eso también nos movió a participar con más empeño en la asociación.

¿A raíz de la película ‘El maestro que prometió el mar’, ha habido un boom de visitas a la escuela y de interés por la figura de Benaiges?
Ha habido mucha gente interesada en el tema y también mucho turismo de película que viene buscando la escuela que sale en la película, la iglesia… Y resulta que la película se ha grabado en un pueblo de Barcelona, Mura.
Organizáis encuentros con niños y niñas para conocer la zona de Bañuelos. ¿Qué les contáis? ¿Y qué descubren?
Organizamos una actividad que dura toda la mañana. Les enseñamos la escuela y explicamos todas las fases de construcción y por qué se ha hecho. Tenemos la foto de los niños en la que aparece la puerta de la escuela, y les explicamos cómo apareció esa foto, porque uno de los niños la encontró en el desván de su casa, Antonio García, que es el niño que está al lado del maestro en la foto, que lleva bufanda. Él encontró la foto cuando tenía más de ochenta años.

¿Antonio García sale en la película?
No, en la película no coinciden los nombres de los niños. Ese hallazgo fue el detonante, junto con la llamada de un catedrático de México preguntando por el maestro, porque estaba haciendo un trabajo sobre la pedagogía Freinet y encontró en los cuadernillos que hacían en México el nombre de Antonio Benaiges como uno de los precursores de la pedagogía Freinet en España. Poco tiempo después, se localiza la fosa de La Pedraja y empiezan a moverse historias.
La familia de Benaiges se interesó, pensaba que los restos del maestro podían estar allí. Nosotros pensamos que pueden estar en otro lugar cerca de Briviesca porque a partir del día 19 de julio de 1936 no se sabe nada del maestro, y ese sistema de exterminio que establecieron en La Pedraja empezó a funcionar más tarde. Creemos que podría estar en la cuneta porque hay testimonios que dicen que aparecieron unos cadáveres en el cruce de Santa Casilda, donde hay un santuario, a un kilómetro y medio de Briviesca. Allí hay un sitio que le dicen ‘la machacadora’, que era donde hacían la piedra para las carreteras. Había muchos agujeros y los restos podían haber ido a parar a alguno de esos agujeros.
Contactan muchas asociaciones de memoria histórica, organizaciones republicanas y también maestros y otras personas del mundo de la educación
¿Qué personas o entidades se ponen en contacto con vosotros para saber más sobre la historia de Benaiges y de los maestros de la República?
Hay de diferentes tipos. Hay muchas asociaciones de memoria histórica, organizaciones republicanas y también maestros y otras personas del mundo de la educación. Recientemente, en Miranda se ha organizado un vermú solidario para recoger fondos para el viaje que haremos este año con diferentes niños y niñas hasta llegar al mar, al pueblo del maestro.
El verano pasado hicisteis este viaje por primera vez con menores de la Cañada Real de Madrid y del barrio de la Cartuja de Granada. ¿Qué significó este viaje, que tiene mucho de simbólico?
El hecho de llevar a los niños y las niñas a Mont-roig y, en concreto, a la playa de la Pixerota, que era donde el maestro quería llevar a sus niños de vacaciones a ver el mar y no pudo cumplir ese deseo, era uno de los objetivos de la asociación, cumplir el deseo del maestro. Buscamos un grupo de niños en riesgo de exclusión.
¿Y qué significó para los niños y las niñas?
Es difícil que no hayan visto el mar, pero había algunos niños que no lo habían visto porque no habían salido de la Cañada Real, ni siquiera habían ido a Madrid, que está al lado. Fue un viaje con muchas etapas, porque fuimos a Atapuerca, Bañuelos, Logroño, para visitar el memorial de La Barranca, Sartaguda, que es un pueblo de Navarra al que le dicen el pueblo de las viudas donde hubo una masacre con más de 400 víctimas y hay un parque de la memoria y un mural con el nombre de todas las víctimas.
Había algunos niños que no habían visto el mar porque no habían salido de la Cañada Real, ni siquiera habían ido a Madrid.
También cuidamos el aspecto lúdico, con piscina y tiempo de recreo. Después fuimos a Maella, un pueblo de Zaragoza que fue muy reconocido a nivel nacional en tiempos de la República por sus proyectos. Allí organizamos juegos en el polideportivo y, finalmente, llegamos a Mont-roig, donde visitamos la Fundación Mas Miró y organizamos unos talleres. Fuimos a la playa, a Port Aventura.
¿Y tenéis intención de repetir el viaje con nuevos chicos y chicas?
Sí. Quizá cambiemos algunos aspectos, hagamos menos paradas y estemos más en contacto con el mar y en Mont-roig. En principio, el reto es hacerlo periódicamente, anualmente. Esperamos tener el mismo apoyo que el año anterior.
Antes comentabas que dentro del mundo educativo hay muchas personas interesadas. ¿De dónde vienen? ¿Dónde veis más interés en conocer la figura de Benaiges?

De varios lugares de España, pero hace poco vino un autocar lleno de estudiantes franceses, con su maestro. Ya habían visto la película, venían con un trabajo hecho, con textos escritos por ellos y nos intercambiamos regalos. Quedaron encantados.
¿Las instituciones de la zona, cómo ven este proyecto?
No lo ven. Un ejemplo: Nosotros colaboramos en hacer un documental que se llama Deshabitados en el que denunciamos el problema que tenemos en los pueblos con el abandono rural y cómo proponemos la cultura como solución a través de varios proyectos. También organizaron un concurso de relatos. Para eso, pedimos una subvención a la comunidad autónoma y lo que nos adjudicaron fueron 200 euros, para el documental y el concurso. Es de esas cosas que te sorprenden. Solo el hecho de solicitarlo y de cumplir todos los requisitos y de ir dos o tres veces a Burgos porque se tenían que presentar certificados del banco y más documentación, solo esos gastos ya eran más de 200 euros. 200 euros era lo que dábamos al segundo clasificado del concurso de cuentos. Llegamos a la conclusión de que no nos interesaba, y hemos continuado con varias iniciativas.
Hemos hecho jornadas de pedagogía en las que han venido maestros de toda España y se han hecho talleres de imprenta, conferencias e intercambio de experiencias en la escuela. También hemos organizado el 50º aniversario de la fundación del Movimiento Cooperativo de Escuela Popular (MCEP)…
Si casi no hay subvenciones, ¿cómo lo financiáis?
Con nuestros medios: una cuota anual de 25 euros al año por socio, que son cerca de 60, y la venta de los cuadernillos. El apoyo de la gente es lo que nos está ayudando a continuar y lo que nos está estimulando. Además, formamos parte de la Red de Museos Vivos, que te facilita el acceso a través de su web para hacer la visita autónoma: pones la fecha y el día y puedes hacer la visita. Nosotros hemos recibido 700 personas en tres años gracias a este medio. Además, están las visitas que atendemos nosotros personalmente.
Antoni Benaiges fue un fiel reflejo de lo que yo entiendo por personas que creen en un mundo mejor y se comprometen en conseguirlo
Cuando en julio de 2023 el Ayuntamiento de Briviesca, gobernado por PP y VOX, prohibió la obra de teatro sobre Antoni Benaiges, ¿cómo lo vivisteis?
Directamente, no nos afectó, era el Ayuntamiento de al lado. Nos afecta más el de Bañuelos. El alcalde que había anteriormente sí se volcó con nosotros, ayudó a hacer toda la obra y llegó a ser presidente de la asociación. En cambio, el actual no quiere invertir en ello.

Sabemos que hay personas interesadas en la memoria histórica y otras que no. En este sentido, ¿veis una deriva ultraderechista?
Nosotros no la notamos porque las personas que vienen a visitarnos son sensibles a ciertos temas, están en nuestra línea y están encantadas con la escuela.
A nivel más personal, ¿cómo definirías a Antoni Benaiges?
Para mí, Antoni Benaiges fue un fiel reflejo de lo que yo entiendo por personas que creen en un mundo mejor y se comprometen en conseguirlo. Él lo hizo utilizando la educación, pero yo creo que va más allá, ya que Antoni se implicó en la vida social de tal manera que le costó la vida. Creía en los principios que la República proponía de igualdad de oportunidades y de defensa de las clases más oprimidas y sobre todo se ocupaba de loChus y Javier son el alma de la Asociación Escuela Benaiges | Cedidas niños que serían la semilla de una sociedad más justa y mejor preparada. Resumiendo, una buena persona que se preocupaba por los demás y por una sociedad mejor.