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El informe Panorama de la Educación en su edición de 2025 vuelve a mostrarnos una doble realidad en el sistema educativo. Mientras el número de personas tituladas en educación terciaria (universidad y FP de grado superior) siguen en aumento, y superan a la mitad de la población de entre 25 y 34 años, el de personas que no alcanzan más que la secundaria obligatoria o inferiores permanece en su sitio.
De alguna manera se está produciendo una polarización en la población. Por una parte están quienes acceden y superan los estudios superiores. Hoy, entre las personas de 25 a 34 años ya suponen el 53 %, por encima de la UE y de la OCDE. Pero, al mismo, tiempo que esta tasa crece, disminuye la de quienes tiene estudios de secundaria postobligatoria como bachillerato y FP de grado medio, en donde España lleva años con un déficit importante. También desciende la tasa de quienes tienen por techo la educación secundaria obligatoria.
Esta situación aboca a que un gran numero de jóvenes acaben ocupando puestos de trabajo poco cualificados y mal pagados.
Junto a esto, el 30 % de las personas cuyos progenitores no tienen estudios superiores sí los han alcanzado. Es una cifra positiva que contrasta con el 70 % de quienes se quedan por el camino, ya sea en la secundaria obligatoria o la postobligatoria.
Todo esto influyen enormemente en las trayectorias laborales posteriores. Como se constata desde hace años, quienes alcanzan estudios superiores no solo tienen tasas más altas de empleabilidad (84 % frente al 62 % de quienes solo alcanzan la ESO), sino que sus salarios también son superiores.
Como recoge Panorama de la Educación con datos de PIACC, si al menos uno de tus padres pasó por la universidad, tú tienes el 70 % de posibilidades de ir también. Si tus padres llegaron al bachillerato o la FP de grado medio, el porcentaje baja al 44 % y hasta el 26 % cuando el nivel educativo de tus progenitores es inferior.
Aunque ese 30 % de España está por encima de la media de la OCDE (26 %), junto con el 53 % de la población joven con estudios terciarios, puede ponernos sobre la pista del futuro. En Suecia, por ejemplo, las hijas e hijos de quienes alcanzan los niveles superiores de la educación, en un 51 % de los casos, no los alcanzan. Según el informe «dado que el porcentaje de progenitores con estudios terciarios es elevado (47 %), las ventajas educativas tienden a transmitirse con menor probabilidad entre generaciones».
Otro ejemplo, aunque por razones diferentes, es el de Alemania y su sistema de formación profesional. Su fortaleza hace que un porcentaje elevado de la población acabe o prefiera esta vía de manera que las y los jóvenes cuyos progenitores alcanzaron el nivel terciario, solo lo hagan en un 62 %.
Otro de los problemas que lleva aparejado el aumento de la tasa de egresados de la universidad o de la FP de grado superior es el fenómeno de la sobrecualificación. Aunque tanto en España como en la UE el porcentaje de personas con «demasiados» estudios para el trabajo que desempeñan, ha tenido un leve descenso, en España más de una de cada tres de estas personas lo sufren. Además, la diferencia con la UE se ha mantenido casi inalterable desde que el CEDEFOP recoge cifras (2011) y ha pasado de ser de 13 puntos porcentuales a ser 12,69.
También se mantienen las diferencias cuando se atiende a otras cuestiones como el gasto por estudiante. España está por debajo de las medias de las OCDE y de la UE (allá donde esta recoge datos), salvo en la educación secundaria postobligatoria, en donde están prácticamente a la par.
Panorama de la Educación no recoge diferencias autonómicas aunque es bien sabido que cada comunidad dedica cantidades muy diferentes a la educación de sus niñas, niños y adolescentes.
Donde España ha conseguido una mejora sustancial es en la escolarización y enseñanza en la etapa infantil. En los últimos años y gracias a los fondos Next Generation el Gobierno ha hecho una inversión para aumentar el número de plazas publicas de 0-3. Esto, unido a la bajada demográfica que ya empieza a ser un problema grave, ha mejorado la inversión pública en esta etapa.
Como se ve en el gráfico, el gasto publico por criatura en infantil aumento un 25 % de 2015 a 2022. Como se explica en el informe y se puede observar, la bajada en la cifra de alumnado y el aumento en la inversión en centros educativos ha empujado hacia arriba la inversión en esta etapa. Al contrario de lo que ocurre en la OCDE y la UE, en donde lo que ha crecido sustancialmente es la financiación, mientras que el alumnado, de media, se mantiene estable, sin bajadas ni subidas.