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El cómic El mundo sin fin (Le Monde sans fin, 2021), creado a cuatro manos entre el climatólogo Jean-Marc Jancovici y el dibujante Christophe Blain, publicado en noviembre de 2022 en catalán por la Editorial Finestres y en castellano por Norma Editorial, ha sido considerado un éxito de ventas en el mercado francés, editado por la editorial Dargaud, con más de 300.000 ejemplares vendidos solo en su primer año (véase el artículo Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el cambio climático, pero temía preguntar). No fue el primer cómic documentalista publicado, pero sí el que ha marcado una tendencia en cuanto a la forma y estilo, empleando el lenguaje de la historieta como instrumento pedagógico para divulgar conceptos científicos y técnicos que puedan resultar tediosos o complejos. El resultado final tiene un efecto multiplicador sobre el número de personas a las que llega respecto de lo que podría ser un ensayo tradicional sobre el tema en cuestión y, especialmente, facilita llegar a un público joven en general y al sector educativo en particular.
Si en la obra de Jancovici y Blain el tema de fondo era el cambio climático, pocos años después coinciden en el mercado dos cómics con características creativas similares y dedicados a los efectos del extractivismo y su viabilidad a largo plazo. El primero de ellos es Recursos. Un desafío para la humanidad (Ressources: Un défi pour l’humanité, 2024), del ingeniero Philippe Bihouix y el dibujante Vincent Perriot, publicado en castellano en julio de 2025 por Norma Editorial con traducción de Eva Reyes de Uña. En los primeros meses en el mercado, la editorial belga Casterman ha anunciado que las ventas superan los cien mil ejemplares de la edición francesa. Los dos creadores franceses son también protagonistas de la historia, con alguna visita puntual de las dos coloristas de la obra, Maëlys Cantreau y Melisa Bickel, y es a través de la conversación entre los dos, experto y artista, que el lector va comprendiendo las diferentes teorías expuestas, la realidad de los datos actuales y sus consecuencias previsibles en un futuro, así como las propuestas pesimistas y optimistas que podrían servir de solución a lo que parece una situación indeseable.

El detonante de este proyecto conjunto tiene mucho que ver con el trabajo anterior del dibujante Vincent Perriot. En el díptico dedicado a un futuro apocalíptico con escasez de agua en una sociedad controlada por una megacorporación (Negalyod, 2018, y Negalyod. La última palabra, 2021, los dos publicados en castellano por Norma Editorial), tuvo una gran influencia la lectura de los ensayos y conferencias de Bihouix. Un encuentro casual entre los dos, en una calle de Bordeaux en septiembre de 2020, incentivó la iniciativa de poder trabajar juntos, empleando, además de los dibujos, herramientas típicas de la ciencia ficción al utilizar los viajes en el tiempo y el espacio para poder facilitar la comprensión del tema a exponer, en este caso, las consecuencias de la explotación extensiva de los recursos naturales del planeta.
El ingeniero Philippe Bihouix es director de AREP (Architecture Research Engagement Post-Colcarbon), una agencia multidisciplinar internacional fundada en 1997, que se presenta con «una amplia gama de habilidades y conocimientos para ofrecer respuestas tangibles a la emergencia ecológica. Las capacidades de la arquitectura, la planificación urbana, el diseño, la ingeniería, la programación, el flujo de personas y la gestión de proyectos se guían por el enfoque holístico de EMC2B. Con oficinas en Francia, Europa y Asia, el Grupo AREP reúne a más de 1.000 personas representando a 40 nacionalidades diferentes». El enfoque EMC2B, desarrollado por la corporación, hace referencia a las iniciales de los conceptos «Energía, Materia, Carbono, Clima y Biodiversidad». Es autor, entre otros, de los ensayos [La era de la baja tecnología. Hacia una civilización técnicamente sostenible] (L’Âge des low tech. Vers une civilisation techniquement soutenable, 2014), [La felicidad era para el futuro. Los sueños de un ingeniero solitario] (Le Bonheur était pour demain. Les rêveries d’un ingénieur solitaire, 2019) y [El desastre de la educación digital. Una llamada a una escuela sin pantallas] (Le Désastre de l’école numérique. Plaidoyer pour une école sans écrans, 2016), este último escrito junto a Karine Mauvilly.

En Recursos. Un desafío para la humanidad, Bihouix y Perriot comienzan su particular viaje en un instante singular: el jueves 9 de mayo de 2019, en la aparentemente visionaria conferencia de Jeff Bazos, fundador de Amazon y, también, de la empresa aeroespacial Blue Origin. La charla llevaba por título «Por el bien de la Tierra» (Blue Origin 2019: For the Benefit of Earth, disponible en el canal Youtube). En ella, Bazos abogaba por la necesidad de viajar al espacio por el bien de la Tierra. Además, anunció el módulo de aterrizaje lunar Blue Moon, capaz de transportar personas y cargas útiles a la superficie lunar, presagiando que en el año 2024 se podrían realizar los primeros viajes a la Luna. En el cómic, los autores denuncian un lenguaje bastante común de la ciencia ficción por parte de oligarcas, diciéndonos que en cien años o en mil años, y de una manera inevitable, acabaremos viviendo en el espacio, y justifican con datos el sinsentido de algunas de las afirmaciones expuestas por Bezos. «¿Faltarán los recursos en la Tierra? ¿Y qué?», se respondió a sí mismo Bezos en el vídeo, y añadía: «…Los humanos sólo tendrán que moverse alrededor del sistema solar para acceder a la abundancia ilimitada».
En una de las viñetas del cómic vemos dibujado otro instante de las preguntas memorables de Bezos: «Hay que elegir… ¿Queremos estasis y racionamiento… o dinamismo y crecimiento?». El estasis hace referencia a una concepción estacionaria de la economía y el racionamiento hace referencia a la respuesta lógica de lo que ocurre cuando hay una demanda ilimitada con recursos limitados. El argumento con el que intentaba asustar a los espectadores era el miedo a que nuestros hijos y nietos vivan peor que nosotros. Bezos reconoce que se inspiró en uno de sus profesores de la Princeton University, el físico Gerard K. O’Neill (1927- 1992), gran defensor y teórico de la exploración espacial, proponiendo en sus publicaciones diferentes hipótesis de gigantescas estructuras espaciales habitables. Su libro Ciudades del Espacio (The High Frontier: Human Colonies in Space, 1977), se convirtió en un éxito de ventas a nivel internacional (la editorial Bruguera lo publicó pocos años después en castellano). En el texto, el científico proponía una hoja de ruta para los Estados Unidos para un hipotético programa de colonización espacial.

Ante estas falacias poco realistas en la actualidad, Bihouix y Perriot alertan con datos sobre la la insostenibilidad de nuestra sociedad tal y como está concebida, exponiendo los límites de la extracción de recursos naturales, pero también de las limitaciones del reciclaje y la de la inevitable pérdida de recursos imposibles de reciclar, desde un punto de vista económico pero, también, desde un punto de vista técnico. Datos que se convierten en armas para contraargumentar a aquellos que abogan por opiniones inverosímiles. Los dos autores defensen la necesidad de realizar una transformación tecnológica en las etapas de diseño, producción y de consumo y uso de bienes, y las consecuentes transformaciones económicas, sociales y culturales que implicaría este cambio para que los objetos y, por lo tanto, los recursos, duren más en el tiempo. Pero el impacto político, económico y social sería catastrófico con el modelo actual. Y la cuestión del empleo es especialmente crucial.
Los autores lo argumentan con un ejemplo contundente: «Consideren el debate sobre los jets privados en el verano de 2022. Empezamos diciéndonos a nosotros mismos que eran útiles para transportar trasplantes. Pero, muy pronto, nos dimos cuenta de que este uso es, de hecho, marginal. Una vez que este argumento había caído, rápidamente se planteó la cuestión del empleo. Más de 100.000 personas trabajan en Francia en este sector: entre la fabricación y el mantenimiento de aeronaves, operaciones aeroportuarias, servicios, etc. ¿Qué hacemos con estos trabajos?». Nadie quiere poner en el paro a cien mil personas, aunque en el cómic se plantea una paradoja interesante: «Por otra parte, glorificamos la llegada de la inteligencia artificial, cuando también va a destruir trabajos de diseño gráfico o de traducción, por ejemplo. Sin embargo, no nos preocupamos demasiado por ello, y lo tomamos como un hecho consumado: en ese caso, la reacción mayoritaria es que tenemos que adaptarnos al progreso».

Curiosamente, la denuncia del modelo de consumo ya quedaba expuesta con criterios científicos en el informe Los límites del crecimiento (The Limits to Growth, 1972), realizado por diferentes especialistas del MIT (Massachusetts Institute of Technology) a partir de un encargo del Club de Roma. Entre otros factores, los autores del informe planteaban el impacto de la tasa de crecimiento de la población mundial si se mantenía el ritmo previsible: «En 1650 la población mundial era de 500 millones, su tasa de crecimiento era de 0,3% anual y su periodo de duplicación era de 250 años. En 1970 la población era de 3.600 millones y la tasa de crecimiento era del 2,1% anual, que correspondería a un periodo de duplicación de 33 años (2003), es decir, 7.200 millones de habitantes». En el 2003 la tasa era del 1,2%, por lo que podríamos deducir que dentro de 58 años (2061) la población mundial será de unos 14.400 millones de personas. En 2025, el crecimiento ha continuado desacelerándose, pero los datos siguen siendo alarmantes, y solo es una de las variables para tener en cuenta.
Bihouix y Perriot citan diversos informes y autores para justificar su discurso, siempre de forma clara, explotando al máximo los recursos gráficos, e incluso acaban proponiendo posibles soluciones que deberíamos adoptar, introduciendo una escala del grado de optimismo y de pesimismo asociado a cada una de las medidas propuestas. Por ejemplo, en una de las viñetas proponen aunar infraestructuras: «La puesta en común de las instalaciones de los operadores móviles permitiría reducir a la mitad el consumo de electricidad francés. Hoy en día, cada uno tiene su propia red de antenas 4 y 5G». También alertan de un fenómeno que las redes sociales y los medios de comunicación han catapultado en los últimos lustros y que tiene una relación directa con la «Teoría de la rivalidad mimética» enunciada por el antropólogo francés René Girard (1923-2015). Expuesta por primera vez en su libro Mentira romántica y verdad novelesca (Mensonge romantique et vérité romanesque, 1961), Girard formula, de forma resumida, que el ser humano siempre desea lo que desea el otro: «Pensemos, por ejemplo, en las redes sociales y los influencers, pero también en los estereotipos generados por la publicidad, las estrellas de cine, el deporte patrocinado, etc.», indican los autores del cómic. Y la rivalidad generada por ese deseo, tal y como indicaba Girard, tiene su máximo exponente en un perfil extremadamente peligroso para los recursos del planeta: el de los ricos.

El segundo cómic que destacar sigue el mismo modelo en su concepción creativa. Se trata de la novela gráfica Cómo los ricos saquean el planeta (Comment les riches ravagent la planète, 2024), del periodista francés Hervé Kempf y el dibujante belga Juan Mendez, publicado en versión castellana y catalana en mayo de 2025 por la editorial Garbuix Books, con traducción de Montserrat Terrones en los dos casos. La génesis de la obra es la de actualizar, empleando ahora el potencial pedagógico y divulgativo del cómic, el ensayo Cómo los ricos destruyen el planeta (Comment les riches ravagent la planète, 2007, revisado en 2014 y en 2020), todo un fenómeno de ventas en su momento, traducido a doce idiomas, editado en su primera edición también en castellano. Hervé Kempf es redactor jefe del medio Reporterre.net, especializado en ecología, y es autor, entre otros, de los ensayos [¡Basta de oligarquía, viva la democracia!] (L’oligarchie ça suffit, vive la démocratie, 2011), y [Para salvar el planeta, deshagámonos del capitalismo] (Pour sauver la planète, sortez du capitalisme, 2020).
Kempf reconoce en la novela gráfica que en estos diecisiete años desde la publicación original del libro, los ricos no han aprendido nada, de hecho, la situación es mucho peor, en parte porque la clase política dominante continua abogando por el crecimiento y a la sociedad le interesa cada vez menos la ecología, especialmente debido a la manipulación de los medios de comunicación que, cuando empiezan a ser críticos, son comprados precisamente por los ricos, eliminando cualquier tipo de denuncia pública: «Los ricos son el 0,01% de la población mundial, 800.000 personas en todo el mundo, 70.000 solo en Francia. Una desigualdad que no ha dejado de aumentar prodigiosamente en las últimas dos décadas. Basta destacar una cifra del economista Thomas Piketty: las 500 grandes fortunas en Francia han pasado de 200.000 millones de euros hace diez años a 1.000 mil millones de euros. Una riqueza que les da mucho poder, incluyendo la compra de los medios de comunicación y, por lo tanto, muy fuertemente influyentes en la opinión pública, e influyentes en la política».

A través de las conversaciones entre un neófito en la materia y un experto, en la novela gráfica se justifica la importancia de disminuir las desigualdades y aumentar la redistribución de la riqueza. Crítica especialmente a las personas muy ricas, alegando que la riqueza pervierte su comportamiento (como vaticinaba Girard en su Teoría de la rivalidad mimética), que los lleva a apostar por una rivalidad en la ostentación que no tiene ningún sentido. Ese mismo comportamiento, en menor escala, se da en los ricos y curiosamente, en una gran parte de la clase media. Todo ello agravado por un sistema político que favorece la financiación de los partidos políticos por parte de lobbys, y la existencia evidente de puertas giratorias que permite premiar a los políticos que les ayudan mientras ejercen su labor de servidores públicos.
Según el Informe Mundial de la Desigualdad (World Inequality Report, 2022), realizado con la colaboración del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, «el 10% más rico de la población mundial emite un promedio de 31 toneladas de dióxido de carbono al año, el 47,6% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Para el 1% más rico, es en promedio 110 toneladas por persona y año (en comparación con 1,4 toneladas por persona para los más pobres, el 10%). Por último, para las 770.000 personas más ricas del mundo, es de 2,5 toneladas por persona en promedio». Aunque algunas de las viñetas resultan desalentadoras para los lectores, puesto que observamos como no solo los ricos y superricos no deciden disminuir su forma de vida actual, sino que una familia normal tampoco estaría dispuesta. En la novela gráfica nos dan ejemplos irracionales reales, como el del multimillonario indio Mukesh Ambani, que se ha construido en medio de Nueva Delhi un edificio de 27 pisos en 40 plantas con un helipuerto, un garaje para más de cien coches, un cine, un salón de baile y una habitación donde cae nieve artificial, entre otras excentricidades… todo para su familia. «¿Y quién no quiere algo así? Escojan la opción deseada en la siguiente encuesta», diría un medio de comunicación propiedad o patrocinado por estos ricos.
