Nacida en Barcelona en 1982, Luz Broto ha desarrollado su carrera artística en relación a una idea no canónica del arte basada en la experimentación. Desde 2014, la artista está vinculada a diversos proyectos educativos, entre ellos el programa POSTDATA, que ha sido una de las múltiples experiencias tratadas en el seminario ‘Allez! Prácticas ambulantes y museos dispersos’, como un ejemplo de propuesta artística que se despliega más allá de los muros de la institución. Este encuentro en torno a experiencias artísticas y pedagógicas móviles, vinculadas a la tradición del arte postal, se ha llevado a cabo en la capital catalana, y ha sido organizado por el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) y la Fundación Daniel y Nina Carasso.
¿En qué ha consistido su participación en el programa POSTDATA de arte en las escuelas?
El encargo era una pieza de mail art, algo que llegara en un sobre por correo a 60 institutos de Catalunya. Hice unas instrucciones para que lo recibiera un profesor o profesora, que decían: “Cuando haya empezado la clase di: ‘Ahora vuelvo’, sal de la clase, espera 2 minutos, vuelve a entrar y sigue con la clase. Repite esto durante varios días aumentando el tiempo de espera hasta que se haya completado el tiempo de la clase”.
¿Qué perseguía la propuesta?
Buscaba generar un vacío, una situación de excepción en la que los roles de profesor y alumno se alteraran. Dentro de un marco protegido, que es el arte, se puede entender como un juego. Es la idea de perder el control, dejar de ejercer el rol del profesor, por parte de quien controla la clase, y ver también qué pasa con el alumnado cuando se produce una ausencia de autoridad.
¿Cómo respondieron alumnos y profesores?
Una de las condiciones del proyecto era que los artistas no iríamos a las aulas, ya que se decidió que lo que allí ocurriera era algo autónomo, del reino de quien lo vive. No obstante, los profesores sí que han compartido sus experiencias. Hubo quien siguió la propuesta muy a rajatabla, otros decidieron aportar otras cosas, y hubo quien grabó la experiencia con una camarita.
¿Y qué le han contado los docentes?
Me han contactado varios profesores. Uno de ellos la semana pasada para decirme que está planteando al equipo directivo un tipo de ejercicio parecido, inspirado en aquella propuesta, y para ver qué me parecía.
¿Es un ejemplo de que este tipo de experiencias empodera al profesorado?
Vemos que este tipo de dispositivos son algo vivo. Generan algo que sucede a tiempo real. Los participantes son los agentes principales de lo que sucede, lo están haciendo ellos. Es diferente a ver una obra cerrada, que podemos interpretar o mirar, pero no la generamos nosotros.
Las propuestas educativas móviles se diferencian de otras experiencias en las que el artista visita el centro escolar, como Creadors en Residència, un programa impulsado por el Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB) y la asociación cultural A Bao A Qu, en colaboración con el MACBA, entre otras entidades. Usted también ha participado en ese proyecto.
En ese caso estuve un curso escolar trabajando con el grupo de 1º de ESO del instituto de secundaria Doctor Puigvert de Barcelona. Ellos decidieron qué querían hacer. La idea era estar un día sin profesorado. Se inspiraron en otra experiencia que proponía un día sin carteles en la universidad. Lo llevaron a cabo. Hicieron todo el trabajo de hablar, exponer la idea, convencer, hacer reuniones en asamblea, y finalmente la dirección del colegio concedió dos horas para la experiencia.
Dani Canto
¿Cómo lo vivieron?
Todo quedó registrado en la película ‘Un día sin profes’. Está colgada en mi página web www.luzbroto.net. Se acaba cuando van a entrar en el instituto ese día. Lo que pasa luego allí ya no es nuestro, porque nos dimos cuenta de que la cámara pasaba a ser un elemento de control. Pero yo estaba por ahí, y fue una fiesta. Unos veían una peli, otros bailaban, otros caminaban por el patio.
¿Cómo dialoga esa experiencia con la propuesta que ha hecho para POSTDATA?
Esa misma idea de vacío. La pregunta era si podían estar sin una figura de control, ellos mismos autogestionándose, y sin actividades programadas, porque también consideraban que éstas significaban un control del tiempo.
¿En qué referentes se inspira su trabajo artístico?
Uno de ellos es el movimiento Fluxus de la década de los 70. Se basaba en cosas efímeras, que sucedían en espacios no artísticos, en grupo. El arte salió de su lugar canónico para expandirse, probar otros formatos, experimentar con cómo se relacionaba con el público, cuál era su valor, qué quería generar. Se abrió un montón el campo. Mi trabajo va mucho de eso. Otro referente podía ser Yoko Ono y su Libro de instrucciones. En este seminario hemos traído el libro y hemos trabajado en torno a él en un taller.
¿Por qué el arte debe estar en la educación?
El arte puede estar en cualquier lado, pero la educación es un campo muy propicio para la experimentación artística, se llevan muy bien. Yo me siento muy cómoda trabajando en ámbitos educativos porque no hay presión de tener que formalizar, de que aquello tenga que tener un producto, un resultado, que luego se pueda vender. Es muy el aquí y el ahora y qué podemos hacer juntos, qué podemos aprender. Y si el arte al final genera preguntas, genera pensamiento, pues la educación también es eso.
¿Vivimos un buen momento para el arte en las escuelas?
Sí, está mejor que estaba. Se están generando espacios para otros formatos, más libres, más abiertos, menos jerárquicos, aunque aún queda mucho por hacer. También depende mucho del contexto económico y cultural.
Ha estudiado el doctorado Arte en la era Digital de la Universitat de Barcelona. ¿Cuál es el sentido del arte en unos tiempos tan marcados por las tecnologías?
Yo creo que el arte da igual en la era que esté. Siempre es contemporáneo a su época, habla de ella, la pone en duda, la cuestiona.