Por fin, después de muchos meses de tramitación, el Consejo de Ministros aprobó el nuevo Real Decreto de modificación del Observatorio Estatal de Convivencia. Tres son, básicamente, los puntos reformados: las funciones del Observatorio, la composición del Pleno y la comisión permanente. Veamos con más detenimiento estos puntos.
El Observatorio no se había reunido desde el año 2011, y las razones aportadas para esta falta de actividad se centraban en la composición del mismo: el alto número de participantes lo hacía poco operativo y, por ello, era necesario introducir determinados cambios. Pero ¿cómo se podía saber que era un órgano poco operativo, si no ha sido convocado ninguna vez en seis años? No hay ningún argumento que justifique esta valoración, y en el largo Preámbulo del Real Decreto sólo se recoge la necesidad de cambio, sin aportar ninguna razón para el mismo.
En este Preámbulo se hace un repaso largo y extenso sobre los últimos planteamientos educativos europeos relacionados con la inclusividad, la integración de diversos colectivos y el desarrollo de la ciudadanía. Enfoques muy interesantes, sin duda, pero que no encuentran luego su reflejo en los artículos que siguen, tanto en los de modificación de las funciones como en la nueva composición del Observatorio. ¿De verdad eran necesarias estas largas y profusas reflexiones? La principal modificación que vamos a encontrar respecto de las funciones del Observatorio va a consistir en incorporar el seguimiento del Plan Estratégico de Convivencia Escolar. El resto de funciones siguen siendo las mismas
Sin embargo, y en lo que atañe a la convivencia, se sigue insistiendo en el mismo planteamiento que hacía el Plan Estratégico, la reducción del trabajo de la convivencia a la erradicación del acoso escolar y del ciberacoso. Se alude como justificación al artículo 124 de la LOMCE, pero no es suficiente decir que los centros pondrán en marcha un plan de convivencia cuando, a continuación, el desarrollo se centra en el reglamento con sus normas, catálogo de conductas contrarias a la convivencia y sanciones proporcionales para la corrección de dichas conductas.
Se trata de un enfoque claramente reduccionista, que acorta significativamente el ámbito de trabajo y lo reduce a un enfoque puramente reactivo. El maltrato entre iguales, sea presencial o a través de medios digitales, es sólo una forma de quiebra de la convivencia y está claro que se debe trabajar por su erradicación. Pero la convivencia positiva es un proyecto más amplio y ambicioso, de carácter proactivo, que busca desarrollar en el alumnado las competencias de pensamiento, emocionales, sociales y éticas que hacen posible una buena relación de las personas consigo mismo, con otras personas y con el entorno, basada en el respeto y la aceptación de las diferencias, la paz positiva y los derechos humanos. Pero nada de este enfoque se recoge en el Preámbulo ni en los artículos del Real Decreto, se sigue insistiendo en la idea de que trabajar la convivencia se reduce a trabajar por la eliminación del acoso en sus diversas formas.
En cuanto a la composición del Pleno del Observatorio, se ha reducido en un tercio el número de miembros, aplicando los recortes básicamente a los representantes de la comunidad educativa: al profesorado, al alumnado, a las familias y a la presencia de personas de reconocido prestigio por su trabajo en el área de convivencia. Con estos cambios será mayoritaria la representación de los distintos órganos de la Administración, pudiéndose concluir que el Observatorio se ha consolidado como un órgano administrativo, en detrimento de su carácter social, de representación de la comunidad educativa.
¿Qué es lo que se busca con esta reducción? Se ha dicho en numerosas ocasiones que el desarrollo de la convivencia y la creación de un buen clima de aula y de centro es tarea de toda la comunidad educativa, y que todas las personas deben verse implicadas y comprometidas en este trabajo. Sin embargo, se reduce su presencia en aras de un funcionamiento más ágil, lo que sin duda se traducirá en una disminución de la calidad de la participación y, por tanto, en un incremento de la burocratización de este organismo.
No se entiende además que, como consecuencia de estos recortes, se trate de igual manera a entidades que son muy diferentes por su implantación y representación, como puede suceder en el caso de los padres y madres o del alumnado. No es de extrañar la profunda insatisfacción que este Real Decreto ha creado en estos colectivos, que se sienten injustamente tratados y relegados. ¿De verdad que esto va a conseguir un funcionamiento más ágil y eficaz de este órgano de representación? La composición de la comisión permanente se ajusta también a estas reducciones, en coherencia con lo planteado respecto del pleno.
Quedan muchos aspectos por concretar, desde el presupuesto que va a tener el Observatorio para su funcionamiento y actividad, hasta el plan de trabajo que va a llevar a cabo, los estudios que se van a realizar, grupos de trabajo, etc. Sin embargo, teniendo en cuenta lo planteado en el Real Decreto, no queda mucho espacio para la ilusión y las expectativas positivas.
Sigo pensando que el trabajo de la convivencia no es una de las prioridades educativas que tiene el Ministerio, que el Plan Estratégico apenas está llegando a los centros, y que la tan anunciada revisión del Observatorio sólo va a servir para reforzar su carácter burocrático, en detrimento de la participación social y la implicación de los diversos sectores de la comunidad educativa.
Nunca he deseado tanto equivocarme y que estas expectativas negativas no lleguen a materializarse. Pero son muchas las diferentes acciones que vienen del Ministerio como impulsor de este trabajo, y todas ellas van incidiendo en la misma línea, logrando una sinergia de actuación en un enfoque completamente insuficiente.
Viendo el Real Decreto de modificación del Observatorio y los resultados obtenidos, me he acordado del poeta Horacio y de sus versos: ‘parirán los montes… y nacerá un ridículo ratón’. Esperemos que no sea así, que se superen las limitaciones e insuficiencias señaladas y que el Observatorio sea un instrumento de promoción e impulso del trabajo de la convivencia positiva. Es la ilusión que tenemos y que seguiremos manteniendo.
Pedro Uruñuela. Asociación CONVIVES