La integración de las tecnologías digitales en todos los ámbitos de la vida humana ha sido ampliamente abordada, sin embargo, uno de los aspectos menos explorados se relaciona con las repercusiones y consecuencias en la participación ciudadana. Las tecnologías digitales facilitan el acceso a una cantidad prácticamente ilimitada de información, canales de comunicación rápidos y, como resultado, espacios activos de movilización con relación a los procesos de toma de decisiones. Es así como surge el concepto de ciudadanía digital, que engloba el conjunto de derechos, responsabilidades y comportamientos que los individuos tienen en el entorno digital. Esto implica tanto el uso ético y responsable de la tecnología como la participación activa en la sociedad digital. Pero ello no se produce de manera automática. Del mismo modo que aprendemos a ser ciudadanos en el mundo real, es absolutamente imprescindible aprender a ser ciudadanos en el mundo digital, desarrollando las habilidades necesarias para una vida digital segura, ética, responsable y comprometida.
Entonces ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo educar para una ciudadanía digital?
Mucho se ha escrito ya sobre la alfabetización digital, pero las dudas actuales sobre la relación que niños, niñas y adolescentes deben tener con las tecnologías digitales (las mal llamadas pantallas en una mirada reduccionista) hacen necesario recordar algunas ideas básicas.
En primer lugar, no es posible pensar que se pueden cerrar las puertas a una sociedad mediada por tecnologías digitales. Prohibir algo genera mayor interés hacia aquello prohibido, por tanto, es conveniente educar a niños, niñas y adolescentes (y a las personas adultas también) en el buen uso de las tecnologías digitales. La alfabetización digital es fundamental para desarrollar las habilidades necesarias para utilizar la tecnología de manera efectiva y segura. Esto incluye los siguientes aspectos:
- Habilidades técnicas: Comprender cómo utilizar dispositivos digitales como ordenadores, teléfonos inteligentes, tabletas, así como también software y aplicaciones específicas.
- Seguridad digital: Conocer y aplicar prácticas de seguridad en línea para proteger la privacidad personal, evitar el robo de identidad, protegerse contra el malware y virus informáticos, y comprender los riesgos asociados con el phishing y otros ataques cibernéticos.
- Evaluación de la información: Desarrollar habilidades críticas para evaluar la calidad y veracidad de la información encontrada en línea, siendo capaces de identificar fuentes confiables, reconocer la desinformación y discernir entre hechos y opiniones.
- Comunicación digital: Aprender a comunicarse eficazmente a través de plataformas digitales, como redes sociales, correo electrónico, mensajería instantánea y videoconferencia. Para ello se necesita conocer la etiqueta en línea y comprender las implicaciones de la comunicación digital en la reputación personal y profesional.
- Creación de contenido digital: Adquirir habilidades para crear contenido digital en diversas formas, como texto, imágenes, audio y video, así como también la comprensión de los derechos de autor y la propiedad intelectual.
- Gestión de la información: Desarrollar habilidades para buscar, organizar, analizar y sintetizar información digital de manera eficiente y efectiva.
- Colaboración en línea: Aprender a trabajar de manera colaborativa y productiva con otros a través de herramientas y plataformas en línea.
En segundo lugar, la ciudadanía digital también implica una comprensión profunda de los impactos sociales, políticos y económicos de la tecnología en la sociedad. Por tanto, es necesario plantear el desarrollo de procesos educativos para comprender cuestiones como la brecha digital, la discriminación generada por los algoritmos y el acceso equitativo a la tecnología. Para ello se hace necesario abordar la educación de la conciencia digital y ética, desarrollando una comprensión de los aspectos éticos y sociales relacionados con el uso de la tecnología digital, incluyendo la comprensión de la privacidad, la seguridad, el ciberacoso, la discriminación en línea y otros problemas asociados con la era digital.
Sugerimos incorporar la educación para la ciudadanía digital en el currículo escolar desde una edad temprana y hacerlo de manera interdisciplinaria, involucrando a diversas áreas como ciencias sociales, ética, informática, comunicación y educación cívica. Además, la aproximación no tiene que ser teórica, sino basada en el aprendizaje práctico y experiencial, de manera que los alumnos puedan aplicar sus conocimientos y habilidades en situaciones reales (en línea o presenciales), proyectos colaborativos y estudios de casos de problemas éticos relacionados con la tecnología.
La comunidad educativa tiene una importancia significativa en esta propuesta. Por un lado, el papel de los docentes es clave, convirtiéndose en modelos positivos de ciudadanía digital, demostrando prácticas seguras, éticas y responsables en su propio uso de la tecnología digital (para lo cual es necesario una óptima formación permanente). Por otro, es imprescindible que las familias se involucren en el proceso educativo sobre ciudadanía digital, creando un entorno de apoyo y colaboración a partir de sesiones informativas y talleres, con recursos y materiales educativos sobre ciudadanía digital para informarse, supervisar correctamente el uso de la tecnología y aprender sobre cómo guiar a sus hijos.
Para finalizar, recuperamos la idea con la que abríamos este escrito. En la era digital en la que vivimos, ser ciudadano digital se ha vuelto cada vez más importante y, en muchos aspectos, es completamente esencial para participar plenamente en la sociedad contemporánea. Sin miedos ni ingenuidades. Está en nuestras manos educar en el acceso a la información, la comunicación, la colaboración y la participación cívica. En tanto que educadores, nuestra meta tiene que ser la facilitación y el soporte para que las personas puedan encontrar y manifestar su voz pública en la sociedad digital, una sociedad en que las fronteras entre lo que está o no está en línea son cada vez más difusas. Una sociedad que debe velar por defender y mantener los valores democráticos y por ello es necesario que la ciudadanía más joven pueda explorar, experimentar y expandir la democracia, también en el mundo digital.