En general, los centros educativos (escuelas de primaria y secundaria, universidades…) no pueden emprender proyectos de aprendizaje-servicio sin contar con las asociaciones y organizaciones que ya están atendiendo a las necesidades sociales del territorio.
Los centros educativos «necesitan» a las entidades sociales. El papel, pues, de las entidades u organizaciones sociales en estos proyectos colaborativos es fundamental.
Pero… el aprendizaje-servicio no es sólo una metodología educativa donde las entidades sociales pueden ayudar a las escuelas. Al mismo tiempo, es una estrategia de desarrollo comunitario. Por ello, aunque el ApS es motivador para los centros educativos, también se interesan por él las entidades sociales, los movimientos populares y los gobiernos locales; es decir, otros actores enfocados hacia el bien común y la mejora de la calidad de vida de las personas.
El trabajo en red que conlleva el aprendizaje-servicio no sólo mejora la efectividad de cada parte implicada, sino que fortalece el capital social de la población. Como dice José Antonio Marina, se entiende por capital social de una comunidad el conjunto de valores compartidos, la manera de resolver los conflictos, de relacionarse, de convivir, el nivel de participación ciudadana en organizaciones, la forma de cuidar los bienes comunes. Es importante recordar que los principales estudios sobre este tema -los de Coleman, Putnam o Fukuyama- han mostrado que el capital social es un factor decisivo en la eficacia de los sistemas educativos de una comunidad. Dado que el aprendizaje-servicio eleva el capital social, influye en la calidad de la educación para una doble vía: por el efecto directo sobre los alumnos, y por el efecto indirecto, a través de la mejora del capital social.
Una población rica en capital social es la que cuenta con un espeso tejido asociativo y está acostumbrada a trabajar en red; los habitantes comparten valores explícitos; y se respira un clima de confianza en la capacidad de resolver los problemas que se presentan.
Desde este punto de vista, el aprendizaje-servicio alimenta el capital social generando alianzas en el territorio en torno a una causa común «doble»: el servicio a la comunidad y la educación de los chicos y chicas.
Por ello, si bien los educadores pueden apreciar el ApS por sus ventajas educativas, las entidades sociales le encontrarán beneficios adicionales, lo que explica que cada vez más proyectos de aprendizaje-servicio tienen como motor inicial a las entidades sociales. Veamos un ejemplo espectacular. Veamos un ejemplo.
Diseñando para Hilvana
Ayuda en Acción impulsa desde hace años el programa Mujeres en Acción, destinado a fomentar la integración, el empoderamiento y la empleabilidad de mujeres que se encuentran sin trabajo o con trabajos precarios.
Lo hace a través de proyectos donde reciben formación competencial, acompañamiento psico-social y orientación socio-laboral para favorecer su desarrollo personal y mejorar su situación laboral. Así, trabajan con ellas aspectos como el refuerzo de la autoestima y la motivación, y las apoyan para que hagan frente al aislamiento social que muchas sufren, ofreciendo un espacio donde pueden crear sus propias redes de apoyo mutuo y relacionarse con otras mujeres.
La delegación de esta entidad social en Zaragoza trabaja desde el año 2013 en estrecha colaboración con el CEIP Ramiro Soláns del Barrio Oliver y atiende a madres de esta escuela que se encuentran en riesgo de exclusión.
Al principio, Ayuda en Acción dinamizaba con estas madres un taller de costura enfocado a satisfacer las necesidades familiares. Pero a partir de 2015 se transforma esta iniciativa de ahorro doméstico en el proyecto de emprendimiento femenino textil Hilvanando culturas, confeccionando el futuro.
El nuevo enfoque requirió un apoyo técnico y artístico, que encuentran en la Escuela Superior de Diseño de Aragón (ESDA), y a partir del curso 2017-2018 iniciaron una colaboración con metodología ApS que se integró como proyecto de centro: Diseñando para Hilvana.
En este proyecto, 235 estudiantes de 20 asignaturas de tres grados de la ESDA apoyan a 30 mujeres vinculadas al CEIP Ramiro Soláns, aplicando el diseño social a la emprendeduría femenina, fomentando su progreso personal y profesional con acciones formativas, de diseño de productos y de desarrollo de la marca textil Hilvana para favorecer la generación de recursos y la inclusión social.
Estas mujeres tienen una media de edad de 40 años. Son mujeres inmigrantes y de etnia gitana en situación de desempleo o con empleos informales. Tienen especial dificultad para su inserción laboral por falta de competencias y formación, además de problemas severos de conciliación (jefaturas de hogar femeninas o familias extensas) y una elevada carga del trabajo de cuidados. Estos factores las llevan a padecer situaciones discrimitarorias que determinan su situación de extrema vulnerabilidad y dificultan su inserción sociolaboral.
Además de la ESDA y del CEIP Ramiro Soláns, Ayuda en Acción ha implicado también en este proyecto a otras instituciones y organizaciones: la Fundación San Ezequiel Moreno; el Centro Aragonés de Diseño Industrial y la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, del Gobierno de Aragón; también a Zaragoza Activa, el Plan Integral del Barrio Oliver y la Mesa de Agentes del Barrio Oliver del Ayuntamiento de Zaragoza.
Diseñando para Hilvana mereció el Premio Equidad de Género, otorgado por la Fundación Ana Bella y la empresa Mullor S.S. en los Premios Aprendizaje-Servicio 2020, una iniciativa impulsada por la Red Española de Aprendizaje-Servicio, la Editorial Edebé y el Ministerio de Educación y Formación Profesional.
Finalmente, cabe añadir que ha comenzado a extenderse a otros territorios, empezando por Alicante.
Por todo ello, Ayuda en Acción es un buen ejemplo de entidad social que actúa como motor principal de un proyecto de aprendizaje-servicio, el cual, más allá de los beneficios pedagógicos cara a los estudiantes implicados, contribuye a su causa social.
7 razones por las que una entidad social podría interesarse en impulsar ApS
Una entidad social, asociación o ONG no sólo le está haciendo un favor a la escuela -¡que también!- al compartir con ella proyectos de aprendizaje-servicio. Además, puede reconocer en estos proyectos un abanico de razones para impulsarlos, algunas más filosóficas y otras bastante concretas:
- Porque realmente los chicos y chicas ya son capaces de hacer un servicio valioso a la causa de la organización.
- Porque formar chicos y chicas en los valores y la causa de la entidad también puede ser pora ésta un fin en sí mismo.
- Porque favorece que los chicos y chicas se comprometan como voluntarios de la organización en el futuro.
- Porque un proyecto ApS puede aportar más visibilidad social a la causa de la entidad.
- Para tejer vínculos con escuelas, otras entidades e instituciones fortalece la propia organización en la población.
- Porque el ApS aumenta el liderazgo de los dirigentes asociativos en su entorno, extendiendo los valores de la organización social.
- Porque el ApS es una herramienta de inclusión social coherente con la razón de ser de las organizaciones sociales, ya que estimula en las personas el protagonismo y la participación en la comunidad.
Fortalezas y debilidades de las entidades ante el aprendizaje-servicio
Ciertamente, las entidades sociales gozan de una buena posición para acometer proyectos de aprendizaje-servicio: conocen el territorio y sus necesidades. Sin embargo, también encuentran algunas dificultades específicas. Vamos a repasar los dos factores, los que facilitan (fortalezas internas y oportunidades en el entorno) y los que obstaculizan (debilidades internas y amenazas en el entorno).
Fortalezas y oportunidades:
Algunos de los principales factores internos y de las circunstancias externas que facilitan el desarrollo del aprendizaje-servicio en las entidades son:
- El hecho de aportar algo a la comunidad – característica propia del ApS- es una finalidad institucional inexcusable en las entidades sociales, fuertemente identificadas con un territorio y comprometidas en la búsqueda de soluciones a sus necesidades.
- La consideración pública positiva hacia estas entidades puede reforzar la confianza hacia ellas y la aceptación social de sus actuaciones.
- La flexibilidad y diversificación de las modalidades de intervención de las entidades sociales son aspectos que multiplican las posibilidades de actuación.
- La escasa burocratización de estas organizaciones facilita la toma de decisiones y la actuación en medio abierto, algo mucho más complicada por parte de la escuela.
- En el caso de las entidades sociales educativas (grupos scouts, centros de tiempo libre…), su talante cercano a la pedagogía del proyecto las acerca significativamente al aprendizaje servicio.
- En el caso de las entidades sociales que tienen extensión reticular en el territorio, su capacidad de multiplicar los proyectos resulta una ventaja innegable a la hora de consolidarlos e ir avanzando en su calidad.
Debilidades y amenazas:
Entre los factores internos y las circunstancias externas que obstaculizan el desarrollo del aprendizaje-servicio en las entidades sociales, destacaríamos:
- La relativa inestabilidad de los equipos, que compromete la continuidad de los compromisos con los centros educativos.
- La precariedad económica de las entidades sociales, que puede amenazar la continuidad de los proyectos, así como su calidad.
- La necesidad creciente de formación de los responsables asociativos, que a veces no se puede abarcar con los medios limitados de que se dispone.
- Las dificultades -internas y externas- en el necesario trabajo en red con otras entidades, centros educativos o administraciones públicas.
- La ausencia de estudios de impacto social de los proyectos de aprendizaje servicio. No basta con indicios y percepciones limitadas, hacen falta evidencias contrastadas sobre los cambios positivos provocados por los chicos y chicas en el entorno.
Algunas conclusiones
El aprendizaje-servicio no es sólo un asunto pedagógico. Es también una estrategia de desarrollo comunitario porque aumenta el capital social de la población.
Las entidades sociales son los socios preferentes de los centros educativos a la hora de impulsar proyectos de aprendizaje servicio, pero también pueden asumir un papel protagonista y convertirse en motores de los proyectos de aprendizaje-servicio, involucrando no sólo a los centros educativos, sino también a otros actores del territorio.
Contar con estudios de impacto social de los proyectos de aprendizaje servicio ayudaría a hacer evidente su doble dimensión educativa y social y atraer más entidades sociales a esta práctica de trabajo en red en la que tanto pueden aportar.