Estos días se ha publicado el programa electoral del Partido Popular. Es cierto que la mayoría de los votantes, en cualquier partido, no acostumbran a leer los programas electorales. Aunque es cierto que una cosa es el programa y otra, posteriormente, las políticas públicas que proponen e imponen según las circunstancias, las presiones, los pactos o las históricas obsesiones.
El programa electoral de educación del Partido Popular (https://tinyurl.com/2bjw9wjg) no deja dudas de la vuelta hacia atrás de muchos aspectos educativos. Pero no únicamente eso, sino que es profundamente reaccionario. Aunque utilice términos genéricos y manidos para dar la impresión de progresismo y “bonachón” (y eso que aún no ha pactado con VOX el programa de gobierno central), con su propuesta la educación pasará a las catacumbas educativas y naturalizará la censura ideológica en la escuela.
Las propuestas pseudoeducativas del Partido Popular (al servicio de un “gran país”, pero no dice a quién servirá de ese gran país) las condensa en un apartado de tres páginas en torno a palabras tan ambiguas e interpretables como excelencia y calidad, mérito, esfuerzo… pero que reflejan el fondo de su enfoque, selección y privilegio para algunos:
- Reformar la LOMLOE: lo cual significa dejar de priorizar los centros públicos sobre los privados (en todos sus gobiernos han incrementado los conciertos y la financiación para la privada), suprimir el enfoque inclusivo de la educación, afianzar la religión católica en la educación, evitar el enfoque ecosocial y de derechos humanos de los contenidos escolares, etc.
- Gratuidad de la educación de 0 a 3 años. Lo que significa que financiarán más conciertos y más escuelas privadas en una etapa educativa no obligatoria, con la excusa de ampliar la educación de 0 a 3. Más negocio para las empresas y fondos privados que han visto la educación como un nuevo nicho de mercado. Además, con un desconocimiento absoluto de los procesos educativos y de la evolución de la infancia, ponen énfasis en la compresión lectora en la etapa de 0 a 3 años. Esto hace sospechar que el programa se lo han encargado a ChatGPT o que sus asesores son comerciales que no han pisado un aula ni visto a un niño en su vida.
- Recuperar las evaluaciones estandarizadas en primaria y la definición de estándares nacionales de evaluación para establecer ránquines comparativos y competición entre centros, como si de una liga de fútbol se tratara y no de un derecho. Volvemos, además, a la estandarización, la cual no tiene impacto alguno en el avance o no-avance de los estudiantes. De hecho, los resultados de las evaluaciones solo afectan a la reputación de la escuela (por tanto, a su valor de mercado), en vez de apoyar a aquellos centros que escolarizan a alumnado con mayores dificultades y que necesitarían, por lo tanto, mejores recursos.
- Proponen, como estrategia para reducir el abandono temprano escolar, vías “atractivas y flexibles” lo cual parece recuperar lo ya propuesto por la LOMCE del ministro Wert, de los “itinerarios basura”, que tienen la intención de derivar cuanto antes fuera de la escuela al alumnado que más apoyo necesitaría, dejándolo a merced de un mercado de trabajo precario y uberizado.
- Por supuesto, reaparece la tan famosa libertad del PP. Defender la libertad de los padres de elegir el centro y el tipo de educación (de todos los centros, también los de educación especial, que ellos no quieren en los centros públicos ordinarios). O sea, se reconoce la libertad de enseñanza desde un punto de vista segregador, ya que la “libertad de selección” de centro que defiende el PP tiene una doble orientación: la “libertad” de las familias de clase aspiracional para elegir el centro donde no haya alumnado diverso y solo se encuentre con el tipo de familias con las que aspira a relacionarse; y la “libertad” de los centros privados-concertados para seleccionar al alumnado que no tenga dificultades, no tenga necesidades educativas específicas o pertenezca a alguna minoría.
La diversidad desaparece en la ideología conservadora
- Respecto a contenidos curriculares, habrá un contenido común para todos con independencia de donde estudien, por lo que el contexto y el entorno, así como la diversidad desaparece en la ideología conservadora (como en el programa de vox, donde promocionaban la conservación de litoral marino en mitad del páramo castellano). La autonomía de los centros se convierte en especialización curricular, es decir utilizarla para crear centros con “especializaciones de élite” y establecer así una forma encubierta de seleccionar al alumnado (pensando en la escuela concertada y privada) y un mercado competitivo entre los centros educativos.
Lo más sorprendente es el oxímoron volviendo al siglo XIX: ‘aseguraremos la neutralidad ideológica en las aulas’, cuando toda educación conlleva una visión sobre el modelo de sociedad y de valores y principios de convivencia
- Lo más sorprendente es el oxímoron volviendo al siglo XIX, cuando aún se hacían este tipo de afirmaciones: “aseguraremos la neutralidad ideológica en las aulas” se lee en el programa electoral del PP. Cuando toda educación conlleva una visión sobre el modelo de sociedad y de valores y principios de convivencia, sea la educación familiar, escolar o social. Es decir, toda educación es política. Somos seres políticos (lo estudiamos en filosofía, aunque algunos parece que suspendieron la materia). Además, esta verdadera obsesión ha sido ya rebatida por sentencias del Tribunal Supremo sobre el pin parental de vox respecto al supuesto “adoctrinamiento” en actividades sobre diversidad afectivo-sexual o igualdad.
- Denominan eufemísticamente “equilibrio lingüístico” a lo que realmente significa que impondrán más castellano en comunidades autónomas con lengua propia. ¿Cuándo aprenderán que el castellano se domina en todas las comunidades con dos lenguas y algunas con más precisión y conocimiento que en la de una sola lengua? Pero su ideología recalcitrante quieren imponerla contra toda evidencia, contra los datos y los resultados de la investigación.
- Recuperan la metodología de la “letra con sangre entra”, explicada eufemísticamente con la terminología al uso del “mérito y el esfuerzo de los alumnos y el prestigio de la figura del profesor guiarán nuestro modelo educativo”. Centrando la responsabilidad de los resultados académicos en culpabilizar a los estudiantes (mérito y esfuerzo), convirtiendo a las víctimas en culpables. Y aplicando el modelo empresarial al mundo educativo, convirtiendo la función directiva en gerentes de empresa y recuperando de nuevo la figura del profesor como “autoridad” judicial.
- Y como es lógico revisaran lo nueva Ley universitaria. (LOSU) Con conceptos vagos como excelencia, empleabilidad y una prueba de acceso a la universidad común para todo el Estado. Nada nuevo bajo el sol.
En definitiva, el programa del PP recupera lo más rancio de la LOMCE en esas tres páginas y nos propone una antipedagogía vintage o sea retro y la defensa de un modelo más próximo a la escuela tardo franquista y nacionalcatólica del siglo pasado que a una educación para el siglo XXI.