En los últimos cuarenta años han proliferado políticas educativas de desigualdad en instituciones escolares que privilegian y favorecen a las élites y castigan a los que tienen un estatus socioeconómico y cultural bajo. La meritocracia actual defiende el esfuerzo y el mérito de las capas sociales más altas y determina la posición social de los niveles más bajos, que encuentran un ascensor social estropeado.
El movimiento Global de la Reforma Educativa se convierte en un programa mundial de reformas neoliberales impulsadas por organismos internacionales (OCDE, BM, EURYDICE, UE), que buscan elevar la productividad de los sistemas educativos y que conducen a una mayor desigualdad. Algunas de estas medidas globales de estratificación son las agrupaciones de estudiantes en diferentes clases, centros educativos o programas escolares que se realizan en función de su nivel socioeconómico y cultural. Son políticas de elección de centro, diferenciación temprana en itinerarios (tracking) y repetición de curso, que producen en los niveles más bajos el aumento de la segregación escolar. Son políticas de separación de estudiantes que tienen una influencia negativa en la equidad de los sistemas educativos.
Los estudios sobre los efectos de estas políticas globales coinciden en que los sistemas educativos menos comprensivos y con itinerarios académicos tempranos tienen menor equidad. Además, los estudiantes que se ven perjudicados por una diferenciación temprana están situados en los niveles inferiores de rendimiento. El etiquetaje y el diagnóstico pedagógico excluyente de las aulas sitúan el foco en la responsabilidad del alumnado, lo que no favorece la mejora de los contextos y de la inclusión.
En España, la separación entre los entornos educativos de clases medias y altas se reproduce en la mayoría de los centros privados-concertados, que están en barrios acomodados de clase y donde se establecen cuotas teóricamente voluntarias. Sin embargo, el problema fundamental no es que exista la educación concertada, aunque la mayoría no pueda, sino tener centros públicos a donde se dirige aquel alumnado que no se quiere que vaya a la concertada. Para ello, incluyen en muchas comunidades autónomas, que todas las zonas educativas contengan al menos un centro concertado. Así, estos centros tienen una zona de influencia más amplia y con más independencia organizativa, favoreciendo la privatización.
Programas educativos, como pueden ser, por ejemplo, el bilingüismo o institutos de excelencia, también suponen un obstáculo, sobre todo en la Educación Secundaria en nuestro país, separando al alumnado que tiene un mayor nivel académico frente al resto.
Los modelos de reformas plantean que el objetivo fundamental del sistema educativo es formar a personas útiles para el sistema de producción, un giro con una ideología radical hacia todas las políticas económicas neoliberales del momento. Los organismos internacionales quieren mejorar los procesos, pero sin cambiar los marcos existentes, entre los que se sitúa la estratificación escolar, acompañada de la estandarización y la rendición de cuentas. En general, una de las fallas de las directrices globales para la mejora educativa en estos organismos internacionales es que buscan elevar la productividad de los sistemas educativos mediante políticas de privatización.
Debemos destacar que todos los países no se comportan de la misma forma, hay diferencias que desafían la estratificación escolar, como son los países nórdicos, mientras se amplía la segregación escolar en Europa central, donde separan al alumnado en edades tempranas, con itinerarios y currículos diferenciados y con una diferenciación mayor en países anglosajones que separan a estudiantes dentro de las propias aulas. Las políticas de separación de estudiantes producen una segregación relativamente alta y tienen experiencias en escuelas con menos recursos y oportunidades.
Las tendencias globales en la estratificación conducen a una selección de las clases más pudientes con agrupamientos homogéneos según los niveles de renta de las familias. Las propias escuelas no solo reproducen las desigualdades sociales, sino que amplifican las desigualdades escolares y sociales, los agrupamientos escolares crean resistencias y construyen trayectorias de fracaso.
Los informes sobre la equidad (OECD, 2023; Eurydice, 2021 y BM, 2023) de las organizaciones internacionales muestran los efectos negativos de los agrupamientos del alumnado, a los que suman la estandarización, evaluaciones competitivas, la repetición de curso y el etiquetaje del alumnado, sin plantear otros modelos de escolarización y sin el compromiso sobre las posibilidades de crear agencias nuevas que sean alternativas a nuevos marcos contemporáneos.