En la experiencia personal de muchos maestros y profesores, tópicos y prejuicios han alimentado la duda de si valían para enseñar. Al entrar en la profesión alguien nombraba la palabra “vocación” como obligación, y al jubilarse, la recitaba como halago. Formación voluntaria Creo, de todos modos, que nunca tuve vocación docente y que procuré hacer este trabajo evitando cuanto, siendo alumno, había sido horrible o inútil por más que invocasen ese sintagma. Si la clave de mi vida profesional fuera la “vocación”, nunca sabré oficialmente —entre satisfacciones y disgustos—, si lo he hecho mal o bien. Me evaluaron dos o…
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