Desde 2006 se regula cubrir las necesidades de la escolarización en entornos rurales con servicios como el transporte y comedor (Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo, de Educación que en su artículo 82.6). En el Pais Vasco, en 2024, se sigue mejorando con las disposiciones generales del Departamento de Educación (4349):
”…como resultado de los cambios sociales y culturales que se han ido produciendo en nuestra sociedad se ha propiciado la aparición de los denominados servicios complementarios en el ámbito educativo, como es el servicio de comedor. Dicha prestación, aunque no esté directamente relacionada con los contenidos puramente académicos, resulta fundamental en todo el proceso educativo debido a una creciente demanda, impulsada por una nueva realidad social. En este sentido, se ha pretendido dar una respuesta adecuada y eficaz a las necesidades e intereses de las familias y del alumnado, adaptándose, en la medida de lo posible a las mismas.
Reflejo de su relevancia es que la nueva Ley 17/2023 de 21 de diciembre, de Educación de la Comunidad Autónoma del País Vasco, haya reforzado el papel pedagógico del comedor escolar, declarando, asimismo, que formará parte del plan estratégico de la escuela pública con el fin de mejorar sus infraestructuras y servicios.”
Además, las familias consideran el comedor como un servicio esencial para la conciliación familiar y laboral y aparece en el mismo momento de la matrícula como una petición que, en muchos casos, condiciona la admisión del alumnado en un centro u otro, simplemente por disponer de plaza en dicho servicio. Esta situación se produce en la mayoría de colegios independientemente de ser públicos o concertados.
En esta breve reflexión me quiero centrar especialmente en las potencialidades y dificultades que aparecen en un centro educativo al ponerlo en marcha y aquellos puntos que, desde mi experiencia, pueden facilitar o perjudicar su buen funcionamiento y el logro de los objetivos para los que fue creado.
a. Organización del comedor escolar: Potencialidades educativas Una vez que este servicio complementario se pone en marcha toca a los centros educativos su organización y funcionamiento, ya que desde el año 2000, la gestión del mismo recae en las direcciones de los colegios.
1. La gestión participativa. El E. Directivo de cada centro determina qué persona del Claustro de profesores/as realizará las funciones de Gestora encargada o Responsable de Comedor.
Por otra parte, podrá existir una Comisión de Comedor dentro del Consejo Escolar de cada colegio, dónde estarán representados todos los estamentos de la Comunidad educativa, alumnado, familias, profesorado, E. Directivo y, en este caso, al docente Responsable de Comedor. Además, añadiría una representante del colectivo de la personas monitoras y otra del personal de cocina( si hubiera dicho personal en el servicio).
2. Medidas pedagógicas y educativas. Esta comisión velaría por el cumplimiento de todas aquellas propuesta y normas consensuadas en la misma y que vendrán marcada por una buena alimentación así como por su relación con el aprendizaje por parte del alumnado de diferentes cuestiones tales como la concienciación de una nutrición saludable, el uso correcto y manejo de utensilios de comedor el uso o el disfrute de los espacios correspondientes al comedor tanto en el momento de la ingesta de los alimentos como en el tiempo anterior y posterior a la misma. Son fundamentales consensuar las normas para establecer unas relaciones positivas y sanas entre iguales y con todos los agentes implicados en ese servicio, compañeros y compañeras, personal cuidador, personal de cocina, responsable de Comedor y otras personas que circunstancialmente puedan intervenir en ese espacio ( encargadas de la biblioteca, profesorado de extraescolares….) es muy interesante acordar las pautas necesarias para que el clima del convivencia en el comedor sea afable y educativo, pautas y normas similares y en concordancia a las que rigen el centro educativo.
De esta forma, no es baladí el considerar este servicio un tema a considerar dentro del ámbito pedagógico de los centros ya que afecta, de manera muy importante al desarrollo y manejo de uno de los proyectos educativos de más calado, el Proyecto de Convivencia.
b. Organización del comedor escolar: Dificultades y disonancias
Son varias las situaciones de dificultad que se observan a la hora de poner en marcha el comedor escolar, escollos a tener en cuenta pues influyen muy directamente en su funcionamiento.
1.Personal de atención y vigilancia insuficiente.
Exceso de ratio de alumnado para cada persona cuidadora (que en una amplia mayoría son mujeres) De 15 alumnos o alumnas por cada monitor o monitora en Educación Infantil (alumnado de 3, 4 y 5 años) se pasa a 37 en Educación Primaria y 49 en Educación Secundaria.
En ese cupo está incluido todo el alumnado sin tener en consideración dificultades añadidas, determinadas disfunciones, conductas conflictivas, hiperactividad…. que no impiden que puedan comer de forma autónoma, pero que indudablemente precisan de mayor atención.
Estas circunstancias de dificultad aumenta significativamente en los momentos en que el alumnado está fuera del comedor propiamente dicho, en espacios exteriores amplios dónde convergen de forma simultánea muchos alumnos y alumnas al mismo tiempo y es más complicada la supervisión del alumnado que, habitualmente siempre guarda la referencia del monitor o monitora que está a su cuidado en el tiempo de la comida.
Suele ser una reivindicación generalizada por parte de los equipos Directivos al Departamento de Educación, ese incremento del número de personal, aunque los índices no suelen mejorar sino agravarse en las etapas de escolarización obligatoria de primaria y Secundaria.
Sin embargo, también existen soluciones y alternativas en las que otras instituciones, como los ayuntamientos, pueden apoyar a través de subvenciones concedidas a proyectos presentados por las asociaciones de Madres y Padres para dotar de personal extra de acompañamiento, especialmente para ese tiempo en el que el alumnado no está en la ingesta del menú diario.
Los proyectos que atienden desde los ayuntamientos pueden tener diferentes objetivos y cubrir expectativas tan diversas como la deportiva, el juego libre o dirigido, taller para elaborar cuentos, para hacer teatro…. Todas estas actividades acompañan y complementan la labor de las personas cuidadoras, incrementándose el bienestar además de posibilitar proporcionar espacios inclusivos, heterogéneos dónde se compaginan actividades para niños y niñas de diferentes edades y ciclos, interactuando entre sí , socializando y creando vínculos que se prolongan en otros espacios y actividades comunes de la vida educativa del centro, reflejándose según hemos podido observar, en las horas de recreo o actividades complementarias vinculadas al curriculum educativo (celebración de efemérides como el 25 de noviembre, fiesta navideña, carnavales,8 de marzo…..)
2. El nivel de ruido en el comedor.
Este es un tema controvertido ya que en él se conjugan distintos elementos:
- 1º . En el mismo espacio y al mismo tiempo, confluye demasiado alumnado de diferentes edades y grupos-clase, que terminado su horario lectivo, sienten la necesidad no solamente de comer sino también de relajarse, estar con sus amistades y de poder hablar libremente,…un verbo que a veces cuesta conjugar cuando se está en clase. El uso de un sencillo semáforo organizativo puede ser de gran ayuda.
- 2º. Derivado de las ganas simultaneas de expresarse con libertad y a la vez, con los tonos agudos, propios de la edad y los que habitualmente usamos en este país, que suelen ser altos.
- 3º. Las personas cuidadoras que, en muchos casos, no tienen formación suficiente para manejar esa situación de contaminación acústica y que, para hacerse entender, elevan a su vez sus voces, convirtiéndose aquello en un griterío ensordecedor y poco favorable a la tranquilidad y armonía necesarias para relajarse y socializar de forma agradable y positiva.
- 4º. La arquitectura de los comedores no acompaña. Suelen ser espacios con mucha reverberación, lo que no facilita la disminución de ruido. Desde las administraciones haría falta una inversión en este sentido, con elementos estructurales amortiguadores del ruido.
3. Falta de formación específica del personal cuidador.
1º. Autoridad inicial. Habitualmente el personal cuidador no siempre es vinculado, por el alumnado, con un principio de autoridad, como el que ejerce el profesorado. Esto, a veces, es un prejuicio que deviene de las familias y hay alumnos y alumnas que lo estereotipan y etiquetan a ese personal como sus “sirvientes”, lo que dificulta las relaciones entre ambos estamentos.
2º. Tiempo para la formación y contratación. Por supuesto existen estrategias para poder modificar esa situación pero partiendo de la base de que esa formación específica para las cuidadoras tiene que tener un tiempo de dedicación para ello contemplado dentro de su horario laboral, normalmente ajustado exclusivamente a las horas de su cometido como cuidadoras, es decir, fuera del tiempo de dedicación al alumnado.
3º Qué formación y cómo desarrollarla. Se debiera de contar con el apoyo y acompañamiento del Equipo Directivo y el/la docente Responsable de Comedor y la coordinación con la empresa de las trabajadoras.
Puede ser conveniente que se tracen de forma consensuada cuáles son los temas dónde existe más necesidad de formación, establecer objetivos y plazos razonables para los logros efectivos de la misma.
Este proceso, en nuestro caso, lo hemos evaluado al menos una vez cada trimestre para poder introducir todos aquellos aspectos de mejora que fueran necesarios y, teniendo en cuenta la movilidad e inestabilidad de este colectivo, se plantean de forma anual con el comienzo de curso.
Ante todos estos desafíos, en los centros hemos de desarrollar diversas herramientas incluidas en un proyecto un poco más amplio y entroncándo las pautas educativas para el buen funcionamiento del comedor con el Proyecto de Convivencia general, consiguiedo motivar tanto a cuidadoras como alumnado para lograr una mejor sensación personal de bienestar y disfrute, sin necesidad de perder el sentimiento de estar en un entorno favorable para desconectar, convivir y pasarlo bien.
Este tipo de metodología tiene que ser mantenida en el tiempo, bien explicada, compartida e incorporada por quienes participan en la actividad.
Es significativo que el profesorado que pueda trabajarlo en tutorías , que sea supervisada por la persona Responsable de Comedor y que sea evaluada por la Comisión de Comedor e incluso, si existiera en el centro, por el Observatorio de la Convivencia, ya que sus resultados irán ligados a esa mejora en los hábitos de salud y de las relaciones personales y grupales.