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En todas las ciudades españolas existen centros educativos segregados, centros donde hay una alta concentración de alumnado gitano. Esa realidad permanentemente invisibilizada y que atenta contra el derecho a la educación de niñas y niños gitanos ha motivado la campaña “No Quiero Una Escuela Segregada” que desde la Fundación Secretariado Gitano hemos lanzado este año con motivo el Día Internacional del Pueblo Gitano, 8 de abril.
La existencia de centros educativos segregados es una realidad incómoda para los poderes públicos, que esta campaña pretende sacar a la luz. Naciones Unidas, en diferentes informes publicados este año a través del Comité de Derechos del Niño y del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ha instado al Gobierno español a intensificar los esfuerzos para combatir la segregación. También lo ha hecho el Consejo de Europa, a través de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI) o la Unión Europea a través de la Agencia de los Derechos Fundamentales (FRA). Y en España, el Defensor del Pueblo o su homólogo en Catalunya, el Síndic.
Tan invisibilizada está la segregación de alumnado gitano, que no existen estadísticas oficiales. En la Fundación Secretariado Gitano tenemos constancia de 173 centros educativos con alta concentración de alumnado gitano, pero son muchos más y existen en todas las ciudades. La encuesta europea EU-MIDIS II calcula que en España el 31% de niñas y niños gitanos asiste a centros segregados, lo que marca la magnitud del problema.
Las consecuencias son terribles: daño irreparable a la igualdad de oportunidades, se perpetúa la exclusión, afecta a la cohesión social, impide el conocimiento mutuo y el reconocimiento y el valor de la diversidad; y lo que es peor afecta a la calidad educativa, al rendimiento escolar y tiene un claro impacto en el fracaso escolar de muchas niñas y niños gitanos.
Somos conscientes de que es un fenómeno difícil de resolver, que atenta contra el derecho a una educación de calidad, y que también tiene que ver con procesos de socialización y con el escaso valor que nuestra sociedad da a la diversidad social y cultural.
Una práctica discriminatoria
La segregación escolar en España es un ejemplo palpable de práctica discriminatoria en que diferentes medidas o mecanismos (residenciales, normas de acceso y matriculación en los centros públicos, normas en los centros concertados…) aparentemente neutras, acaban siendo desfavorables y discriminatorias para el alumnado gitano y de origen extranjero.
La solución sólo puede llegar desde las políticas, con medidas para combatirla y revertir determinadas dinámicas que la favorecen. La segregación escolar es un fenómeno complejo: existe segregación residencial muy condicionada por la situación socioeconómica de las familias. Barrios modestos con centros educativos donde se concentra el alumnado gitano… Pero esa no es la única causa, porque también es habitual encontrar en un mismo barrio un colegio sin alumnado gitano y otro donde masivamente se concentra el alumnado gitano, y el no gitano va desapareciendo paulatinamente, lo que termina estigmatizándolo.
Existen también criterios de selección del alumnado potencialmente segregadores. El bilingüismo, por ejemplo, se está convirtiendo en una manera de segregar entre alumnado “bueno y malo”, haciendo distinciones que un sistema educativo inclusivo no debería tolerar. También nos encontramos en nuestra práctica profesional con situaciones en las que las familias reciben información sesgada cuando tratan de acceder a algún centro educativo concreto, casos que denunciamos ante los propios centros y a través de nuestro Informe anual Discriminación y Comunidad Gitana.
Además, la tan manida libertad de elección de centros es irreal porque no se ejerce en condiciones de igualdad de oportunidades.
Aulas segregadas
La segregación no sólo se da en centros, nos encontramos también con aulas donde se agrupa al alumnado gitano o aulas con un reparto más equitativo, pero donde el alumnado gitano realiza sistemáticamente actividades diferentes al resto de compañeros.
Por eso insistimos, y así lo recoge el lema de la campaña: “Agrupar a niñas y niños gitanos en aulas y centros educativos separados del resto perpetúa la discriminación y la desigualdad”.
La campaña, con un fuerte impacto en redes sociales durante su lanzamiento, ha permitido abrir el debate y colocar en la centro de la conversación mediática y social un tema espinoso por el que los políticos quieren pasar de puntillas.
El discurso en este asunto siempre se simplifica y, curiosamente, los argumentos tienden a culpabilizar a las familias gitanas de su propia situación, cuando no son ellas, sino los poderes públicos los que deben garantizar a niñas y niños gitanos el derecho a una educación en igualdad de condiciones que el resto. Las familias sí tienen otras responsabilidades como son el deber de escolarización y educación de sus hijos e hijas.
La campaña “No Quiero Una Escuela Segregada” viene a contribuir a tomar conciencia de un asunto que figura en la Estrategia Nacional de Inclusión Social de la Población Gitana en España 2012-2020, en las líneas referidas al “Fomento de medidas que eviten la concentración de alumnado en determinados centros educativos y aulas”, pero sobre el que los avances son nulos. No sólo en el papel deben figurar estos objetivos, sino llevarse a la práctica, con medidas que corrijan las deficiencias de nuestro sistema educativo.
Y por supuesto que no es el único elemento que corregir. Para lograr que el derecho a la educación esté garantizado para la infancia gitana, hay que lograr que niñas y niños finalicen los estudios (hoy, seis de cada diez abandonan sin completar los estudios obligatorios) y corregir la brecha que va dejando en el camino a muchos jóvenes.
Una campaña viral
La campaña se compone de dos vídeos, un vídeo teaser para crear expectación lanzado el 4 de abril y un vídeo final de dos minutos. En el primero aparecen niñas y niños gitanos diciendo que no quieren ir a la escuela y la Fundación Secretariado Gitano remarca que, en esta ocasión, va a apoyarles. Coincidiendo con el Día Internacional del Pueblo Gitano, el 8 de abril, se lanzó un segundo audiovisual. En él se describe una visita de una familia gitana a un centro educativo en una jornada de puertas abiertas de preinscripción. La familia, que no es bienvenida, es derivada a otro centro y tiene que escuchar frases del tipo: “En este encajáis mejor”, “Se adapta mejor a vuestras necesidades”, “Total, si acabarás dejando los estudios”… Un vídeo de ficción, narrado desde la perspectiva subjetiva de una niña gitana, que permite visibilizar una realidad dura.
La campaña se completa con cartelería y pegatinas, adaptadas de una ilustración de Puño, que difunde la etiqueta #NoQuieroUnaEscuelaSegregada. El material se ha distribuido a través de las 55 sedes de la Fundación Secretariado Gitano en toda España. El microsite www.noquierounaescuelasegregada.org permite difundir la campaña y da voz a la comunidad educativa a través de testimonios en los que tres personas (una madre, un estudiante gitano y una profesora y directora de instituto) dan su opinión sobre la segregación escolar y cómo les afecta en su día a día.
La campaña se completará con una acción colaborativa convocada a través de las redes sociales y las sedes de la Fundación Secretariado Gitano que consiste en publicar un libro digital (ebook) a favor de una educación inclusiva. Este libro recopila testimonios, dibujos, ilustraciones, historias contra la segregación escolar.