El año pasado el pedagogo y periodista Jaume Carbonell escribió para este diario el artículo First literary dates. Crecer como lectores, sobre una iniciativa que se estaba llevando a cabo en el instituto Manuel Vázquez Montalbán, de Sant Andrià del Besòs (Barcelona), para promover el gusto por la lectura entre el alumnado. A lo largo del último año, el interés por esta iniciativa se ha extendido y el proyecto ha crecido, y este curso se ha llevado a cabo en colaboración con la Escuela de Enseñanza Secundaria y Artística-Conservatorio Profesional de Danza del Instituto del Teatro de Barcelona. En este reportaje presentamos el evento que organizaron ambos centros y profundizamos en las aportaciones pedagógicas de este tipo de proyectos, que extienden las aulas y buscan otro tipo de participación e implicación por parte de los jóvenes.
Algo está pasando en secundaria. En los últimos años, son muchos los profesionales de la educación de nuestro entorno que nos han comentado que se está produciendo cierta efervescencia en el ámbito educativo y especialmente en la etapa de Educación Secundaria Obligatoria. Los equipos directivos y el profesorado de algunos centros se están planteando la necesidad más que urgente de revisar sus proyectos educativos para conectarlos con las realidades que existen más allá de las aulas.
En este reportaje compartimos la segunda edición de una experiencia realizada en colaboración con los estudiantes de ESO y bachillerato de dos centros de Cataluña, que persigue precisamente este objetivo. El año pasado, la profesora que diseñó una actividad para promover el gusto por la lectura entre los estudiantes y lanzó el proyecto First Literary Dates. Lo que no imaginaba es que esta iniciativa despertaría tanto interés entre la comunidad educativa, ni que promovería mucho más que pasión por la lectura entre los jóvenes.
La idea de crear un First Literary Dates en el instituto surgió de la profesora de Literatura y Lengua Castellana. Rosalía Delgado se inspiró en el popular programa de televisión del canal Cuatro First Dates, basado en la organización de citas a ciegas entre los participantes. Rosalía se preguntó por qué nunca se hablaba sobre libros en las citas que se retransmitían por televisión, pensando en el potencial que podía tener esta idea. Entonces se preguntó: ¿y si organizamos encuentros entre estudiantes en los que se charle sobre literatura?
Así empezó, en el curso 2016-2017, la primera edición de la idea, al sumar “literaria” a la ecuación “primera cita”. Para empezar, Rosalía Delgado diseñó menús que, en lugar de contener platos suculentos, estaban repletos de lecturas sugerentes. Entre ellos se encontraban el menú hipercalórico, el árabe, el italiano, el infantil o el afrodisíaco… Cada menú contenía diversos entrantes, platos principales y postres, que eran en realidad propuestas de lectura de autores y géneros diversos. Algunos de los autores de los libros de los menús eran J.D. Salinger, Italo Calvino, Stephen King, Susana Tammaro o Gabriel García Márquez.
Mientras que la finalidad del programa de televisión First Dates es organizar encuentros para que los participantes puedan encontrar pareja, a través de First Literary Dates se perseguía un objetivo muy distinto: crear un espacio agradable donde las chicas y chicos del instituto pudieran comentar las lecturas escogidas entre los menús. Para ello, los jóvenes dispusieron de unos meses para leer los libros escogidos. Entretanto, los estudiantes de bachillerato se dedicaron a organizar un encuentro para que sus compañeros de la ESO pudieran reunirse y compartir por qué habían escogido aquellos libros, qué les había llamado la atención, cómo eran sus personajes, qué modificarían de las historias, etc.
El proceso a través del cual el alumnado de la ESO escoge las lecturas e inicia la participación en el proyecto conlleva que los compañeros de bachillerato se impliquen y se responsabilicen. El curso pasado, una vez los menús estuvieron diseñados, se presentaron a los estudiantes de la ESO y de bachillerato para que todos aquellos interesados se apuntaran al proyecto. El profesorado asignó un tutor de bachillerato a cada estudiante para hacerles el seguimiento. Además de ayudarles a escoger un libro que pudiera gustarles, también se encargaron del proceso de difusión, elaborando carteles de promoción del evento y decorando los espacios del centro.
Para compartir aquello que les había llamado la atención de sus lecturas y pasar el testigo a los lectores, los estudiantes de bachillerato realizaron booktrailers. Consistían en vídeos de corta duración creados por ellos en los que se describían los libros de los menús, con el objetivo de motivar a los lectores más jóvenes a adentrarse en el mundo que albergaba cada uno de ellos. Los creadores de los vídeos daban cuenta de aquello que más les había gustado de la lectura, lo que les había disturbado, lo que había despertado en ellos, los hechos de la obra que les habían parecido claves…
Este curso el proyecto ha tomado un aire muy especial. Por primera vez, se han sumado los estudiantes de secundaria del Instituto del Teatro de Barcelona, gracias a la colaboración de su profesor de lengua castellana, Jesús Sanz. Como en una deriva, esta incorporación ha provocado ciertos cambios a la hora de concebir y construir el proyecto. Dos mundos diferentes entraron en contacto y colisionaron en el evento de este año, generando nuevas energías y provocando nuevas oportunidades y reacciones entre los jóvenes. Para empezar, la merienda se organizó en la cafetería del Instituto del Teatro, así que lo primero que sucedió es que el escenario había cambiado.
Para la preparación del evento, los docentes organizaron un primer encuentro entre el alumnado de bachillerato, que tuvo lugar en el Instituto Manuel Vázquez Montalbán. Ese día los estudiantes del Instituto del Teatro realizaron breves talleres de danza para sus compañeros anfitriones. Entre varios grupos crearon una coreografía que se mostró al final del día. Aprovechando el encuentro, Rosalía y Jesús explicaron el funcionamiento de las mesas, organizaron los grupos y facilitaron un resumen sobre cómo mediar en una conversación literaria. En este primer encuentro entre los participantes de bachillerato encargados de la organización del evento, pudieron conocer a los que se convertirían en sus compañeros y de este modo saber con quién iban a compartir la experiencia.
Al fin llegó el martes 20 de febrero, día del encuentro, y los estudiantes de ambos institutos tenían un objetivo claro: organizar el evento para que las citas literarias fueran un éxito. Habían dedicado muchas horas a preparar aquel momento y había llegado la hora de ver los frutos.
Los estudiantes de bachillerato se habían organizado por comisiones, de tal manera que algunos de ellos tenían el rol de mediadores -conduciendo y acompañando las conversaciones en las mesas-, otros eran camareros y organizadores -pendientes de que los jóvenes encontraran sus sitios-, y otros hacían de evaluadores y tomaban notas de lo que los lectores destacaban en las conversaciones. Finalmente, un grupo se coordinó con el equipo profesional de Racord Productions para gravar la experiencia de una de las mesas. Se trataba de la comisión de imagen, que además de documentar el encuentro, creó un photo call para tomar fotografías de todos los participantes.
Durante la hora y media que duró este conjunto de encuentros literarios, los jóvenes fueron tejiendo debates en cada mesa, alrededor de las lecturas escogidas. No obstante, los más jóvenes reconocieron que “no habían hablado tanto del libro” como de “cosas de sus vidas que compartían o les preocupaban”. Por tanto, uno de los aspectos que resaltaron de la actividad fue que habían descubierto cómo las lecturas podían crear puentes entre los mundos a los que les llevaban y sus propias vidas.
Quisiéramos destacar algunas implicaciones de este proyecto para la educación y concretamente para el aprendizaje de los estudiantes de secundaria. Hoy sabemos que aprender está íntimamente conectado con lo que nos afecta, las relaciones sociales y el interés. Por ello, es fundamental que en secundaria se despierte la pasión por descubrir, por leer, por compartir, por conversar y por razonar. Este es un ejemplo de cómo un acto educativo que gira alrededor de la lectura puede convertirse en un proyecto compartido emocionante, apasionante y excitante que, en realidad, va mucho más allá de la literatura.
En segundo lugar, también somos conscientes de la importancia de que los jóvenes se responsabilicen y se comprometan en el instituto, pero para que esto suceda, es necesario que se confíe en ellos, no solo encomendándoles una tarea, sino también promoviendo su creatividad, escuchando sus propuestas, motivando su liderazgo y aprendiendo de ellos. Para nosotras fue una maravilla presenciar cómo las chicas y chicos de bachillerato organizaron el mobiliario del espacio, recibieron a los estudiantes de la ESO, les hicieron preguntas, les trajeron la merienda, les realizaron fotografías en el photo call y se despidieron de ellos (imágenes 3, 4 y 5).
¿Qué supone todo esto para los jóvenes del instituto? Bajo nuestro punto de vista, este proyecto se construyó a partir de confiar en la capacidad de ser, de tomar decisiones, de participar y de implicarse de los jóvenes. Uno de sus objetivos implícitos fue hacerles sentir importantes en el instituto, mostrándoles cómo un proyecto como este es un éxito gracias a la colaboración de todas y todos. También les enseñó a organizar un evento social, poniendo en práctica competencias relativas a la organización, la colaboración, la comunicación, las emociones y los alfabetismos múltiples. Pero por sobre de todo, fue una invitación a formar parte, consolidar y crear una cultura de centro y de colaboración con otras instituciones, de la cual fueron protagonistas y fundadores.
Finalmente, este es sin lugar a dudas un ejemplo de una práctica de aprendizaje expansiva que vincula el dentro y el fuera del instituto. La cita con la lectura fue lo que permitió que los estudiantes conectaran con lo que les sucede, más allá de las temáticas que se contemplan en el currículo. Realizar únicamente exámenes escritos sobre los libros puede llegar incluso a anular la creatividad y la pasión por la lectura en algunos jóvenes. Por ello, diseñar este tipo de prácticas mantiene el énfasis en el potencial cognitivo y ala vez afectivo de leer un libro, invitando a los lectores a ir más allá: expandiendo el currículo en lugar de encorsetarlo. Expandiendo las competencias, las habilidades y los afectos que despierta en nosotros leer y aprender, en lugar de limitarlas. Tal y como nos dicen los estudiantes del centro Manuel Vázquez Montalbán en su última campaña sobre la lectura, demostrando que leer es “sexy”.