Los jóvenes españoles de 15 años también suspenden en conocimientos de economía financiera. O al menos lo hacen en los parámetros que establece PISA, que desde hace dos ediciones realiza una parte específica que mide estos conocimientos.
Así, según la prueba de la OCDE, uno de cada cuatro estudiantes (un 25%) está en el nivel más bajo de competencia financiera. O, lo que es lo mismo, no es capaz de interpretar una factura o una nómina o distinguir si le interesa comprar algo al por mayor. El dato es más alto que la media, pero no tanto más: el nivel 1 engloba, en conjunto, al 22% de los examinados. Si se añaden los jóvenes del nivel II, el segundo más bajo, la cifra supera el 50%.
En el otro extremo, solo un 6% de los alumnos alcanzaron el nivel 5, el más alto que establece PISA (un 12% de media OCDE). El resultado total -España es 10ª entre 14 países- ha pasado de 484 puntos en 2012 a 469 en 2015, aunque en un contexto generalizado de pérdida de puntos. La media de los países participantes es de 489. Los expertos en educación y estadística recuerdan siempre que, en valores de 500 puntos, una diferencia de diez puntos, por ejemplo, es estadísticamente insignificante.
Además de los resultados específicos, la OCDE cita a España entre los países que han sufrido un “significativo deterioro” en educación financiera entre la primera edición de la prueba, en 2012 y esta última, de 2015. En España, uno de cada dos jóvenes de 15 años (el 52%, en concreto) tiene una cuenta del banco. Quienes la tienen sacaban 37 puntos más en la prueba que sus compañeros en estas pruebas.
Sin embargo, para muchos expertos esta prueba que hace la OCDE tiene un planteamiento erróneo desde su concepción. “No hay más que ver los argumentos que da la organización para hacer la prueba”, explica un muy crítico Jurjo Torres, catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de A Coruña. “Dicen que como no va a haber dinero para la sanidad pública hay que saber manejarse con los seguros privados. Que como no va a haber pensiones para todo el mundo, hay que aprender a moverse con los planes de pensiones privados. El tercer argumento es que la educación financiera es cada vez más importante para las familias y hay que aprender”, enumera.
“Se confunde la educación financiera con la económica y ahí está la trampa, la perversión”, remata. Guadalupe Jover, maestra de Secundaria y de la plataforma Yo estudié en la pública, repite el mismo argumento y lo amplía. “Educación económica, sí. Crítica, que cuestione el sistema, no financiera”, explica. “Prefiero que me enseñen economía, cómo funciona la sociedad, que cuando Zara abre una tienda el pequeño comercio de al lado la tiene que cerrar, a que me vendan un modelo económico determinado”, añade Torres.
No todos coinciden con este enfoque. José García Montalvo, catedrático de Economía en la Universidad Pompeu Fabra y experto en PISA, cree la educación financiera es necesaria, será necesaria, para el día a día de los alumnos. “Las cosas básicas de economía -demanda, oferta, etc.- la gente las conoce. Pero el problema que hemos vivido en los últimos tiempos es más de falta de entendimiento de productos más técnicos como las hipotecas, las cláusulas suelo, etc., y esto es economía financiera”, reflexiona.
“Muchos economistas han enfatizado que la falta de educación financiera ha sido quizá no un factor determinante en la crisis, pero sí que ha contribuido”, continúa. “Y aunque no hay evidencia científica sobre la importancia que podría haber tenido esto en la mejora del sistema, no parece una hipótesis descabellada”, sostiene.
¿Quién se evalúa?
Otro de los argumentos que se utilizan contra esta prueba es la lista de países que se somete a esta evaluación de la OCDE. A diferencia de PISA, que prácticamente engloba a todos los países más avanzados del mundo, solo 14 naciones pasan por el examen financiero. La lista la forman China, la mitad de Canadá, la Bélgica flamenca, Rusia, Holanda, Australia, EE UU, Polonia, Italia, Lituania, Eslovaquia, Chile, Perú y Brasil, además de España.
“Es para sospechar. ¿Por qué en los países donde el estado del bienestar es fuerte, como los Suecia, Finlandia o Alemania, no se aplica esta prueba?”, se pregunta Torres. Porque no admiten el discurso que plantea la OCDE de desmantelamiento de los servicios públicos, se responde. “En la edición anterior de esta prueba se preguntaba por las tarjetas de crédito. ¿El alumnado de Secundaria anda con tarjetas de crédito por la vida?”, vuelve a plantear.
Uno de los problemas que afrontan profesores y alumnos a la hora de realizar esta prueba es que no tienen información de la prueba. En España, antes de la LOMCE no había más formación económica en las escuelas que la que algunos profesores quisieran meter en sus asignaturas motu proprio. La reforma educativa ha conllevado que casi todas las Comunidades Autónomas la oferten, como explica la OCDE. Otra cosa es cuándo se dé y qué se da, si hay relación entre los estudios en España, la edad a la que se hacen y las cosas que se enseñan con las que luego va a evaluar el examen.
Explica la OCDE que en España la educación financiera (nunca utiliza el término económica) se introdujo en Primaria en 2014 dentro de Ciencias Sociales. También hay una asignatura específica, pero es optativa. En paralelo, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) implementaron en el curso 2010-11 un programa de educación financiera voluntario para los colegios.
Respecto a esto último, también genera dudas. “¿No hay otros especialistas que puedan opinar?”, se pregunta Torres. “Por ejemplo, gente de la banca solidaria. Pero no. En el I Congreso de Educación Financiera estaba la banca normal, las agencias de rating, etc., pero nadie de la banca solidaria”, cierra.
García Montalvo admite no ser un gran experto en la materia, pero sí se ha leído algunos manuales y libros de texto y cree que la formación que se imparte no es la adecuada. “Los textos de economía me parecen muy flojos para un alumno de final de ESO o Bachilerato. Quizá la orientación debería ser más práctica, porque no tiene mucho sentido pensar que todos van a ser profesionales de la economía, pero sin embargo sí es seguro que se van a encontrar situaciones en las que los conocimientos financieros vayan a ser necesarios. Creo que sería necesario un enfoque más aplicado más que teórico”, razona.
Jover cree en la evaluación de los sistemas educativos y el grado de adquisición de conocimientos que se considera que los estudiantes deben tener a ciertas edades. Pero se pregunta quién decide cuáles son esos conocimientos esenciales “y por qué los está marcando la OCDE, que es una organización de carácter económico. Los estados están haciendo dejación de funciones dejando a la OCDE que lo haga”, sostiene.