PIRLS es la evaluación que la IEA hace cada cinco años a niñas y niños de 4º de primaria. Desde el año 2006 España participa con una muestra de alumnado. Con 528 puntos hemos conseguido elevar nuestra puntuación 15 puntos, desde los 513 en los que estábamos instalados desde la primera evaluación.
Como en otras evaluaciones internacionales, como PISA, PIRLS muestra que las niñas, no solo aquí, sino en la práctica totalidad de los países en los que se ha hecho la prueba, presentan mejores resultados en todos los campos que la evaluación estudia.
Por una parte PIRLS estudia cómo se enfrentan chicas y chicos a textos literarios (536 puntos frente a 524), así como a textos informativos (529 frente a 525). En ambos casos ellas lo hacen mejor. Sobre todo a la hora de entender los tentos literarios.
Además, también se analiza el proceso de comprensión lectora, de dos maneras. Por una parte, se ve cuál es el nivel de recuperación e inferencia de la información de un texto; y por otro lado, se evalúa la interpretación, integración y evaluación que hace el alumnado de aquello que extrae del texto. En ambos casos, nuevamente, las niñas destacan: 530 puntos frente a 523, y 534 puntos, frente a 525 de los chicos.
España ha mejorado sus datos con respecto a la última prueba. Siete han sido las comunidades autónomas que han participado en el estudio: Andalucía (525), Asturias (548), Castilla y León (546), Cataluña (522), Comunidad de Madrid (549), La Rioja (546) y País Vasco (517).
La media de los países de la OCDE-24 y de la UE se encuentran significativamente por encima de los valores de España con 546 y 544 puntos respectivamente. A pesar de eso, la distancia se ha acortado con respecto a 2011.
Qué tienen en común quienes mejor puntúan
Este es uno de los puntos clave para cualquier evaluación; qué conclusiones podemos sacar de los datos para implementar políticas al respecto.
Entre lo que dice la IEA que hay en común entre quienes mejor puntúan en las pruebas de PIRLS se pueden leer constantes: más recursos en las casas en relación a la lectura (más libros, ayuda por parte de la familia a la hora de estudiar, madres y padres con mayor nivel educativo), hogares con mayor cantidad de dispositivos electrónicos o fammlias a la que les gusta la lectura.
En una línea parecida, también puntúan mejor a quienes sus familias apuntaron a actividades relacionadas con la lectura más pronto, así como quienes empezaron su aprendizaje en la etapa de infantil. Según los datos recogidos por la IEA, el 39% del alumnado que ha participado tiene familias que aseguran haberlos involucrado en actividades relacionadas con la lectura en edades tempranas. Esto podría haber afectado positivamente a sus habilidades posteriores.
Otros datos que recoge el informe es que quienes leen y entienden mejor son niños y niñas que acuden regularmente a clase, no faltan, y, además, no pasan hambre ni están cansados. Frente a esto, destaca el que el 26% de los y las estudiantes aseguran ir con hambre a clase siempre o casi siempre. Se trata de un porcentaje global, no segmentado por países, pero concuerda con las cifras de pobreza y riesgo de exclusión social a la que están someditos los menores en España, en torno, también, al 26%.
Según la IEA se ha hecho una prueba, aproximadamente, a 4.000 niños y niñas en cada país, de entre 15 y 200 escuelas. Es decir, se ha evaluado a 319.000 estudiantes, 16.000 docentes y han participado 12.000 escuelas. En España, según informa el Ministerio de Educación, siete son las comunidades autónomas que han ampliado la muestra, aunque no ofrece datos concretos de las autonomías. Eso sí, entre los datos que ofrece la IEA en algunas tablas, aparecen Andalucía y Comunidad de Madrid.