Allá por el mes de octubre, la consejera andaluza de Educación, Sonia Gaya, anunció que pondría en marcha un estudio en el que contaría con todos los centros de primaria, públicos y concertados, porque quería darle un vuelco a la educación primaria de la comunidad. Comenzaba así el embrión de ‘Repensar la Primaria’.
Durante el mes de diciembre, a duras penas en muchos casos, los colegios, algunos creen que las direcciones y no los claustros, respondieron a un cuestionario que para muchos era demasiado extenso y complejo, en el que Educación preguntaba decenas de cuestiones relacionadas con la situación de los colegios: recursos humanos y materiales, asignaturas, tutorías, metodologías…
Después de seis meses de espera, Gaya dio cuenta de algunos de los resultados que habían arrojado maestras y maestros de primaria. Lo hizo en Granada, en el Consejo Escolar de Andalucía, en un intento por hacer partícipe a la comunidad educativa de dichos resultados.
También anunció allí algunas de las medidas que quieren poner en marcha. Dos han sido las más llamativas, entre otras cosas porque han sido las únicas concretas hasta el momento. La contratación de 500 maestras y maestros el próximo curso. Llegarán a ser un total de 1.300 docentes en los próximrefos tres años, según la propia consejera anunció en el Parlamento hace algunos días. Se vendrían a sumar a la oferta de empleo público de este año que según confirma la propia consejera a este periódico rondará las 2.700 plazas de maestras y maestros. En Andalucía hay 49.500 maestras y maestros de primaria en el sistema público. Y poco más de 2.000 colegios públicos.
La gran incógnita será cómo se van a repartir esos nuevos docentes dentro del sistema. Al menos así lo entiende Eusebio Córdoba, maestro de primaria. Ve positiva la contratación de 500 docentes más, quién no, pero la duda será «cómo se articula eso». Algunas de sus reticencias tienen que ver con la posibilidad de que entre los resultados de la encuesta haya habido peticiones que la Consejería no puede atender porque sean competencias del Gobierno central, por ejemplo.
Desde USTEA, Pedro del Pozo, responsable de acción sindical también afirma que la contratación de 500 maestras y maestros es positiva, aunque claramente insuficiente tras la pérdida el sistema educativo andaluz de 7.000 docentes en los últimos años. A lo que se suman las dudas sobre cómo se repartirá ese profesorado, con qué especialidades, en qué centros. Para el responsable sindical, lo más interesante sería que estos nuevos docentes fueran para recuperar en parte el personal de apoyo de unos centros que se ven asfixiados desde hace años. «Es muy poco , pero es un alivio», sobre todo si se colocan bien esoas 500 plazas.
«Todavía debe haber negociación» con los sindicatos, afirma Gaya. «La intención, continúa, es que la mayor parte sean para refuerzo, para aligerar la sobre la atención a la diversidad, para que los maestros puedan rotar», con perfiles de PT y AL.
La otra medida es la congelación de la asignatura de francés en 1º y 2º de Primaria, algo que, según los datos de la Consejería, habrían demandado la práctica totalidad de los más de 1.900 colegios públicos y concertados que contestaron a la encuesta.
Según fuentes conocedoras el proyecto de enseñar francés como segunda lengua en primaria se decidió por el anterior equipo de la Consejería y supuso la contratación de una gran cantidad de personas. Eso provocó problemas organizativos en los colegios, además de la necesaria supresión, por ejemplo, de horas de tutorías para poder acoplar estas clases de francés. La práctica totalidad de los centros pidieron esta supresión y la Consejería ha accedido.
Del Pozo critica que la decisión en su día se tomara de manera unilateral por el equpo de Educación. Tabién que ahora, sin haber hecho evaluación alguna, se decida ventilar el asunto. Según USTEA, habrá gente que decidió prepararse para el francés como una salida posible «y que se queda colgada», aunque con esta decisión también se mejoran las posibilidades de entrar en la bolsa.
Una medida «totalmente lógica», dice Córdoba, entre otras cosas, explica, porque mantener este segundo idioma podría haber supuesto la eliminación de plazas de trabajo de otras maestras y maestros en los centros públicos.
Buenas palabras. Sensación agriculce
Todo lo demás, en relación a las medidas que Educación tomará, se desconoce. Las palabras de la consejera no han concretado qué otras actuaciones se llevarán a cabo. Teniendo en cuenta, además, que en 2019 Andalucía vivirá elecciones autonómicas y el margen de maniobra real de Sonia Gaya es muy reducido, para empezar, por los tiempos parlamentarios.
La consejera anunció que se está trabajando en la redacción de protocolos para mejorar el tránsito desde primaria a secundaria, otra de las cuestiones señaladas en las encuestas. Siempre según los datos que la propia consejera hizo públicos en el Consejo Escolar andaluz. «Nos preocupamos, asegura Gaya, de los tránsitos entre etapas, desde infantil a primaria y desde esta a secundaria».
También se está pensando cómo cambiar la organización de materias para poder dar más horas y peso a Lengua y Matemáticas, otro punto muy demandado; así como a la manera en la que se pueda dar respuesta a la posibilidad de que tutoras y tutores pasen la mayor parte de tiempo posible con su grupo clase.
A pesar del intento de Sonia Gaya de dar voz a sus claustros para recabar información con la que poder plantear mejoras a la educación primaria, la sensación que queda tras hablar con algunos docentes (que en no pocos casos prefieren conservar el anonimato), es que se ha hecho mucho ruido para el poco resultado que han encontrado.
«No queremos que nos pregunten más, queremos más recursos», así se expresaba María Fernández (nombre ficticio) una maestra sevillana que prefiere quedar en el anonimato. Una maestra que señalaba, además, que ya trabajan 25 horas «a destajo», horas lectivas, «más las que haya que echarle». Sin contar que han de cubrir las bajas de compañeras y compañeros.
Una situación que se añade a la incongruencia de haber anunciado un programa de formación continua hace algunos meses según el cual maestras y maestros podrían pasar tres días en otros centros aprendiendo de otros compañeros cómo trabajan. ¿Cómo hacer esto si la Administración no cubre a quien se vaya tres días a otro centro? «Todo son aspavientos… y seguimos con los mismos maestros para un mogollón de niños», asegura esta maestra.
«Yo entiendo el escepticismo. Soy consciente de que al principio la gente lo tenía. Pero demostramos que estamos en ello», afirma a este periódico la consejera de Educación andaluza. Insiste, además, en que en relación a las medidas que tardarán en implementarse, se darán las razones para que esto sea así.
Una de estas medidas más lentas tiene que ver con la organización de las materias y las sesiones de 45 minutos, que podrían ampliarse hasta los 90 para que se dieran dos sesiones una detrás de otra. «Queremos flexibilizar el modelo», asegura Gaya, pero para conseguirlo, primero, hay que realizar un debate. De hecho, asegura la consejera, el próximo curso se organizará un grupo de trabajo, en el que se incluirían los sindicatos, para hablar sobre nuevas formas de organizar el currículo.
El cuestionario
«¿Después de 30 años de gobierno socialista de verdad era necesario un cuestionario?», esta duda, planteada por un docente que tampoco quiere dar su nombre, en buena medida flota sobre todo el proyecto. Un cuestionario de más de 40 preguntas que este docente califica como «infumable» y que fue realizado por un grupo de maestras, maestros, directivos de colegios públicos. Once personas que han pasado meses trabajando sobre el tema.
«Es un hito», asegura José Alberto Martín, uno de los maestros y maestras que elaboraron el cuestionario por petición de Educación. «Es una idea estupenda, que den voz a los docentes para opinar sobre temas clave».
Esta es la otra cara de la moneda de un proceso que ha levantado algunas ampollas entre el profesorado, que se ha movido entre el escepticismo y la alegría. «Hay cansancio del profesorado de que nos consulten mucho y no se haga nada», asegura Fernández.
Martín, como el resto del equipo llamado por Educación, han preferido mantener el perfil bajo sobre el cuestionario, el trabajo previo y los resultados de los que habló Sonia Gaya en el Consejo Escolar de Andalucía. Y remiten al equipo de la Consejería para cualquier respuesta sobre este asunto.
«Estoy contenta de iniciar este camino» asegura Gaya. Un camino en el que ella misma enumera medidas de aumento de plantilla docente, de otras organizativas, en relación a la renovación de metodologías o a la gestión de los centros.
Muchas cosas que hacer por delante en un tiempo récord dados lo que queda de legislatura.