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Anda el país alterado con el cambio del Estatuto de los Trabajadores que ha realizado el Gobierno de Pedro Sánchez y que supone la obligación de las empresas de establecer sistemas para contar el tiempo de trabajo de su personal.
En lo que se refiere a la educación, mientras que en los centros privados y concertados hay casos en los que este tipo de sistemas llevan años implantados, apareció la duda de qué pasaría con el medio millón de docentes que trabajan en la escuela pública.
La respuesta es sencilla puesto que el personal funcionario y el estatutario no se rigen por el Estatuto de los Trabajadores sino, en el caso de los primeros, por el Estatuto del Empleado Público. Este no ha sido modificado, de manera que a las y los docentes de la pública no les afecta esta normativa relativa al registro de la jornada laboral.
Jornada laboral y control horario
El personal docente tiene una jornada laboral de 37 horas y media de trabajo a la semana. Estas se dividen entre las horas lectivas y las no lectivas. Estas últimas son, se supone, las que deben y puden dedicar a todo lo demás: preparación de las clases, de corrección de exámenes y trabajos, así como el no menor dedicado a formació.
El secretario general adjunto de Escuelas Católicas, principal patronal, Luis Centenos, explica que en el convenio d la concertada hay 1.180 horas de trabajo. 850 son las lectivas y las 330 que quedan que no. Estas también deben desarrollarse en el centro educativo. Todo lo que suceda fuera de este tiempo, por ejemplo, el clásico de corregir exámenes o trabajos en el tiempo libre «queda fuera del control de la empresa».
«Hablamos de educación, no de una cadena de producción», comenta Javier Muñoyerro, secretario general de FSIE. Lo hace en referencia a las horas no lectivas que, en un principio el docente debería pasar en el centro. En muchos casos, dentro de los colegios, el personal se organiza para, si no hay una tarea urgente en ellos ni horas lectivas por delante, poder ir a casa a organizar su trabajo allí. «Hay voluntad de flexibilidad por parte de todos», asegura.
En el Real Decreto Ley que ha establecido el cambio del Estatuto de los Trabajadores se ha introducido una cierta medida de flexibilidad. En principio, a partir del 12 de mayo existe la obligación de este control del horario, cualquiera que sea el sistema, pero se ha establecido también que el sistema de control puede negociarse dentro de las conversaciones para el convenio colectivo.
Patronal y sindicatos de la concertada han comenzado a negociar el sexto convenio. Lo hicieron a primeros de mayo y el próximo 23 seguirán haciéndolo. En la anterior reunión, según confirman ambas partes, ya se puso sobre la mesa el asunto del control horario. A esto se suma que la Inspección de Trabajo dará unas cuantas semanas más a las empresas para establecer sus sistemas de medición antes de comenzar con las sanciones.
El objetivo del personal, asegura Muñoyerro, es «la docencia y el aprendizaje». Para eso los docentes saben qué tienen que hacer con su tiempo de permanencia en el centro. «Si vamos a un control riguroso (del tiempo), saldrá perdiendo (la patronal)». «El sistema está basado en la buena voluntad», afirma.
¿Y lo que no es docencia ni preparación?
Aunque están claras las horas de trabajo por convenio, sobre el asunto quedan dudas importantes. Una de llas es todo el tiempo que los docentes no están dando clase ni preparándola. Tiempo dedicado a viajes de estudios, visitas culturales durante el curso en horario laboral, jornadas de puertas abiertas, por ejemplo.
Es aquí donde sindicatos y patronal van a tener que hacer el mayor esfuerzo negociador. Ya se puso sobre la mesa en la reunión del pasado día 8. Estas horas, hoy día, no se están contando ni dentro de las horas lectivas ni dentro de las no lectivas. Nadie sabe muy bien cuánto supondrán dentro del cómputo global de las 1.180 anuales establecidas en el convenio colectivo.
«Esas horas deben computar, no como ahora», asegura Pedro Ocaña, responsable de Privada en la Federación de Enseñanza de CCOO, quien califica la medida tomada por el Gobierno como «interesante» a la hora de evitar «la picaresca o el fraude».
Centeno espera que en la negociación bilateral «alcancemos reglas generales» para estas cuestiones. «Es el mejor camino antes de que cada centro lo haga por su cuenta». Así opina Ocaña también, aunque tiene claro que «regular estas situaciones no es fácil».
«Las horas de salidas son horas adicionales al convenio», explica el representante de FSIE. «Lleva haciéndose toda la vida, es una sobrecarga. Hay que regularlo de alguna forma», dice. Para Muñoyerro deberían tenerse en cuenta tres cuestiones en este sentido: deberían ser labores en las que participar de forma voluntaria; deberían conllevar algún tipo de remuneración o gratificación, y, por último, el sistema debe establecerse de tal manera que no suponga un problema con la Inspección de Trabajo por un caso de exceso de jornada laboral.
Un paso más allá van en CCOO. Pedro Ocaña, explica que en secundaria en la pública, por ejemplo, tienen 18 horas lectivas, mientras que en la concertada estas ascienden a 23 o 24, dependiendo; y en la privada llegan a las 27 semanales. «Para que haya una enseñanza de calidad, hay que reducir» estas horas lectivas al tiempo que aumentan las horas no lectivas. Equilibrar con unas y otras para que no haya cambios en el cómputo anual de 1.180. Además, asegura Ocaña, con las plataformas digitales que funcionan en muchos concertados, el personal docente «se lleva mucho trabajo a casa»: corrección y preparación de clases, comunicación con alumnos y familias, correos que se gestionan en fin de semana, etc.
«Hay que poner límites» dice Ocaña, en los casos, por ejemplo, en los que el centro pone a disposición de su profesorado ordenadores o tablets y, además, da a las familias su correo corporativo para que contacten. No hay voluntariedad en el uso de estos dispositivos y plataformas fuera del horario estrictamente laboral. «Hay mucha presión subyacente».
Pasado mañana, el 23 de mayo, habrá una nueva reunión entre sindicatos y patronal para tratar el tema del control horario. Para Ocaña, la patronal «está más perdida que nosotros». Ahora, la preocupación principal es que evitar sanciones de la Inspección. Además, asegura Centeno que el próximo 30 de mayo está prevista una reunión de Escuelas Católicas con directores y entidades titulares de los centros para presentarles, ya perfilado, el sistema de control horario.