Hoy se celebra el 30 aniversario de la Convención de Derechos del Niño de 1989. Y hay cosas que todavía no han cambiado, o no lo han hecho lo suficiente, en relación a la situación de la infancia en España.
Este mismo año es el del centenario de Save the Children. Dentro de las actuaciones realizadas por la ONG cabe destacar un repaso histórico de la situación de la infancia con la mirada puesta en cuatro variables: pobreza, violencia, educación y migración.
Un trabajo en el que se desprende que, a pesar de los grandes avances, sobre todo desde el advenimiento de la democracia a partir del 78, niños y niñas siguen viviendo situaciones muy complicadas. Empezando por el hecho de que se trata del colectivo más frágil en tiempos de crisis. Y las administraciones públicas no han hecho nada sustancial para la mejora de su situación. Que más de un tercio de las personas menores de edad se encuentre en situación de riesgo de pobreza o en pobreza dice mucho de la sociedad en la que nos movemos y de la apuesta que se ha hecho para mejorar estos índices. No mucho, más allá de algunos parches.
El informe de la ONG lo apunta en sus primeras páginas. «Los niños y las niñas no son considerados un colectivo sujeto de políticas sociales específicas y que no tiene capacidad de voto». Por lo tanto, no tienen voz.
Algo similar a lo que expresaban cuatro jóvenes en la presentación de Unicef de su Barómetro de opinión de infancia y adolescencia 2019. Dos chicas y dos chicos intervinieron en la presentación y fueron claros, ellos no les interesan a los políticos porque no tienen derecho a voto. Damián, un joven de 17 años de Fuerteventura explicaba la situación claramente: «No nos afecta la política. Está enfocada a quienes pueden votar». Entre las soluciones que planteaban, como decía Coral, joven de 17 de Avilés, «que se dé más voz a los jóvenes. Tenemos una visión diferente de la realidad. Pero somos ciudadanos, somos el futuro».
Educación
El sistema educativo tiene graves problemas. Los dos más importantes son las cifras de abandono escolar temprano y de fracaso escolar y la segregación que, en los últimos tiempos, está ganando cada vez más notoriedad.
Desde Save the Children han publicado algunos informes sobre la segregación escolar por motivos socioeconómicos en los últimos meses. Habría que cambiar al 30% del alumnado para evitar concentraciones de chicas y chicos en situaciones complejas para evitar guetos, al mismo tiempo que se genera una mayor heterogeneidad en los centros educativos.
Un porcentaje, el del 30, que es el mismo de aquellos que se encuentran en situación de riesgo de pobreza o en pobreza. También coincide con las cifras de abandono temprano de antes de la crisis.
Independientemente de datos y retos que ha de asumir el sistema educativo en este sentido, aunque no solo, los chavales que han participado en el estudio de Unicef entienden que la educación debe asumir otras transformaciones relacionados con cambios metodológicos que hagan más atractivos los estudios, más cercanos a su realidad y sus intereses.
El barómetro de Unicef resalta el salto de la educación primaria a la secundaria y el paso al instituto desde el entorno más cuidador del colegio. Preguntados por la valoración que hacen de los centros educativos, en 5º y 6º de primaria, el alumnado puntúa, en un 60% de los casos, entre un 9 y un 10 (en una escala de 10) su confianza en los centros. En primero de la ESO ese porcentaje cae por debajo del 35% y así sigue hasta 4º, curso en el que no llega siquiera al 20%. En 1º y 2º de Bachillerato las cifras mejoran un poco, pero no llegan en ningún caso hasta el 35%.
A esta falta de respaldo por parte de los «usuarios» del sistema se junta el impacto negativo que las políticas de austeridad han tenido durante los años de la crisis. Aumento de las ratios en las aulas, disminución de becas y ayudas y, sobre todo, de medidas de compensación educativa, según Save the Children. En su informe es tajante: «Las trayectorias formativas dependen en gran medida del origen socioeconómico del que provengan (los alumnos). (…) La equidad educativa aún queda lejos».
De esta manera, recoge, «a igualdad de rendimiento en PISA, un niño de familia de bajo nivel socioeconómico repite curso seis veces más que uno de alto nivel». Y la repetición viene a juntarse con otros factores que castigan injustificadamente a chicas y chicos, por ejemplo, los itinerarios formativos en la educación obligatoria que, según afirma Save the Children «afectan negativamente a las oportunidades del alumno en desventaja».
Violencia
La violencia que viven niñas, niños y adolescentes es uno de los elementos menos conocidos, entre otras cosas porque no hay datos muy claros sobre cuánta y cómo la sufren. Ejemplo perfecto es el del acoso escolar, del que no existen datos actualizados. Véase la falta de convocatoria del Observatorio de la Convivencia del Ministerio de Educación, que desde 2011 no se ha vuelto a reunir.
No existen datos sobre cuántos niños o niñas lo sufren ni cuáles son las causas. Se intuyen, pero no se conocen. Este es el nivel de importancia que le damos a los problemas de la infancia. Tanto es así que el último estudio realizado por el CIS relacionado exclusivamente con estas edades, “Actitudes y opiniones sobre la infancia, es de 2005.
Una de las preguntas que se realizaba entonces era “¿Cuáles son los problemas de la infancia en España?”. Los malos tratos, el acoso escolar o el fracaso estaban entre los que menos se mencionaban, 2,5%, 3,2% y 1,7% respectivamente. La pobreza ni siquiera se mencionaba entre ellos y en aquel año era superior al 20% la cantidad de menores que se encontraban bajo el umbral de la pobreza o en riesgo de estarlo.
Según el informe de Save the Children, la violencia que sufre la infancia es prácticamente invisible. De hecho, destaca que no fue hasta 1987 cuando se prohibió el uso del castigo físico en las escuelas y en 2007, “dieciocho años después de la ratificación en España de la Convención de Derechos del Niño y tras numerosas peticiones del Consejo de Europa y del Comité de Derechos del Niño, cuando se prohíbe el castigo físico en el hogar”. Según los datos del CIS de 2005 el 59,9% de las personas encuestadas estaba muy de acuerdo con la afirmación de que “un cachete a tiempo evita males mayores”.
No son pocos los estudios que la propia ONG ha publicado en los últimos años. Una de las medidas principales es la aprobación de una Ley estatal que intente proteger a niñas y niños de las diferentes formas de violencia que existen. A pesar de haber suscitado el beneplácito de los partidos políticos, la situación de interinidad en la que se encuentra el Ejecutivo desde hace demasiado tiempo a dejado el proyecto en una lenta espera que todavía no tiene visos de aclararse.
Por no hablar del tabú del abuso sexual, otra realidad escondida tras capas y capas de negación. Tanto que desde 1994 no se ha hecho ninguna encuesta oficial sobre violencia sexual sufrida por la adolescencia y la infancia, según Save the Children.
A pesar de la recomendación de la ONG para que la educación afectivo-sexual entre en las aulas como uno de los mejores antídotos para evitar este tipo de situaciones, continúa siendo polémico el traslado a los centros, a pesar incluso de que, según la encuesta del CIS comentada más arriba, el 68,5% de los encuestados cree que la infancia entre los 5 y los 12 años debería recibir educación sexual. Bien es cierto que de este porcentaje, el 84,3% cree que debería ser por parte de la familia mientras que es el 63,4% el que opina que debería ser por parte del profesorado.
Una educación afectivo-sexual en la que también entrase cuestiones relacionadas con las diferencias de género y la violencia machista, uno de los temas que más preocupa a los jóvenes participantes en el Barómetro de Unicef. De hecho, es el tema que más les preocupa hoy por hoy.
Qué preocupa a la infancia y la adolescencia
Unicef hizo público ayer un barómetro en el que ha recogido la opinión de niñas, niños y adolescentes mediante cuatro grupos de discusión en diferentes partes del país. Se ha realizado con una encuesta en 133 centros educativos y han participado 8.598 personas de entre 11 y 18 años.
Entre los temas que más les preocupan se encuentran las desigualdades de géero, el machismo y la violencia machista; el terrorismo; el hambre y la pobreza en el mundo; el racismo; las desigualdades económicas, el descenso de la calidad de la sanidad, o el deterioro del medio ambiente y el cambio climático.
Casiel 60% cree que la situación económica y política estatal es mala o muy mala y creen que a los políticos (en algo más del 80%) solo les interesa el dineto. Algo menos del 20% creen que son de fiar.
Entre las instituciones que les ofrecen más confianza se encuentras las y los científicos, los centros educativos, las oenegés y los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Al final de la lista están los partidos y los políticos, el Gobierno del Estado y los sindicatos. También los representantes religiosos o el rey.