Investigadores del grupo LIFE (Physical Activity, Fitness and Health) de la Universitat Jaume I (UJI), junto con investigadores del Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla-La Mancha, han concluido que existe una asociación negativa entre las actividades basadas en la pantalla, concretamente el tiempo viendo la televisión o jugando a videojuegos, y el rendimiento académico en niños y adolescentes.
El estudio, que analiza 5.599 artículos científicos, sugiere que este efecto negativo del tiempo pasado ante la pantalla sobre el rendimiento académico parece mayor en el caso de la etapa de la adolescencia que en el período de la niñez.
No obstante, no es la cantidad de tiempo total la que se asocia con el rendimiento académico, sino el tipo de actividades que se realizan ante ella y que refuerzan la necesidad de investigar de forma individual qué clase de actividades de pantalla se realizan.
Publicada en JAMA Pediatrics, la investigación recalca que cada actividad basada en la pantalla debe analizarse individualmente por su diferente asociación con el rendimiento académico, en particular la visualización de la televisión y los videojuegos, que parecen ser las actividades que influyen de forma más negativa en los resultados en la escuela o instituto.
Llamamiento a docentes y sanitarios
El trabajo analiza la asociación del tiempo o la frecuencia de uso del ordenador, internet, móvil, televisión, videojuegos, así como el tiempo total de pantalla, con indicadores de rendimiento académico globales en las áreas de lenguaje y matemáticas.
Los autores hacen un llamamiento a los profesionales de la educación y de la salud pública para que consideren la supervisión y la reducción de estas actividades como estrategias para mejorar el rendimiento académico en niños y adolescentes. “Es fundamental tener en cuenta el contenido y el propósito del uso de los dispositivos con pantalla porque ambos podrían influir fuertemente en la asociación analizada”, explica Mireia Adelantado-Renau, investigadora de la UJI.
El equipo ha incluido en la revisión sistemática 58 estudios transversales, de los cuales 30 se han incluido en el metaanálisis, después de haber identificado casi 6.000 estudios publicados entre 1958 y 2018. Los estudios elegidos involucraban a 480.479 participantes de 4 a 18 años de 23 países. El trabajo se ha llevado a cabo siguiendo el modelo PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses).