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Hace unos días el Gobierno británico hacía públicos los datos estadísticos de impacto de la pandemia en centros educativos. El National Education Union, sindicatos para el personal docente de Reino Unido, publicaba una nota de prensa en la que, utilizando estas cifras de la Administración de Boris Johnson, denunciaba que la Covid.19 tenía una mayor incidencia entre el profesorado que entre la población en general.
Pocos días después, Portugal decretaba dos semanas de vacaciones obligadas en el sector educativo para intentar frenar el aumento de contagios en todo el país, provocado en buena medida por la cepa inglesa del virus.
En España, según fuentes del Ministerio de Sanidad, se conocen los datos de indicencia de la pandemia de manera desagregada, es decir, cuántos maestros y profesores se contagian y cuántos alumnos y alumnas. Las comunidades autónomas recogen las cifras de esa manera pero el Departamento de Salvador Illa ha decidido no publicar en sus informes semanales los datos desagregados. Estas mismas fuentes consultadas por este periódico no aclaran el motivo de esta falta de información.
Los datos publicados por Sanidad el viernes 15 de enero señalaban un total de 11 brotes detectados en centros educativos a los que se asociaban un total de 84 personas contagiadas. El pasado viernes los brotes habían pasado a ser 95 y el número de personas contagiadas detectadas en los centros fue de 424. En estas cifras hay que tener en cuenta el retraso de la apertura de centros en la Comunidad de Madrid hasta el pasado miércoles 20 de enero, como también lo ha habido en Castilla-La Mancha.
Preguntado el Ministerio de Educación por la posibilidad de un cierre de centros educativos, como desde el inicio de la pandemia, remite esa posibilidad al de Sanidad, Departamento que no aclara información alguna al respecto.
Según la nota de prensa del National Education Union, en Inglaterra los datos dicen que el profesorado, así como el personal de apoyo a la docencia, se contagia en mayor medida de Covid-19 que el común de la población hasta dos veces. Les pasa con más frecuencia a las y los docentes de primaria y, sobre todo, de educación especial. Según recoge el sindicato docente inglés, «en promedio, la tasa de infección por COVID es 1,9 veces mayor entre los maestros de primaria y secundaria que la población general. Es 2 veces mayor para los maestros de escuelas especiales» y para el personal de apoyo «la tasa de infección por COVID es tres veces mayor en las escuelas primarias y casi siete veces mayor en las escuelas especiales».
La falta de datos desagregados o fiables ha sido una de las criticas más importantes en los últimos meses en relación a la labor que realiza el Ministerio de Sanidad en colaboración con las administraciones autonómicas. Como también lo es la política de cierre o confinamiento de aulas, que afecta de manera importante en las cifras que se dan tanto desde Educación como desde Sanidad. Como explicaba Francisco Javier Pérez, docentes y experto en riesgos laborales, en España solo existe la posibilidad de confinar un aula entera en el caso de que se produzcan varios contagios en ella y, además, el alumnado no lleve mascarilla. Esto solo puede ocurrir en las etapas de infantil y educación especial. Pero el cálculo del estas aulas cuando se dan las cifras se engloba en el total de aulas y centros existentes (de primaria, secundaria, bachillerato…), de manera que, como ha afirmado la ministra Isabel Celaá en varias ocasiones, nunca se ha llegado a confinar siquiera el 2% de las aulas.
A esto se sumaría que si un alumno tiene el virus y es asintomático, puede llevarlo a su casa y contagiar a su familia de manera que el brote se relacionará con el núcleo familiar y no con el centro de estudios.
El desconocimiento de las cifras de personal docente contagiado y confinado por contactos estrechos hace muy difícil, por no decir imposible, el ajuste de los protocolos que manejan hoy por hoy los centros educativos de todos el país, vigentes desde el verano a pesar de las muy diferentes circunstancias en las que se encuentran hoy por hoy estos espacios.
A toda esta situación de falta de información clara sobre el impacto por sectores de la pandemia en el sistema educativo se suma el hecho de que el personal docente tampoco tiene una fecha clara de vacunación en los próximos meses o semanas. Algo que vienen reclamando los sindicatos del sector desde hace tiempo.